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jueves, 2 mayo, 2024
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Lucha magisterial, una responsabilidad ciudadana

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Por: SAÚL MONREAL ÁVILA •

El tema del magisterio en nuestro país ha causado tanto revuelo que los noticieros internacionales dan seguimiento, con preocupación a las convulsiones sociales generadas por la carencia de condiciones del gobierno federal para dialogar y poder llegar a una solución de fondo al problema. Las afirmaciones tan alarmantes de agencias de noticias como el Inter Press Service, que aseguran que México está experimentando una monumental crisis de derechos humanos son realmente preocupantes, ya que no solamente se quedan ahí, sino que resaltan la negativa del gobierno mexicano a reconocer dicha situación.

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Así pues, queda claro que, notas de tal magnitud son más sencillas de encontrar en un medio internacional, ya que el gobierno en México ha implementado toda una estrategia para minimizar y maquillar su falta de disposición y la brutalidad con la que ha manejado temas tan delicados como la lucha magisterial para revertir la mal llamada reforma educativa. La violencia que actualmente se está viviendo en distintos puntos del país, consecuencia de dicha reforma, no es más que una reacción natural del magisterio para mostrar su repudio a que sean violentados sus derechos laborales.

La experiencia nos ha enseñado que en la conquista y defensa de los derechos que ahora enmarca nuestra Constitución Política, la inconformidad y la protesta han sido los ingredientes que motivaron las grandes movilizaciones sociales que dieron como resultado que se reconociera en su momento dichos derechos y las peticiones de los diferentes gremios protestantes. Entonces, ¿cuál es la diferencia de aquellas demandas sociales y de sus impulsores que exigían se les escuchara, con los maestros que hoy salen a las calles a exigir que se les atienda y se les considere en la estructuración de sus propias condiciones laborales?

El arresto y acoso de los maestros, el desprestigio al movimiento magisterial en medios de comunicación afines al gobierno y la gestación de una percepción ciudadana de que los líderes del gremio actúan por intereses personales, ha logrado lo que el gobierno federal ha venido planeando, poner en riesgo la legitimidad del movimiento magisterial y generar una percepción ciudadana negativa hacia las personas que salen a las calles a exigir que se les considere en sus peticiones. Se le suma a lo anterior, el uso de la fuerza pública para intimidar y reprimir a los líderes del magisterio, intentado así, debilitar su estructura y que el diálogo que posteriormente se pudiera generar, sea casi de manera unilateral.

Mucho se ha debatido para dar con la solución al conflicto con el magisterio en México, casos como lo ocurrido en el estado de Oaxaca nos demuestran que las medidas excesivas del gobierno federal han sido equivocadas y solamente han generado más escozor social. Sin embargo, nosotros como ciudadanos sí podemos actuar, sí podemos tener la sensibilidad para solidarizarnos con uno de los gremios más golpeados por el aparato gubernamental y ampliar así, las posibilidades de que se les escuche. Los maestros no están solos.

Movilizaciones como la realizada por Andrés Manuel López Obrador, hace un par de semanas en la Ciudad de México para enviar un mensaje de respaldo a los maestros es lo que nuestro país necesita. Muestras de solidaridad en una difícil lucha contra el sistema por defender sus derechos, son las que pudieran fortalecer a los docentes y demostrar al insensible gobierno federal que la sociedad no respalda las consecuencias desastrosas de las reformas estructurales. Es decir, la lucha magisterial no es exclusiva de los maestros, sino que debiera ser una gran responsabilidad ciudadana.

Por ello más que necesaria, e  inminente una transformación social. El colapso que los medios internacionales resaltan de México en su día a día, solamente puede ser atendido desde las bases, desde los ciudadanos que comparten la visión de solucionar con sensibilidad los problemas que le afectan al país. No podemos seguir así, ahora son los maestros quienes se ven reprimidos y vulnerados, quizá mañana sean otros sectores sociales los que se vean afectados en sus derechos humanos y en sus derechos laborales. ¿Qué estamos esperando México? ■

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