31.9 C
Zacatecas
jueves, 23 mayo, 2024
spot_img

Los resultados del 24-M en España: una revolución democrática en curso (tercera parte)

Más Leídas

- Publicidad -

Por: RICARDO BERMEO •

En esta tercera entrega, recordemos brevemente que el régimen político español, fue el referente internacional de una transición, analizada y citada por una legión de especialistas de las ciencias sociales-políticas, durante décadas, como una transición de los regímenes autoritarios hacia las democracias, considerada como “modélica”. Incluso recuerdo a unos queridos amigos, que vivieron en Madrid, cuando elogiaban al sistema político español, “ejemplarmente democrático”, de una forma que resultaría desde el -aquí y el ahora- totalmente desencaminada.

- Publicidad -

En efecto, la crisis y su desastrosa gestión neoliberal (desde el 2008 a la fecha), permitió ir presentando -en toda su desnudez- las tramas de corrupción, sobre los que la oligarquía había levantado la obra negra de un régimen, cuya realidad  institucional -a los ojos de todo el mundo- se revelaría como “impresentable” y que sigue hundiéndose en medio de un olor de podredumbre persistente. Todo ello, gracias, sobre todo, a la “ruptura” de ese imaginario social (el de formar parte ya del primer mundo) realizada a través de un conjunto -históricamente complejo- de movimientos de resistencia y protesta, uno de cuyos momentos destituyentes más potentes (y también “constituyente”) fue el movimiento de las plazas, en 2011, que alimentaría -de múltiples formas- en las pasadas elecciones del 24 de mayo, las victorias electorales de las candidaturas municipalistas, que han transformado el panorama político español, y que ahora mantienen en vilo -no sólo a los españoles (afectará a Europa, e indirectamente, al contexto geopolítico global), de cara a las elecciones generales, a realizarse como sabemos, en noviembre de 2015… ¿Será el fin del bipartidismo?

Estamos ante un recambio de las elites, donde Podemos y la nueva clase política emergente vía los procesos municipalistas y autonómicos recientes, estaría sustituyendo progresivamente a las elites anteriores, con la consecuente desmovilización y desencanto, que podrían generalizarse, desactivando a toda una “sociedad en movimiento”, o bien, por el contrario, estamos verdaderamente ante una “revolución democrática” en curso, para utilizar las palabras de Ada Colau, activista y actual alcaldesa de Barcelona.

La cuestión que se ha convertido en nodal es la siguiente: ¿cuál es la estrategia política que permitiría que en lugar de un recambio de las elites, pueda potenciarse esa revolución democrática en curso?

Como es sabido, un nuevo actor (un tercero estratégico), formado por los nuevos y menos nuevos partidos políticos, donde Podemos juega un rol central, así como el conjunto de fuerzas que lograron presentarse a las elecciones municipales, y autonómicas, con resultados desiguales, aunque sus éxitos han significado un vuelco definitivo en la geografía política española.

Desde esta perspectiva, lo fundamental han sido las alianzas municipalistas entre movimientos sociales y partidos, junto a su capacidad de constituir nuevas alianzas políticas, que desembocarían en una elevada votación a favor de estas iniciativas llamadas -también- de “unidad popular”.

Un dato relevante surge de la comparación entre los resultados de las elecciones autonómicas y las municipales. Donde Podemos, se presentó solo, con su propia “marca”, obteniendo una votación que en promedio, representaría el 14% de la votación, una cifra más baja que la de los resultados obtenidos por las candidaturas de unidad popular, significativamente más alta, y sobre todo, con posibilidad de ejercer el gobierno de Madrid (con él 31%), Barcelona (con él 25%) y de otras cinco capitales de provincia (Coruña, 30%, Cádiz 28%, Zaragoza 25%, así como Santiago de Compostela y Oviedo).

De estos resultados se desprende según diversos analistas y actores políticos la ruta a seguir, pero Podemos sólo ha cedido parcialmente, pasando del “modelo jacobino”, una dirección que centraliza las decisiones, muy poco democrática, surgida de la asamblea general de Vistalegre en octubre de 2014, donde Pablo Iglesias y su equipo se impusieron con el método de las famosas “listas planchas” (el que gana se lleva todos los “cargos”), para mostrar -recientemente- su disposición de integrar bajo su “paraguas” a todas las otras fuerzas emergentes.

Pero eso no es lo que varios de los diversos actores municipalistas -y otros- consideran como la estrategia más inteligente, que a su juicio, debería pasar por una composición/articulación capaz de potenciar al máximo posible la radicalización democrática “desde abajo” de los sujetos sociales, capaz -también- de activar los procesos para devolver a esos sujetos sociales -y políticos- el control de sus vidas.

Ante la perspectiva de que Syriza se vea obligada a aplicar una política de austeridad con una cara humana (una austeridad de izquierda). Aún y cuando, Podemos pueda replantearse su estrategia y abrirse a una confluencia para las generales, y logrará –eventualmente-, ganar las elecciones, parece fundamental, retomado lo planteado por Antonio Negri a Pablo Iglesias, cuando le señaló la importancia central de la construcción de contrapoderes por -fuera de la representación-, único modo de derrotar al neoliberalismo a escala europea.

Ver: https://www.youtube.com/watch?v=BOpTvdOXF9U

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -