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viernes, 3 mayo, 2024
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El reto de Agustín Basave en el PRD

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Unos días antes de su toma de posesión como presidente nacional del PRD, Agustín Basave encabezó la presentación de su más reciente libro, La cuarta socialdemocracia. Dos crisis y una esperanza publicado por la editorial española Catarata. De la misma manera, el pasado viernes 4 de diciembre estuvo en la capital del estado de Zacatecas para atender una pesada agenda que incluyó una nueva presentación del libro, moderada por el maestro Juan Francisco Valerio Quintero que incluyó comentarios del Doctor Rodolfo García Zamora y de su servidor, además de la participación del propio autor. El primer pensamiento que me generó la lectura del texto fue que si los integrantes del Consejo Nacional del PRD hubieran leído y reflexionado la obra del aspirante a presidir su partido, probablemente hubieran pensado dos veces antes de darle el apoyo casi unánime que le otorgaron en la votación correspondiente. Veamos porqué.

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El hilo conductor de la argumentación de Basave es la tesis de que el desarrollo de la socialdemocracia internacional se puede dividir en tres etapas: la primera arranca desde finales del siglo XIX con los primeros planteamientos tímidamente revisionistas de la matriz ideológica marxista expuestos por Eduard Bernstein, y culmina al terminar la segunda guerra mundial y principios de la guerra fría en la segunda mitad de la década de los años cuarenta del siglo pasado, una vez concluida la escisión con el comunismo aglutinado por el partido comunista de la unión soviética (PCUS). La segunda etapa duró tres décadas y se caracteriza por los mayores éxitos de esa corriente política que encabezó la construcción de los estados de bienestar que garantizaron el crecimiento del bienestar material y de las libertades, y la disminución de las desigualdades en Europa principalmente, hasta que la crisis global del capitalismo de la década de los años setenta fue la coyuntura para que el neoliberalismo iniciara su ascenso hasta consolidar su hegemonía con el derrumbe de la URSS a fines de los años ochenta, y el arribo de Margaret Thatcher y Ronald Reagan a la conducción de Inglaterra y Estado Unidos; la tercera etapa iniciada entonces ya supera las tres décadas y los frecuentes movimientos de resistencia por todo el mundo pueden ser interpretados como señales de que ya pasaron los mejores tiempos del neoliberalismo, aunque no está maduro el nuevo paradigma que lo sustituirá y que Basave denomina como cuarta socialdemocracia.

El socialdemócrata Agustín Basave afirma que uno de los factores que hicieron posible la fortaleza abrumadora de la hegemonía del neoliberalismo sólo se explica por el error cometido por la dirigencia de la socialdemocracia, que en vez de resistir se derechizó, asumió las principales tesis neoliberales y compartió vicios como la corrupción, inherentes al capitalismo salvaje. Y que una consecuencia mayor de ese error fue el debilitamiento de los fundamentos de la democracia representativa, por la desconfianza de millones de seres humanos que no se sienten representados por unos sistemas de partidos uniformados por el pensamiento único neoliberal. Seguramente que este razonamiento clave estuvo presente cuando Basave redactó los pronunciamientos principales de su discurso de toma de posesión: los tiempos de los pactos ya terminaron y el combate a la corrupción y la desigualdad siempre estará presente en la lucha del PRD como una fuerza opositora clara y firme.

El reto principal del nuevo presidente nacional del PRD es lograr que el conjunto del partido, pero especialmente sus dirigentes nacionales, hagan suya la autocrítica y lo expresen en nuevas prácticas. Hasta la fecha ninguno de los dirigentes de las facciones internas dominantes ha abordado el tema para aceptar que la firma del pacto por México fue un error y que el vicio de la corrupción se desbordó entre sus propios integrantes. Podría pensarse que la propia invitación al externo Agustín Basave para que se hiciera cargo de la presidencia partidaria es una prueba de que la cúpula dirigente está consciente de su menguada credibilidad, y de que la recuperación de la confianza ciudadana pasará por generalizar la búsqueda de nuevas caras, sobre todo cuando se trate de postular candidaturas competitivas, pero eso es lo que está por verse pues la designación de Basave también pudo haber sido pensada solo para enmascarar los viejos y reiterados vicios.

El riesgo de que Basave fracase al enfrentar el reto señalado arriba, junto con la inexistencia de indicios de que en el PRI y el PAN exista algún afán regenerador, está en que demostraría que la clase política mexicana está muy lejos de aceptar la afirmación de Rolando Cordera expresada en la breve presentación incluida antes del prólogo del libro: “Urge una reinvención del Estado y una configuración democrática a partir de las cuales pueda gestarse una ética pública alimentada de compromisos con la igualdad, la fraternidad y la solidaridad entendidos como valores modernos e indispensables para asegurar una globalización de corte distinto al de la que actualmente vive su más profunda crisis.” Ojalá que el nuevo presidente del pueda expresar que superó ese reto.

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