- Historia y Poder
Nunca como ahora tenemos la oportunidad de revalorar lo que hizo nuestro pueblo a través de los siglos.
Zona de peligros, de alucinamientos verdaderos, de maravillas por su valor, su destreza, su heroísmo.
La constante ha sido escribir, cronicar, estudiar y publicar su historia y desde temprana edad, nuestra ciudad y estado tuvo a sus cronistas detallando todo movimiento, siendo don Elías Amador el maestro de maestros y con un estilo y rigurosidad muy peculiar.
De carácter afectivo el afán del historiador zacatecano por dar a conocer la gran cartelera, los cruentos episodios, los hechos en que se suscitaron rebeliones sangrientas, intervenciones extranjeras hasta en la cocina de los hogares proletarios, las revoluciones y las guerras, las exequias y honras fúnebres, las bodas del pueblo y de la alcurnia suntuosa, las epidemias, los adelantos en la tecnología, la luz, el agua, las cosechas perdidas.
A Zacatecas le encanta la fiesta. ¿A qué pueblo del mundo no?
Una explosión de sentimientos, todos entonando el Himno y el natalicio de los próceres, los ayuntamientos auspiciando kilos de honor y toneladas de culto a sus héroes, todos colocando el retrato del buen ejemplo en escuelas y oficinas públicas, haciendo veladas literarias y paseos vespertinos por los jardines, recordando a viva voz la vida y virtud de sus mártires y la solemnidad, el monumento, la medalla y la respetable procesión de las fuerzas vivas, y hasta el obsequio y la benevolencia a los presos y presas en las cárceles respectivas.
De todos modos todos quedaron asombrados, ubicados en la armonía de querer que los terruños como Guadalupe, Saín Alto, Vetagrande, Pánuco o Chalchihuites, Morelos o la Sauceda, Fresnillo o Calera, Valparaíso y Sombrerete, Río Grande y Nieves, todos juntos y al unísono, el pequeño homenaje en la fiesta escolar, el izamiento de los estandartes de los chinacates exigiendo la distinta actividad, el agua de Jamaica de a gratis, el palo ensebado y engrasado y arriba los regalos y las risas al vuelo de los fuegos artificiales, todo ello en un revuelo por estar juntos y quererse un ratito.
Serenata y garantía de cantar entonados, el cañonazo de ordenanza, las cuentas claras a la hora de repartir o la culpa o la querella y el cronista supo de buena fuente cómo se legitimaron los dolores y las alegrías, los compromisos del aniversario y el discurso de la traición a los ideales de la inmensa mayoría que era tener paz y bien. Tan sólo eso.
Todo esto me atrae tan solo para saludar a nuestro buen cronista de la Ciudad y del Estado Lic. Manuel González Ramírez por su cumple, tipazo de verdad y accesible, riguroso y veraz, amigo de la banda y generador de buenas noticias, honor a quien honor merece.
Estamos en la hora exacta y en el lugar propicio para que la población entera se vuelque en conocer su misma historia y se sienta orgullosa y aprenda a no repetir los errores, a si inculcar que los adelantos se pueden repartir para todos sin que nadie ose en el egoísmo quedarse con lo que les pertenece a las mayorías y seguir festejando lo que se deba, leer y escribir con afán y alegría y rescatar del olvido el esfuerzo y valentía de nuestros antiguos pobladores que juntos dieron su vida y su aliento por Zacatecas. ■
