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lunes, 27 mayo, 2024
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A corazón abierto: la donación de órganos en México

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Por: Rodrigo Reyes Muguerza • admin-zenda • Admin •

Mi licencia de conducir expiró hace dos días. Cuando acudí a renovarla una de las preguntas que más trabajo me costó contestar fue si quería o no donar mis órganos. Permítanme explicar por qué.

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Hace aproximadamente un año un profesor de economía me mostró un artículo escrito por Eric Johnson y Daniel Goldstein. Se trataba de un estudio sobre la donación de órganos en diferentes países. De acuerdo con los dos expertos, el mundo experimenta un déficit de donadores. Para estudiar más a profundidad este fenómeno, el estudio recurre a analizar el porcentaje de conductores que deciden donar sus órganos en países europeos. La variación del porcentaje entre los países analizados es altísima. Mientras que en Dinamarca, Alemania, el Reino Unido y Holanda el porcentaje de donares oscila entre 4 y 28 por ciento, en países como Austria, Francia y Suecia este porcentaje es prácticamente del 100 por ciento.

¿Por qué? Muchos, como yo, podrían inicialmente pensar que se trata de algo cultural. Por ejemplo, cuál religión predomina en el país o que tan cohesionado se encuentra el tejido social. Sin embargo, resultaría difícil pensar que la diferencia cultural entre países vecinos como Suecia (86% de donadores) y Dinamarca (4% de donadores) podría explicar tan amplio margen. No. Esta no es la explicación que los autores proporcionan. La diferencia es más sencilla de lo que pensamos y radica en la forma de preguntar si deseas ser donador.

En países con un bajo porcentaje de donadores, los conductores tienen que llenar una casilla para indicar que si desean donar sus órganos (como en México). Por otro lado, los países con un alto porcentaje de donadores tienen que llenar la misma casilla para indicar que no quieren ser donadores. Así de simple. Un pequeño giro en la forma de preguntar lleva a un país a tener un número altísimo de donadores que puedan salvarle la vida a un número similar de personas.

Dan Ariely, un economista del comportamiento, cataloga este tipo de situaciones como ilusiones de decisión. Es decir, incluso cuando pensamos que tomamos una decisión conscientemente, existen factores -como la redacción del formulario- que sesgan nuestras respuestas sin que nos demos cuenta. En mi caso todo se reducía a ese momento en donde tenía que decidir si quería o no ser donador. Quería ser yo quien tomara la decisión y no quién diseñó el cuestionario que estaba llenando.

La pregunta evidente fue si mis órganos (aunque ya fallecido poco me debería de importar) se usarían correctamente. Ya no se trataba de una cuestión cultural, o de la forma en que estaba redactada la forma, sino de una cuestión institucional. Recordé una noticia que escuché esa misma mañana en la radio. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) había realizado dos trasplantes de corazón en el mismo día. Al final – no pudiendo resistir más la presión de la señorita que esperaba le entregara las formas – decidí ser donador esperando que algún día mis órganos puedan ser de utilidad para quien los necesita.

Como quien sale de un examen para checar si tuvo bien o mal la respuesta decidí investigar un poco más sobre el tema, en especial sobre la noticia que había escuchado en la radio. Resultó ser que en lo que va del año el IMSS ha realizado 13 trasplantes de corazón (dos de ellos simultáneos), 106 de riñón, 167 de córnea y 11 de hígado. Además, desde mayo 2016 el IMSS empezó a programar operaciones los fines de semana. Tal vez esto resulte algo que debería ser común pero la realidad es que durante décadas era imposible programar una operación si no era agendada entre semana. Este tipo de acciones permitirán que los más de 26 millones de asegurados (número equivalente a la población de Australia) puedan ser atendidos más rápidamente. Al igual que cualquier operación complicada, la reestructuración y mejora de las instituciones requiere de un proceso de recuperación largo. Sin embargo, parece ser que la nueva dirección del IMSS ha empezado a realizar una operación a corazón abierto de la institución. El reto no es sencillo y también involucra a los ciudadanos. Es responsabilidad de todos cooperar en la mejora del sistema de salud.

Uno de los corazones trasplantados esta semana era de un joven de veinte años. Alguien que se encontró con el final antes de lo previsto. Gracias a ese héroe, alguien más podrá seguir recorriendo más kilómetros. Detrás de cada órgano, de cada litro de sangre o plaquetas que donemos se encuentra el bienestar y felicidad de familias enteras. Tenemos los medios para hacer llegar esa ayuda a las personas que lo necesitan. No existe pretexto, cultural o institucional, que nos orille a dejarnos llevar por la ilusión de la decisión. ■

 

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@rmuguerza

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