CANNES, FRANCIA. Concluyó el 68 Festival de Cine de Cannes. Cerca de 100 largometrajes y 50 cortometrajes fueron proyectados en las diferentes secciones del Festival, incluyendo las paralelas. A éstas se les suman casi mil exhibiciones en el mercado del cine restringidas a los profesionales de la industria.
Más de cuatro mil periodistas procedentes de 96 países estuvieron oficialmente acreditados. De ese total, la mitad son extranjeros y la otra mitad franceses. Y más de 31 mil profesionales de la industria del cine asistieron al mercado. Estas cifras, publicadas en la página oficial del Festival, son las estimaciones de la presente edición teniendo la referencia lo que sucedió en 2014.
El jurado
Joel Coen y Ethan Coen presidieron un jurado compuesto por Rossy de Palma (actriz), Sophie Marceau (actriz y directora), Sienna Miller (actriz), Rokia Traoré (cantante y compositora), Guillermo del Toro (director, escritor y productor), Xavier Dolan (director, escritor y productor) y Jake Gyllenhaal (actor). A primera vista todo normal, es gente del cine.
Pero el miércoles en una cena estuve sentado al lado del crítico de cine Michel Ciment (profesor honorario de París VII, presidente del sindicato de los críticos del cine y Caballero de la Legión de Honor y Oficial en la Orden de las Artes y las Letras de Francia). En la conversación señaló la parafernalia comercial en que se está convirtiendo Cannes. La prueba, ni un solo crítico de cine en el jurado: la mayoría es gente del star-system.
Ciment nos contó que en una cena le comentó ese asunto a Thierry Frémaux, delegado presidente del Festival. Éste respondió diciendo que los críticos y periodistas ya sólo eran transcriptores y copiadores de textos. Como si con este argumento consiguiera liberarse de las sospechas que hay en torno a las cuotas de proyección exigidas por las grandes productoras a cambio de apoyar el Festival.
México en Cannes y el IMCINE
En la Selección Oficial del Festival hubo dos largometrajes mexicanos: Chronic, de Michel Franco, en la Competición por la Palma de Oro; y Las Elegidas, de David Pablos, en Una Cierta Mirada. Hubo la coproducción mexicano-chilena de Marcia Tambutti Allende por su documental Allende, mi abuelo Allende. Además, participaron 40 cortometrajes mexicanos independientes en el Short Film Corner.
El Instituto Mexicano de Cinematografía tuvo su stand en el mercado del cine. Vinieron representantes de los Festivales del Cabo, Guanajuato y Guadalajara, y por supuesto los de Morelia, que tienen su espacio de proyección de cortos premiados en la Semana de la Crítica. Cada uno de ellos ofreció cocteles y algunas fiestas.
Del Imcine fue imposible obtener una declaración, “Estamos en veda electoral”, fue la respuesta dicha en algunas ocasiones en tono cortés, pero por lo general repetida, con la ya característica altanería de los trabajadores del instituto. Conste que no lo decimos sólo nosotros aquí. Más de un amigo de agencias noticiosas, EFE por ejemplo, saben que si tienen que hacer alguna cobertura con los mexicanos esperan ser tratados con cierto desgane. Vamos, que parece más una petición de limosna que una demanda profesional.
Pero es que el Imcine es atento con las personas “importantes”. Y todo su trabajo es por “el bien de la promoción del cine mexicano”, al menos ése es el discurso. Qué mejor prueba que el haber traído al chef internacional de cocina mexicana vanguardista Pedro Evia para montar la cena de apertura del Mercado del Cine en un evento con más de mil 500 comensales de alto nivel –directores, productores y distribuidores- en la lujosa Playa del Hotel Majestic. Evia ofreció un banquete lujosísimo de platillos de la región maya en la que fue una de las cenas más memorables durante el festival, a cargo, por supuesto, de nuestro país.
Por parte del Imcine, ya podrán imaginarse la respuesta, más bien el silencio total. De todo esto había para aventar parar arriba y lo mismo con la bebida, “México es bien conocido por sus fiestas. Ahí no hay crisis como en España. Nunca había visto una cena así”, me comentaron amigos periodistas que asistieron a la fiesta.
El Festival del Cabo y el de Guadalajara se presentaron bajo el modelo de goes to Cannes. Que consiste en organizar una proyección con algunos proyectos fílmicos seleccionados por apoyos de sus respectivas estructuras. Y después invitaron a un coctel en el stand del Imcine.
El Festival de Guanajuato, por su parte, invitó la happy hour del Short Film Corner. Durante dos horas en el bar de la Esquina se invitan algunas cervezas, cafés, aguas y refrescos a fin de promocionar su festival y al mismo tiempo destacar la presencia de los jóvenes mexicanos presentes en el catálogo de la Esquina. Ésta es la única acción que los chicos tuvieron de apoyo, porque por lo demás ellos se costean sus viajes. Y luego vienen con la oratoria del apoyo general de las instituciones oficiales, ajá.
Pero bueno, no nos amarguemos tanto. Esperamos que hayan disfrutado lo que les hemos escrito a lo largo de todo el Festival. Con el gusto de seguirles llevando más cine próximamente, sólo me resta decir: ¡Gracias!
