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viernes, 3 mayo, 2024
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■ El Péndulo

¿Una cancha dispareja?

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

En su publicación de abril de 2024, la revista Nexos contiene una serie de textos tendientes a sustentar la tesis de que el actual proceso electoral transcurre en una cancha dispareja, construida por el gobierno encabezado por AMLO. Su esfuerzo para sustentar esa información inicia con un texto de José Woldenerg denominado “La regresión” que pricipalmente hace referencia a las distintas reformas políticas que dieron contenido a la llamada transición democrática de fines de 1978 al año 2000. 

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Llama la atención que el autor no hace referencia al hecho de que la primera reforma de ese ciclo inició con la respuesta positiva del gobierno de José López Portillo a la demanda de reforma política planteada en 1976, durante la campaña de Valentín Campa postulado por el Partido Comunista Méxicano como candidato sin registro a la presidencia de la república, ni de que los actores políticos de esa época, especialmente el PAN, estában muy cómodos en el régimen que excluía a las izquierdas mexicanas. Esta aclaración es importante porque durante los últimos dos años muchos participantes en el bloque opositor, empezando por Claudio X. Gonzalez, Denisse Dresser y muchos que se arrogan la representación de la sociedad civil, presumen una participación que núnca tuvieron en esa lucha. No son demócratas y núnca lo fueron, como lo demostraron al apoyar e incluso festejar, los fraudes electorales contra Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y contra AMLO en 2006, además de que nada dicen de un sistema de medios de comunicación electrónicos con una mayoría de conductores y comentaristas facciosos, que todavía hoy está generando noticias mayormente negativas de la campaña de Claudia Sheimbaum, como lo muestra el monitoreo del INE.  El texto de Woldenberg termina con un pequeño párrafo en el que denuncia la “pretensión presidencial de borrar del mapa mucho de lo construido” sin tomarse la molestia de demostrarlo. 

En otro texto, Ciro Murayama afirma que el mecanismo de sobrerrepresentación legislativa es una “trampa” que permitió a este gobierno tener en el Congreso más escaños de los que le dieron los votantes. No informa que el número de legisladores de Morena en 2018 y en 2021 fue determinado por el Consejo General del INE del que él mismo fue parte, en virtud de que tal “trampa”, la formula de asignación de diputados plurinominales que genera sobrerrepresentación, no es obra de AMLO sino que está contemplada en la normatividad electoral vigente desde hace décadas y siempre ha beneficiado al partido o coalición mayoritaria, pero solo hasta ahora la califica como trampa. 

Tampoco informa que en la iniciativa de reforma electoral presentada por AMLO en 2023 se propone reducir a 300 el número de diputadas y diputados, los cuales serían electos mediante el sistema de 32 listas votadas en cada una de las entidades federativas. La cantidad de curules que correspondería a cada una de las entidades federativas, se calcularían tomando en cuenta la población total del último censo general de población, dividiéndose entre 300 a efecto de obtener, en números enteros, el cociente de distribución, y el número de curules que corresponda a cada lista de partido sería directamente proporcional a los votos que obtenga, o sea, se elimina toda sobrerrepresentación. Esa reforma no fue ni discutida en el Congreso de la Unión por la negativa de los legisladores de oposición con el slogan de “El INE no se toca”.

En otro artículo se menciona que un árbitro y un juez débiles o capturados le van bien a quien tiene el poder, tratando de que se asuma como un hecho que ello ocurre ahora, pero todos sabemos que la mayoría de los actuales consejeros del INE provienen del sexenio anterior y el resto surgieron del procedimiento de insaculación y, además, que AMLO no participó en la designación de ningun integrante del TEPJF. 

En la revista mencionada y en otros medios, distintos comentaristas intentan demostrar que los programas de bienestar son el factor principal de  la “cancha dispareja” emitiendo juicios y expresiones que menosprecian a la población y la tildan de irracional, engañada o manipulada; como dice el Dr. Gerardo Esquivel: “Suponen que la relación entre programas sociales y votos está siempre mediada por el clientelismo, que si la gente manifiesta su deseo de votar por la candidata oficialista no es porque en realidad quieran hacerlo, sino por el temor a perder los apoyos económicos. Lo curioso es que, si acaso, la posibilidad de una relación clientelar es ahora menor que antes. Por un lado, porque AMLO promovio que los programas estén en la ley (incluso en la constitución); por el otro, porque a diferencia de lo que ocurría antes, ahora con la tarjeta del bienestar se han eliminado a los intermediarios en la dispersión de las transferencias gubernamentales. Antes, con Prospera/Oportunidades por ejemplo, una parte no menor de los recursos se entregaban en efectivo, mediante operativos que eran instrumentados en campo por funcionarios del gobierno en combinación con representantes comunitarios. Esto, por supuesto, se prestaba mucho más a la coerción política y al ejercicio clientelar de los programas sociales.

Por otra parte, los candidatos que ahora ofrecen cosas sin ton ni son parecen olvidar que la gente tiene memoria. ¿Por qué habrían de creerle en sus ofertas a partidos o a políticos que durante años no hicieron nada por ellos, que por décadas se olvidaron del desarrollo del sur del país, que se empeñaron en mantener estancado el salario mínimo?”

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