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jueves, 23 mayo, 2024
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La fiesta aburrida de los candidatos

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Por: QUITO DEL REAL • admin-zenda • Admin •

■ El son del corazón

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Es muy difícil afirmar que la ciudadanía zacatecana, sobre todo la franja de los más jóvenes, ve con simpatía los movimientos y desplantes ensayados por los candidatos de los diversos partidos de la localidad. Por un lado, cuenta la vejez discursiva de los pretendientes a la gubernatura del estado, que nada dice del mundo que van a transformar ni de sus herramientas con que efectuarán la gran empresa; por el otro, nos inquieta la mirada aguda de un sector juvenil que observa más allá de las pantallas de los IPhones, y que aprendió a opinar sin tapujos, a usar las redes sociales, y aún a cuestionar al personaje más sagrado.

El contraste parece irrelevante, pero ahí se concentra la esencia novata de los políticos de nueva creación: si no escuchan lo suficiente a la parte fresca de la sociedad, podríamos asegurar que tampoco reconocen los problemas del resto.

No sé a usted, pero a un servidor, curioso de abrir diariamente las páginas de los diarios locales, le da cierta pena observar las ruinas conceptuales, el poco conocimiento histórico y social, y la mentira sobre la que está montada la nueva generación de políticos que amenaza, horror, con apoderarse del estado en los próximos 10 años.

Los zacatecanos viven una pesadilla que, en poco tiempo, se convertirá en tragedia; hasta el momento, no existen indicadores que nos pongan optimistas, en relación con la excepcionalidad y la certeza de las buenas nuevas, atraídas por uno o tal candidato.

 

¡Paso a la jumentud!

Estas ruinas, advertidas con ironía por los jóvenes que plasman sus opiniones en los diarios locales, no tienen remedio a corto plazo. Ellos lo tienen claro.

He aquí las declaraciones de algunos jóvenes críticos, acerca de los candidatos y las elecciones de gobernador del próximo julio. Dice una estudiante de la U de Durango: “Para mí es lo mismo, mejor no doy mi voto. Si los jóvenes no votamos es porque hay desinterés, porque en todo el país se cometen prácticas de corrupción. Por lo mismo, los adolescentes no quieren ser parte de esa corrupción”. Un muchacho afirma: “Tal vez escuchan las peticiones de la ciudadanía, pero sólo cuando andan en campaña y para pretender hacer creer a las personas que les interesan sus problemas. Pero después hacen lo que les viene en gana”. Daniela, de 18 años, dice: “La población está dolida, votaron y no se les cumplió, pero los jóvenes debemos tomar iniciativas para cambiar esto y para ello podemos usar las redes sociales”.

¡Atención, señores! ¿Qué quiere decir esto?  Que el libreto de la política zacatecana es apenas un breviario de dos, tres palabras, de conceptos que mueren en cuanto salen a la luz pública. Que el pueblo no aprende del discurso tembleque, reiterado por los nuevos rostros de la política regional. No hay desarrollo político, ni análisis ni reflexión; no hay planteamientos de peso ni hombres cubiertos con las armas de la crítica, del buen decir y del trabajo fabril, dispuestos a irrumpir como partisanos contra la adversidad en que vive el estado.

¿Cuánto podremos avanzar con estas cabecillas sonrientes, de dentaduras blancas y parejas, con esos rostros saludables y aseados que levantan incisivamente el dedo pulgar ante el amago de las cámaras y los selfies? Muy poco. Todavía menos si los candidatos llegan sin una reflexión atrayente, y sin la discreción y modestia que merecen los problemas de largo trazo.

Vea usted si no: el joven Monreal, para darle lustre a su linaje, acaso sintiéndose la segunda edición del Devoto Más Sumiso del Santo Niñito, se soltó con un grupo de declaraciones, finalmente 4 propuestas, para rescatar al estado. Son las mismas; esas cantaletas ya las hemos escuchado. Pero eso no es lo más interesante. Lo que importa en verdad es que, después de revertir unas semanas críticas contra las autoridades electorales, David comenzó su campaña con ímpetu ranchero, con un renovado espíritu de hombre providencial, desafecto a las ideas de altura y a las propuestas de la ciencia.

 

Una gran experiencia desaprovechada

Los candidatos a gobernador parecen dispuestos a competir por el premio Los Fanfarrones del Año. Tiran netas por doquier sin que se les recoja el alma; cada uno cree tener la idea, el concepto, la salida, la receta, la propuesta, etc., que no representa más que un condensado de ocurrencias, y puntos de vista sesgados y dispersos.

No han preguntado con humildad a los que más saben acerca del estado; ni de relajo se han acercado por los cubículos de los estudiosos ni han charlado con los miembros inteligentes de los círculos ciudadanos más sabios y comprometidos.

En los últimos días aparecieron al público verdaderas propuestas, realizadas sistemáticamente con lo mejor de las herramientas analíticas disponibles de desarrollo regional y de pensamiento municipalista, con amplios fundamentos estadísticos e interpretaciones probadas por el tiempo.

Un grupo de ciudadanos presentó un documento rico en alternativas y visiones; ciertamente, este texto tiene que pasar aún por la criba de la continuidad analítica y las pruebas de campo. Con todo y esto, no creo que algún candidato se acerque al propósito sensible y a la nueva percepción  de estas personas atentas de su región.

Otro estudio, elaborado por gente reconocida desde hace más de ¼ de siglo, por la calidad de sus estudios regionales, apareció con una diversidad de nuevas tesis y reflexiones, y con importantes  adendas, reconocidas por la calidad de su información de campo. Ellos realizan textos y mantienen sus propias ediciones desde hace años; convidan a especialistas de otras partes y promueven a sus alumnos en las lides de la investigación. En la actualidad, sus aportaciones son prácticamente imbatibles.

Es decir, existen esfuerzos alternativos, impulsados por ciudadanos y académicos, que van más allá de las rancias propuestas de los partidos políticos y sus asesores. La novedad de estas tesis se sostiene con su diálogo abierto, incluyente y democrático. Sus características las definen, de entrada, orientadas a la aplicación de campo y no sujetas al manoseo característico de los políticos, sobre todo de los improvisados y de reciente creación.

Si nomás van a pifiar, mejor no vayan

Oso Medina les insistió con su pesada sabiduría a cuestas, en un programa de radio, a los imberbes representantes del PRI y del PRD: “No es conveniente hacer un debate con 7 candidatos a la vez”. Esta afirmación, harto probada en muchas reuniones con grillos de verdad, fue respondida por sus alternantes con el desdén de quien desea aparecer muy corrido y bien calado. Dijeron: “No cabe en nuestra filosofía ser excluyentes con ningún partido”, o algún disparate así, y buscaron lucir como ángeles justicieros y democráticos. Se quisieron legitimar con el supuesto resbalón de José Luis.

Pero  Luis Medina tiene razón. Con siete, nadie discute de algo serio y concreto; a lo más, sólo se dejan testimonios. Nada es igual sin el reposo que merecen las ideas políticas. Siete nomás sirven para el chacoteo y la quermés.

Creo que la cajetearon los otros dos invitados de Juanito Gómez. Consideran que una larga experiencia en las filas de la izquierda y la democracia, les es prescindible. Pero tantéenle. Sostengo que Medina Lizalde tiene razón. ■

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