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viernes, 24 mayo, 2024
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Contra la desaparición de personas en México

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Por: RICARDO BERMEO • Admin •

Combatir la desaparición es atacar una de las “claves” que mantienen la impunidad y la inseguridad actuales: reconociendo la dignidad de todas las víctimas.

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En un artículo anterior, ya había apuntado que el Movimiento Por Nuestros Desaparecidos en México (MPNDM, en adelante), podría considerarse como un tercer hito histórico, donde los familiares continuaban su arduo y difícil camino hacia la auto-organización, como sujetos sociales -y políticos-, capaces de plantear sus exigencias de verdad, justicia y reparación. Corrigiendo y ampliando, esa idea, habría que agregar como -hoy- se entrecruzan básicamente dos tendencias contradictorias: la fragmentación (inducida y/o reproducida), y la posibilidad de una respuesta organizada gracias a una creación ética y política democrática –autoinstituyente-, mediante “plataformas” capaces de potenciar las luchas de las víctimas, de los diversos tipo de violencias estructurales, articulándolas a través de proyectos y estrategias compartidas.

Constatamos una activa efervescencia de colectivos e iniciativas, más o menos fragmentadas por diversas razones, entre las principales: a) Una política estatal dirigida a capturar, neutralizar, o quebrar, las resistencias; b) otra, quizás decisiva, apunta a las dificultades que “desde abajo”  tenemos para instituir un nuevo imaginario político democrático capaz de engendrar un tejido asociativo, donde poner en práctica una empatía radical; otros modos de compartir; de comprometerse; de convivialidad; de hacernos cargos de los asuntos comunes, mediante la construcción de redes y/o de plataformas, donde podamos confluir diversos actores, para cambiar una situación que está intoxicando la sociedad que somos, acelerando procesos de descomposición/recomposición hacia regímenes políticamente autoritarios, y socialmente suicidas.

¿Podemos afirmar que la primera tendencia avanza, eclipsando a la segunda?

Para responder, iniciaré una exposición, desde dentro, como parte del MPNDM, de sus planteamientos más recientes, para seguir después con un análisis comparativo de todos los movimientos e iniciativas existentes y/o emergentes, en la medida en que representan a nuestro juicio, el germen, los embriones, a partir de los cuales, contrarrestar las tendencias regresivas, y las “confluencias perversas”.

La agenda para el 2016 plantea cuatro objetivos: fortalecer las estructuras organizativas MPNDM; concentrarse en una campaña legislativa, y post-legislativa, que garantice la mayor eficacia institucional posible en la búsqueda de las personas desaparecidas, y en la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición; mejorar las acciones de búsqueda de las personas desaparecidas, con una ley favorable -o sin ella-; y multiplicar la capacidad de incidencia pública, de legitimar socialmente nuestra lucha , contra este flagelo, de la desaparición forzada y/o por particulares, que continúa ocurriendo.

En cuanto a la ley, se han avanzado ya diversas reuniones con legisladores, presentando las propuestas del MPNDM, junto a cuatro iniciativas de ley registradas en el Senado, donde sobresale la iniciativa presentada por el Ejecutivo, que ha incorporado –ya- una serie de planteamientos apegados a los estándares internacionales, y lo que es importante, incluye aspectos del propio MPNDM, aunque faltan algunos puntos que desde la perspectiva del movimiento, son considerados como centrales, entre otros: 1) el reconocimiento de la responsabilidad inmediata y de autoridades, incluyendo las sanciones relacionadas con la desaparición de personas. Incluyendo todo el proceso: búsqueda, investigación, castigo, reparación, etc.; 2) a pesar de que recoge estándares internacionales, su parte orgánica mantiene algunas debilidades institucionales que pueden dar lugar a falta de capacidades institucionales para hacer operativa el sistema establecido por dicha ley. 3) en cuanto a los derechos de las víctimas, se debe prestar atención especial a la declaración de ausencia por desaparición, mal definida.

Un problema adicional, muy importante, es que esta Ley General, debe posteriormente a su promulgación, pasar por un proceso de aprobación de la legislación secundaria, incluyendo cada una de las entidades federativas, lo que obliga a estar atentos a todas estas fases del proceso, en la medida en que pueden afectar la normatividad propuesta, y/o su implementación, como está claramente demostrado con la experiencia -negativa- de la Ley General de Víctimas.

Por todas estas razones el MPNDM, se ha planteado como parte de esa agenda, un conjunto de acciones, vinculadas a tres ejes: el primero, ligado a la incidencia legislativa, foros regionales y locales con la participación de los familiares definiendo el contenido de la ley; presencia efectiva y/o simbólica, en los espacios legislativos; análisis comparativo de las diversas iniciativas; talleres en los estados sobre nuestras propuestas; apartidismo, que no se aprovechen los políticos, entre otras. El segundo eje, visibilización en la opinión pública, asertividad; revisión del presupuesto público; cuestionar el argumento de la cadena de mando y negligencias cometidas por las autoridades; denunciar violaciones a los derechos humanos de los familiares; crear material de comunicación para sensibilizar, y utilizar las redes sociales; alianzas con actores sociales y políticos a favor de la propuesta, entre otras. Y el tercer eje, el fortalecimiento del MPNDM, que abordaremos en otro momento.

¿Podemos hacer nuestra esta lucha?

Ver: https://www.facebook.com/coordinadorazacatecana.caravananacional ■

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