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lunes, 6 mayo, 2024
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Comprometidos y revolucionarios: los pillos de la UAZ

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO • admin-zenda • Admin •

En un capítulo reciente del programa Synergia, transmitido en red el 21 de octubre del presente año, su conductor, Marco Torres Inguanzo, invitó al M. en C. Francisco Javier Domínguez Garay para que explique el programa de “Sustitución de prestaciones” emprendido por el Lic. Alfredo Femat durante su gestión como rector y continuado por Domínguez Garay ya como rector.  Antes de entrar en materia recordemos dos condiciones bajo las que se rigen las relaciones entre la universidad y sus trabajadores. La primera es la cláusula 39 del contrato colectivo de trabajo UAZ-SPAUAZ, que dice: “Los derechos establecidos en este Contrato que favorezcan al Personal Académico son irrenunciables”, la segunda es que los derechos establecidos en ese contrato son “colectivos”, no individuales. Mantengamos estas condiciones en mente. El programa de sustitución de prestaciones fue, según nos dice Domínguez Garay, un proyecto, el único a nivel nacional, presentado a concurso por la administración de Alfredo Femat para que se le apoyara desde el gobierno federal. El dinero obtenido, dice Domínguez, es “dinero fresco” que entra a la UAZ. Ese recurso extraordinario, como lo son todos los dineros que ingresan a la UAZ vía proyectos del gobierno federal, se utilizó para “sustituir” las prestaciones que los docentes que ingresaron a la UAZ antes de 1991 pueden ejercer. No debía utilizarse para otra cosa; no se podía usar para pagar salarios o construcciones. En concreto, la prestación que se sustituye es la jubilación con cargo al presupuesto universitario. Los docentes que ingresaron posteriormente a 1991 ya no tienen esa prestación. Los beneficios para la UAZ de ese programa son, según Domínguez: 1.- Las prestaciones sustituidas ya las tiene ganadas el docente, y la UAZ deberá pagarlas se jubile o no, 2.- se pagaron esas prestaciones con recurso extraordinario, 3.- disminuirán  los pasivos laborales a futuro, 4.- se hizo un estudio actuarial y se determinó que se pagarían las prestaciones a 30 centavos por peso. Es claro para Domínguez que la última ventaja para la UAZ es una desventaja para los docentes, que fue remontada mediante las siguientes propuestas: A.- el dinero se entregará de inmediato y completo, B.-los docentes que sustituyan las prestaciones seguirán recibiendo todas sus prestaciones mientras estén en activo.  Al parecer, de nuevo según Domínguez, entrar a ese programa era cosa de universitarios comprometidos con la institución porque no es beneficioso para los docentes. Lo dice así: “uno lo hizo en vías de la institución, y porque uno no está pensando en jubilarse”. Y aquellos más comprometidos fueron los más cercanos a la rectoría. Vamos a argumentar que está explicación nos lleva a un dilema, que fue resuelto de manera que no benefició a la universidad. Antes conviene matizar la propuesta B que mencionó Domínguez. Según mostró el docente Miguel Álvarez Castro a uno de los autores de esta nota, una de las cláusulas del convenio de sustitución establece que no cobraran los beneficios que se les otorgan en la cláusula 41 fracción XI del contrato colectivo de trabajo UAZ-SPAUAZ (recordemos que es irrenunciable), sin embargo las cobraron hasta que en la presente administración les fueron retiradas. Bien, vamos ahora al dilema. De acuerdo al razonamiento de Domínguez el programa es beneficioso para la UAZ por las razones enumeradas, pero no es beneficioso para los docentes porque las prestaciones se les compran, aproximadamente, a una tercera parte de su valor. Para convencerlos se les ofreció no quitarles las prestaciones sino hasta que se jubilen. Para evaluar la propuesta utilizamos la siguiente distinción: un programa es “inmediatamente beneficioso” si, y solo si, durante su aplicación el valor de las obligaciones inmediatas, como el pago de nomina, disminuye significativamente. Diremos que es “beneficioso a largo plazo” si los resultados de su aplicación se ubican en el distante futuro. Un programa será “nulo” si sus beneficios se ubican en el “futuro inalcanzable”. ¿Dónde se ubican los beneficios del programa de Femat-Domínguez?. La respuesta la da él mismo: “…uno no está pensando en jubilarse”. Así que los beneficios del programa se ubican en el “futuro inalcanzable”, porque el supuesto ahorro no está disponible nunca para resolver problemas inmediatos, como el pago de nómina. El dilema es el siguiente: a.- o bien se obtiene un beneficio inmediato para la UAZ que le permite pagar obligaciones inmediatas (la nomina), y por tanto el docente no se beneficia, b.- o bien se beneficia el docente pero el beneficio para la UAZ se pospone, anulándose si nunca se jubilan. Es claro que los compañeros optaron por la opción que los beneficia a ellos, no a la UAZ, así que de ninguna manera se pueden denominar “comprometidos”, y lo hicieron pensando en que el beneficio para la UAZ nunca tuviera lugar, porque si se van hasta que mueran será la muerte la que provoque el beneficio, no el “programa de sustitución”, que se muestra entonces como irrelevante. Y debido a lo mostrado por Álvarez Castro el programa se incumplió, y quienes cobraron indebidamente son pillos que deberían regresar el dinero. El compromiso del presente rector se verá si cobra esos dineros o simplemente los perdona (como Tello a Alonso), ocasionando, ahora sí, una lesión al presupuesto universitario.■

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