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miércoles, 8 mayo, 2024
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Hay una mafia internacional opositora a la democracia y al bienestar social

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Los procesos electorales son el escenario político en que pueden contrastarse los proyectos de sociedad. Pero, la derecha de México siempre tiene problemas para mostrarse con claridad, éstos se acrecientan cuando ocupa ganar adeptos electorales. No puede revelar que esencialmente promueve relaciones sociales injustas y de desigualdad. Dicho popularmente: la derecha defiende a los ricos. No puede decirlo a los que tienen menos; al contrario, deben ganarlos ideológicamente para que defiendan los planes de sus propios verdugos.

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Por otro lado, la derecha mexicana es un ente conexo a la derecha internacional y de los gobiernos de ellas. No es puramente ideológica o política, éstas expresiones sólo representan la producción, reproducción y permanencia de relaciones de explotación y desigualdad humana. Las une la cadena de “cooperación” simbiótica enfocada en la obtención y acumulación de riqueza por medios económicos, políticos, legales o hasta ilegales, como sucede con las actividades del narcotráfico. Ésto deriva, en los países que involucran, una fuerte oleada de violencia. Es el caso de México.

Por fortuna, están cambiando las relaciones tóxicas entre la sociedad mexicana con la de las naciones imperiales, no solo entre gobiernos. Dentro del país, también se registran nuevas relaciones entre las llamadas oligarquías y el resto del pueblo mexicano. Hay un reacomodo de la correlación de fuerzas entre las clases sociales. El fundamento más profundo está en la implementación del modelo del “humanismo mexicano”. Muchas expresiones políticas internacionales, como internas, corresponden a favor y en contra de esas modificaciones estructurales.

Parte de las relaciones tóxicas obedecen al proceso de acumulación de capital extranjero basado en actividades ilícitas (tráfico de armas, trata de personas, migración, drogas y órganos humanos). Para funcionar, ocupan que no paren. Pero también de actividades que, aunque lícitas, resultan perjudiciales para el desarrollo y la independencia nacional, como las actividades económicas extractivas que deviene siendo saqueo nacional (neocolonialismo), la apropiación y exclusividad (monopolización) de ramas estratégicas de la economía, tarea en la que jugaron un papel central a favor del extranjero los 6 gobiernos anteriores al de AMLO, quienes privatizaron áreas fundamentales.

También son muy tóxicas las relaciones que se establecen entre un país desarrollado con uno en subdesarrollo. En este tema, se encuentra en primer orden el progreso de las fuerzas productivas (ciencia y tecnología) en naciones desarrolladas que, desdoblado en medios de producción, deben comprar los países subdesarrollados y que terminan en una forma de explotación de un país por otro. En el caso del trabajador nacional hay una doble explotación: la que produce plusvalor al capitalista nacional, más el plusvalor que se apropia el capitalista del país desarrollado que, por hacer uso de medios de producción extranjeros, debe transferirle la burguesía nacional. Este proceso es colonialismo industrial.

Esto explica la solidaridad que del mundo realizan al PRIANRD (expresión político y electoral de la derecha) y a su candidata Xochitl Gálvez. Grupos políticos, corrientes ideológicas, gobiernos, personas e intelectuales de la derecha internacional  como vox de España, Bolsonaro, Macri, Milei, Vargas Llosa, Héctor Aguilar Camin, el rey de España; el secretario general de la OEA, Luis Almagro; la DEA, el Departamento de Estado de EEUU, Dina Baloarte, Daniel Noboa, Jeanine Añez Chávez, Felipe González, Leopoldo López, Henrique Capriles, Juan Guaido, Marko Cortés, Salinas Pliego, Claudio X. González medios capitalistas monopólicos de la comunicación, entre otros. Forman un todo orgánico del neoliberalismo. Por eso, Antonio Gramsci los llamó “intelectuales orgánicos”.

Desde la perspectiva de la derecha, al pueblo hay que ocultarle estas relaciones injustas y causantes de las desigualdades sociales. En los casos que no se pueda encubrir deben ser justificadas. A la par, debe inventarse una narrativa a su favor y otra en contra de las fuerzas transformadoras. Justo ahí nace la necesidad de mentir, difamar, calumniar, crear fake news y hacer intensas campañas de infodemia. Ese es el motivo poderoso que lleva a la derecha a intentar callar al presidente y desaparecer su mañanera, para hacer prevalecer su narrativa, impedir que los candidatos hablen de ciertos temas centrales que a ellos los destapan ante el electorado, como el de los programas sociales. En esas condiciones, el boicot a la buena información atenta contra las libertades y derechos, también contra la democracia.

Lo cierto es que los programas sociales, el control de la inflación, la apreciación del peso frente al dólar, el crecimiento económico, la disminución del empleo, el aumento constantemente anual del salario por encima de la inflación, la creación de grandes obras de infraestructura que impactarán muy pronto, la mejoría de las condiciones de la jubilación de los trabajadores constituyen parte neurálgica de la modificación de las relaciones sociales de producción, estadíos relevantes de la lucha de clases en México, avances de la lucha proletaria frente al capital nacional y extranjero.

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