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jueves, 2 mayo, 2024
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Zacatecas: Descubrimiento y fundación, 1546-1548

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

Septiembre, el llamado mes de la patria, es también el mes en que nacieron mi hermano Rogelio y este aporreador de teclas, y en el que se festeja la fundación de la ciudad de Zacatecas. Se menciona 1546, el año en que el vasco Juanes de Tolosa descubrió los yacimientos argentíferos en las faldas del Cerro de la Bufa. Pero una cosa es descubrir y otra fundar. Ese mismo año se toma como el referente de la fundación del Real de minas de Nuestra Señora de los Zacatecas. Tengo para mí que ambos conceptos no son lo mismo. Entre las muchas acepciones de la palabra descubrir se encuentra la de “hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras o mares desconocidos”. Para los exploradores españoles las minas y piedras de plata de La Bufa eran desconocidas, no así para las tribus de zacatecos que habitaban en sus cercanías. Fundar, en cambio, tiene que ver con edificar materialmente una ciudad…estribar, apoyar, armar alguna cosa material sobre otra. En el año en que se descubren las minas de Zacatecas no se fundó el real minero. Los primeros solares, y la edificación de las casas habitaciones de los primeros vecinos que lo poblaron, ocurriría dos años después.

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Según el reconocido historiador P.J. Bakewell, después de librada la Batalla del Mixtón (1540-1542), siguió entre los españoles la fiebre exploradora que, en el imaginario, todavía medieval, seguía vivo el mito de encontrar las ciudades de Cíbola y Quiviria y El Dorado. Teniendo por centro de operaciones a Nochistlán, de allí partió Tolosa en agosto del año arriba citado, acompañado de un grupo de esclavos indios y españoles. Marchó junto a otro grupo en cuya cabeza iba “un cierto Miguel de Ibarra”. Sería éste, justamente éste, el primero en descubrir lo que se llamaría “la mina pobre que dicen de Miguel de Ibarra”. Pobre debido a lo desalentador que resultó por su escasa riqueza y poco valor. Habiendo llegado los exploradores al lugar, después de andar buscando un año, la dicha mina se descubrió en 1547. Tiempo después, tras cerciorarse de que las piedras con todo y no ser muy ricas, valía la pena regresar y seguir buscando, pues las muestras contenían un considerable porcentaje de plata; del mismo Nochistlán partió otra excursión encabezada por el mismo Diego de Ibarra (véase del autor citado, Minería y sociedad en el  México colonial, Zacatecas, (1546-1700), FCE, México, 1997, pp.22-24).

Como todos los procesos de fundación de un centro de población, el de las minas de Zacatecas sería lento y gradual; ya establecido en el lugar, a Tolosa le acompañarían otros tres notables como lo fueron Cristóbal de Oñate, Diego de Ibarra y Baltazar Temiño de Bañuelos. Estos constituyen la tetralogía o el pokar de ases fundadores.

De acuerdo con Bakewell, el primer fundador fue Diego de Ibarra quien, tras sortear la hostilidad de los indios lugareños, en 1548, tras descubrirse minas más ricas, se fundaría la ciudad-real minero el 20 de enero de este año. Por entonces fluctuaba una población flotante entre 70 y 80 españoles. Aventureros los más que con un golpe de suerte soñaban con hacerse ricos de la noche a la mañana. De ellos surgirían los primeros vecinos a los que se entregó un solar para que edificaran sus casas y se volvieran residentes. (ibid. P..50). Si de lo que se trata es de celebrar el descubrimiento, habrá que decir que ocurrió en 1548 el hallazgo de las importantes vetas argentíferas en la serranía norte que comprende Zacatecas, Veta Grande y Pánuco como lo fueron La Albarrada-San Benito y su anexa Veta Grande y San Bernabé, (Ibid. pp. 30-31). Con estos descubrimientos y la asignación de solares es propiamente cuando arranca el hecho fundacional del que llegaría a ser uno de los más importantes reales de minas de la Nueva España y cuya bonanza se extendió hasta el siglo 20.

Recapitulando, en septiembre de 1546 se descubre el paraje con las piedras que contenían plata sacadas de la llamada “mina pobre de Miguel de Ibarra”, en tanto que la fundación entendida como edificación vino ha ocurrir dos años después, una vez que se descubrieron vetas de minerales más ricas.

Lo que sí resulta inequívoco es la celebración en septiembre, concretamente el día 14 de la virgencita del Patrocinio, santa patrona de la ciudad. 

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