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jueves, 23 mayo, 2024
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Hasta siempre Ché Guevara

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Por: DANIEL SALAZAR M. •

Transcurría el mes de junio de 1928 cuando Ernesto Guevara de la Serna vio la luz por primera vez en su natal Rosario. Era el mayor y el más inquieto de los cinco hermanos que componían aquella singular familia de clase alta. El origen distinguido de su aristocracia argentina, muy pronto quedó atrás para dar paso a una de las figuras más sobrias y emblemáticas del siglo 20. Su obra revolucionaria posterior, su pensamiento y congruencia incorruptible, despertaron la inspiración universal de las juventudes: El Ché se había convertido en un símbolo de la rebeldía mundial y en un referente imprescindible de las luchas contra la injusticia…

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Cuarenta y siete años han pasado desde su deceso y aunque hoy, todo parezca indicar que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba mantendrá su curso, no será fácil olvidar que el Ché fue asesinado por órdenes de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana. La CIA había dado instrucciones de quererlo muerto pero sin que le disparasen a la cara; lo quería con el rostro reconocible para exhibirlo como trofeo y acabar con la leyenda. Pero el imperio no logró su propósito. En el mundo entero, ríos de tinta fluyen hasta nuestros días con su nombre y su imagen inmortales.

Toda vez triunfada la revolución cubana, el Ché –un internacionalista de cuerpo entero– continuó dando muestras de congruencia. Dejó el Caribe y salió de ahí en 1965 con el sueño de extender aquella revolución. Se dirigió al continente africano, estuvo en el Congo, en Tanzania y luego en Praga donde -ahora se sabe- redactó o sistematizó (entre 1965 y 1966) la mayoría de sus apuntes económicos y filosóficos. Estudioso y crítico hasta el final de sus días, dos textos de Trotsky sobresalían de entre lo que sería su último equipaje.

Documentos inéditos facilitados por su viuda Aleida March, revelan estos y otros aspectos que reafirman al Ché visionario que conocemos. “Él supo anticipar el fracaso del socialismo soviético 25 años antes de la desaparición de la URSS y fue un hombre que luchó no solo contra la interpretación estalinista de la historia, sino y sobre todo, que impulsó una lucha contra los dogmas que sitiaron al marxismo y pretendieron eliminar partes sustanciosas de él, entre las que se encuentra el humanismo marxista”.

El Ché amó su época porque como el mismo dijo “es su patria en el tiempo”. Prototipo del hombre nuevo, buscó con incomparable moral la liberación de la humanidad y a eso dedicó su vida y su muerte. “Ahora es un fantasma rebelde –dice Bensaid– que asoma en todas partes irradiando su ética inflexible en los desiguales caminos de la lucha revolucionaria. No es de los que creen que es posible cambiar el mundo sin tomar el poder y su obra y pensamiento constituyen, a juicio de muchos, la expresión latinoamericana del leninismo. . . “

Un elocuente Fidel Castro supo honrarlo con la palabra en el 40 aniversario de su muerte: “Resulta un fenómeno incomprensible para los que siempre lo quisieron muerto, que el Che viva más que nunca y que se multiplique en las batallas por la justicia y el cambio social de todo el mundo… 40 años después, se le encuentra en una marcha contra la guerra en Washington, en las protestas antiglobalización de la vieja Europa, en las luchas que hoy estremecen a Sudamérica. Vivo en el ideario de los pueblos que le hacen suyo y como factor de unidad en la diversidad de movimientos políticos y sociales”. Está más vigente que nunca –diría Evo Morales en aquella conmemoración– al mismo tiempo que se declaraba “guevarista y socialista ciento por ciento”.

“El Ché es la esencia misma de los pueblos, de sus anhelos, sus esperanzas. No es un mito, y por eso fracasan quienes apostaron y apuestan por la desmitificación del hombre, del guerrillero, del ministro, del internacionalista, del pensador, del orientador, el de la vanguardia a la cabeza de miles… Por eso sus victimarios nunca pudieron imaginar que muchos años después –en la misma geografía donde pretendieron matar su estirpe– se construya el socialismo del siglo 21…”.

Comandante Ché Guevara: “Aprovecha por fin para respirar y llenarte de cielo los pulmones. Donde estés, si es que estás, si estás llegando, será una pena que no exista Dios. Pero habrá otros, claro que habrá otros, dignos de recibirte…”  Qué más puedo decir “si el que asomó al futuro su perfil eres tú… Tú, guerrero para siempre”. ■

 

Fuentes: www.prt.org.mx / Bensaid / Benedetti / Milanés

 

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