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domingo, 19 mayo, 2024
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La 77 edición del Festival de Cannes desvela su programación

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Por: SERGI RAMOS •

La Gualdra 620 / Desayuno en Tiffany’s, mon ku / Festival de Cannes / Cine

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Hace aproximadamente un año les contábamos que la 76 edición del Festival de Cannes se había caracterizado por el peso de los “compañeros de viaje”, es decir los cineastas que habían desarrollado su carrera a la sombra de la Croisette, acumulando nominaciones y premios hasta llegar a una plena madurez y más allá. Ken Loach, Marco Bellocchio, Nanni Moretti, Wim Wenders o Aki Kaurismäki mostraron sus películas en la competición oficial, algunas de las cuales demostraron que la veteranía no suponía repetición o desgaste, sino una afirmación estilística a veces llena de vitalidad, como en el caso de los italianos Bellocchio y Moretti, o en la celebrada Las hojas muertas de Kaurismäki.

 

Una competición oficial con un ojo puesto en Norteamérica

Al repasar la selección de la 77 edición, que empezará el 14 de mayo, uno tiene la impresión de que el festival ha querido seguir homenajeando a sus veteranos, ciertamente en menor medida, pero oteando esta vez hacia el otro lado del Atlántico. Destacan ahí dos nombres que representaron en su día al llamado “Nuevo Hollywood”, una generación que aportó una nueva mirada para romper con el clasicismo de la edad de oro del cine estadounidense.

A los 85 años, Francis Ford Coppola presentará Megalopolis, realización de un viejo proyecto de superproducción situado en un futuro apocalíptico, tras la destrucción de una ciudad que bien podría ser Nueva York, con Adam Driver en uno de los papeles principales. El padrino de la familia Coppola competirá por su tercera Palma, tras Apocalypse now y La conversación.

Paul Schrader, conocido por haber coescrito numerosas películas de Martin Scorsese, mostrará por su parte Oh, Canada, historia de un antiguo desertor de la guerra de Vietnam, interpretado por Richard Gere. Schrader, tras la estimable The card player, vuelve así a indagar sobre los traumas causados por los conflictos bélicos de los Estados Unidos. Por último, el canadiense David Cronenberg, tras la decepcionante Los Crímenes del futuro, seleccionada hace dos ediciones, vuelve con The shrouds, cuya historia gira alrededor de un invento científico que permite hablar con los muertos.

El resto de la selección que opta a la Palma de Oro incluye numerosas proposiciones prometedoras de cineastas confirmados. Entre ellas destaca Emilia Pérez, la producción franco-mexicana del francés Jacques Audiard, ganador de la Palma en 2015 con Dheepan. La película se enfrenta al tema del narcotráfico a partir de una propuesta arriesgada que rompe con las fronteras del género en todos los sentidos. Un narco decide esconderse de la justicia, ocultando su identidad gracias a una transición de género, en un musical con aires de thriller protagonizado por Karla Sofía Gascón, Selena Gómez y Zoe Saldaña.

Entre las producciones francesas seleccionadas, destacan La plus précieuse des marchandises, de Michel Hazanavicius, director de The artist, y Marcello mio, de Christophe Honoré, con otro planteamiento singular: Chiara Mastroianni, hija de Marcello Mastroianni, decide ponerse en la piel de su padre hasta asimilar plenamente su identidad.

Estaremos atentos a Kinds of kindness, la nueva cinta de Yorgos Lanthimos después del éxito de Pobres criaturas, también con Emma Stone, así como a las experimentaciones del portugués Miguel Gomes en Grand tour, o a Limonov – The ballad, del ruso Kirill Serebrennikov, que encandiló a Cannes en 2018 con Leto, su retrato del nacimiento del rock tras el telón de acero. Esperamos también el Motel Destino, del brasileño Karim Aïnouz, después de la poco inspirada Firebrand, presentada el curso pasado. Y la competición oficial marca también el regreso a la ficción del chino Jia Zhang-Kie, después de la extraordinaria Ash is the purest white en 2018.

Un jurado apto para todos los públicos

La competición oficial tiene buena pinta, y el festival se marca como objetivo encontrar una película que pueda reeditar la onda expansiva de Anatomía de una caída. La película de Justine Triet triunfó por sorpresa y ha ido acumulando éxitos de crítica y público por allí donde ha pasado, hasta llegar a los Oscar en Hollywood. Para cumplir esa misión, el jurado de esta edición presenta un perfil extrañamente comercial. La presidenta Greta Gerwig, después de la realización de Barbie, ha alcanzado el término medio entre el cine mainstream y el cine independiente en el que dio sus primeros pasos. Junto a ella, el realizador Juan Antonio Bayona, el único español en haberse hecho un hueco en superproducciones como Jurassic World: Fallen Kingdom o la reciente La sociedad de la nieve, para Netflix.

Los acompañan los actores Omar Sy, antiguo humorista televisivo reconvertido en estrella global gracias a éxitos populares como Amigos intocables o la serie de Netflix Lupin; Eva Green, protagonista de un James Bond y de la nueva adaptación literaria francesa con vocación de mercado global, Los tres mosqueteros, o Lily Gladstone, protagonista de Los asesinos de la luna de Scorsese. Un perfil marcado por el mainstream, en el que Hirokazu Kore-eda, realizador habitual de la competición, parece erguirse en solitario para izar la bandera del cine de autor.

 

Una cierta mirada, laboratorio de Francia y el mundo

Como en la anterior edición, el festival pretende compensar la presencia de cineastas ampliamente reconocidos en la competición oficial con la selección de Un certain regard (“Una cierta mirada”), abierta a cineastas noveles, pero también a contribuciones provenientes de países con poca tradición cinematográfica, lo que los franceses llaman “cines del mundo”. La selección de 18 películas cuenta con ocho óperas primas, con la novedad este curso de que la mayoría son francesas, como Le procès du chien de la actriz Laetitia Dosch, y que incluye una presencia significativa de cine africano y asiático, como Hu Guan, exitoso realizador en China.

La apuesta del festival por hacer de esta competición una sección teóricamente arriesgada, ha llevado en las últimas ediciones a meter algunas películas con calzador, en particular francesas. Esa política, algo errática, se ha visto eclipsada por el buen trabajo de las competiciones paralelas, en particular la Quincena de los cineastas, que lleva demostrando desde hace algunos cursos un criterio de selección admirable para el descubrimiento de nuevos talentos.

Fuera de competición se ha programado El segundo acto, la última comedia del hiperproductivo francés Quentin Dupieux, con su humor absurdo que parece conectar con el público global, así como el retorno de dos veteranos de la pantalla, el estadounidense Kevin Costner y el australiano George Miller, con un nuevo episodio de su saga Mad Max.

 

El español, relegado a las competiciones paralelas

A estas alturas, se hace patente la nula presencia de realizadores hispanohablantes en las dos competiciones oficiales del festival, que en el curso pasado habían sido ya relegados a las secciones fuera de competición, como le ocurrió a Amat Escalante, entre otros nombres de prestigio.

Esta vez, ha sido necesario sumergirse en las competiciones paralelas para encontrar cine en español. México está sólo representado desde el cortometraje, aunque doblemente, en la Semana de la crítica. En la competencia de cortos, la estadounidense Marinthia Gutiérrez Velazco, criada en Tijuana, presenta Ella se queda, un corto ambientado en la noche de la ciudad bajacaliforniana. Además, como cada edición, incluye la invitación del Festival de Morelia y su programación de cortos, realizados en esta ocasión por María Almendra Castro Camacho, Juan Pablo Villalobos Díaz y Matthew Porterfield con Nicolasa Ruiz.

A pesar de que Thierry Frémaux, delegado general y cabeza visible del festival, tuvo unas palabras para la crisis que vive el cine argentino por culpa de Javier Milei, este país está sólo representado en las competiciones paralelas, con Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Rosselli, realizador de la interesante Mauro en 2014, Los domingos mueren más personas, primer largometraje de ficción del actor Iair Said y Simón de la montaña, de Federico Luis.

También está presente Colombia, con Mi bestia, de Camila Beltrán, largometraje de corte fantástico, así como la última obra de los chilenos Cristóbal León y Joaquín Cociña, Los hiperbóreos, en la que repiten la mezcla de técnicas de animación con imagen real que practicaron en su inquietante largo anterior, La casa lobo. España también ha encontrado refugio en las secciones paralelas, con Volveréis, de Jonás Trueba, quien ha recibido cierto reconocimiento crítico en Francia con sus últimas películas, así como Elena López Riera, con su mediometraje Las novias del sur.

Además de estar representadas en la competición oficial, Brasil y Portugal cuentan también con presencia en las competencias paralelas. El portugués Paulo Carneiro ha sido seleccionado con A savana e a montanha, los brasileños Eryk Rocha y Gabriela Carneiro da Cunha con A queda do ceu, y Marcelo Caetano con Baby.

En definitiva, una selección que, más que en otras ediciones, muestra un cierto equilibrio entre los pesos pesados y las promesas de nuevos descubrimientos.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra620

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