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jueves, 2 mayo, 2024
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Cinco (breves y posibles) razones para la alegría del pensamiento

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Por: David Castañeda Álvarez •

La Gualdra 249 / Quinto Aniversario

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1

No sólo pensar es triste, como propone Steiner, sino aburrido, furioso y alegre. Desde los griegos se dividieron los líquidos corpóreos (humores) que afectan al ser humano: colérico (bilis amarilla), flemático (flema), sanguíneo (sangre) y melancólico (bilis negra). Quien contiene, por así decirlo, un líquido en mayor proporción tendrá un modo de pensar determinado. Porque no sólo pensar es bilis estancada, sino una sangre móvil y dinámica, existe motivo de alegría, placer y felicidad.

2

Pensar te vuelve otro, como en aquellos juegos de infancia cuando uno simulaba ser un superhéroe o un animal salvaje. El arte como la filosofía (muchas veces la filosofía es un arte y viceversa) son ficciones supremas. Cuando piensas te transformas en otra cosa deseada. Y porque ser otro alivia el desasosiego, el pensamiento es una causa singular de alegría.

3

Pensar critica el mundo. Lo pone en crisis. Si hay una voluntad superior que dicta cómo deben ser las cosas, el orden, lo fastidios del día y de la noche, el cuestionar aquella atroz inercia provoca un pequeño goce con vistas a un mundo mejor. Pensar quiere lo mejor para el ser humano en tanto que es testigo hablante (o escribiente) y repudia, por ejemplo, la injusticia o la estupidez. La realidad es múltiple y polifónica, y eso es una causa de alegría.

4

Y en la multiplicidad y la polifonía, pensar une. Desde el fragmento (ontológico, discursivo, narratológico, poético, etc.) el pensamiento encuentra una vía de unión −comunión−, un sentido (aunque sea fingido) al no-sentido; una razón a lo absurdo. Pensar une realidades disímiles, algo que desde la antigüedad llamaban agudeza e ingenio. Dicha capacidad del pensamiento para juntar o leer con mayor apertura la realidad cotidiana genera ideas, formas difíciles del arte, sátiras, risas: la expresión formal de la alegría.

5

El pensamiento leve, esa levedad como la entendía Italo Calvino en las Seis propuestas, al contrario del pensamiento pesado (Hegel, por ejemplo), mantiene leve al hombre mismo. Mas no por ser leve es menos profundo (Bachelard, por ejemplo). La alegría del pensamiento mantiene las ideas y las imágenes cerca de los dioses.

 

Por ello, festejo el pensamiento y el espacio para su difusión: La Gualdra, madera y corazón del árbol, del papel y la tinta. ¡Larga vida y alegría a La Gualdra y los gualdreños!

 

*Zacatecas.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-249

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