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jueves, 16 mayo, 2024
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Pacto de muerte y apología del delito

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Lamentablemente hemos sido testigos como colectivo social, de algunos hechos ocurridos en la Ciudad Capital en los que dos adolescentes se han privado de la vida con tan solo catorce años, ambas tenían situaciones en común: eran amigas, vivían por el rumbo y estaban en la misma escuela y salón. Las chicas estaban en una etapa maravillosa de la vida pues comúnmente ya con catorce primaveras andan preparando la fiesta de quince años pero acá la cosa fue muy distinta. La situación que motivó quitarse la vida, tal vez se haya ido con ellas, no sé con certeza si fue alguna situación de manipulación o instigación al suicidio o algún trance emocional o conjunto de ellos lo que generó tomar una decisión tan absurda, tan inverosímil. Desde mi trinchera como Procurador de Protección de niñas, Niños, Adolescentes y Familia del Sistema DIF Estatal, puedo advertir sin embargo, que nuestras infancias y adolescencias requieren de mucha atención, de mucha comunicación y cuidado; debemos estar atentos como padres y madres de familia, al comportamiento de nuestras hijas e hijos, pues el trabajo diario, las diversas responsabilidades o hasta el tiempo que invertimos al celular, quita nuestra atención a las incipientes manifestaciones de que algo no está bien. Nuestra gran tarea como padres y madres de familia requiere de enfocar nuestros cinco sentidos para advertir alteraciones de conducta de nuestras infancias y adolescencias, ver si sus hábitos de comer o vestir, se están modificando y no solo por el tránsito a la adolescencia si no por otros factores externos. No crea Usted que ya cumplió con mandarlos a la escuela y comprarles el celular de moda, hay que estar conscientes de que en la institución educativa a la que pertenecen, tal vez haya venta de drogas o que tal vez en el recreo, contrario a comerse una torta, se esté consumiendo cocaína u otras sustancias, peor aún, que tal vez nuestros hijos e hijas, estén siendo manipulados por un malnacido que busca generarles dependencia a las drogas y tirar por la borda los sueños y anhelos de nuestras infancias y jóvenes, ya que una vez que se entra al mundo de las drogas o enervantes, el futuro de los jóvenes será ingresar a anexos o centros de rehabilitación, y recaer, ingresar, recaer y volver a ingresar; nunca serán los mismos, nunca. Hoy nuestros hijos e hijas están al margen de muchos distractores que afectan su normal desarrollo: escuchan narco corridos, ven narco series, la calidad musical es nefasta, las letras hablan de puras estupideces, hacen apología del delito y normalizan una determinada situación de violencia, tienen acceso indiscriminado a la internet en donde pueden ver mutilaciones, pornografía violenta, asesinatos y hasta suicidios. Cómo tutores o padres y madres, no debemos dejar entrar a nuestro hogar este tipo de calamidades, por el contrario tenemos que incentivar los valores en nuestra familia como normas máximas y, dentro de algunas reglas mínimas, evitar al máximo el uso del celular sobre todo en la comida y en la cena, pues debemos aprovechar la comunicación entre todos los integrantes de nuestra familia, incluyendo las abuelas y abuelos de quienes debemos aprender mucho. Recuerde estimado lector, trabaje mucho en familia sobre los siguientes valores: respeto, generosidad, amor, justicia, esfuerzo, responsabilidad, gratitud, tolerancia, paciencia. Por otra parte, quiero tocar el tema de la apología del delito que promueven las series de televisión o las plataformas, los corridos y otras formas indebidas de culturizar a nuestra sociedad. Para Pablo Sánchez-Ostiz, la apología del delito es un tipo legal sancionado penalmente en nuestro país y, se define como la exposición, ante una concurrencia de personas o por cualquier medio de difusión, de ideas o doctrinas que ensalcen el crimen o enaltezcan a su autor; la apología sólo será delictiva como forma de provocación y si por su naturaleza y circunstancias, constituye una incitación directa a cometer un delito. De acuerdo con Pablo Sánchez, en la medida que sean utilizados los medios informáticos para difundir las doctrinas que ensalzan el delito, la apología de delitos se convierte en delito informático, y en este sentido, son cada vez más numerosas las intervenciones frente a páginas Web que promocionan conductas delictivas como las mencionadas. La razón de ser de este delito está clara: la libertad de expresión no puede amparar la lesión de bienes jurídicos superiores, cuando la libertad de expresión se convierte en un instrumento al servicio de los que atentan contra la vida y la libertad, debe actuar el derecho penal. No dejemos que la falta de comunicación nos arranque de nuestra vida a nuestros hijos e hijas.

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