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jueves, 2 mayo, 2024
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Exhiben The lobster y su explicación a la farsa que puede ser el romanticismo

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

■ La obra no trata de burlarse del amor y la pareja, sino explorar  las relaciones: autor

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■ El uso del inglés permite más recursos financieros y facilita montar un reparto multinacional

CANNES, FRANCIA. ¿Y si existiera un hotel dedicado a recibir solteros/as o viudos/as para encontrar una pareja que se ajuste exactamente a su misma “especie”, carácter y características físicas porque en la sociedad y la reglamentación de la ley es una obligación estar en pareja? Estamos todavía en el tono hipotético para plantear una larga pregunta. En ese hotel se tienen 45 días para encontrar a su media naranja o de lo contrario el fracasado soltero será convertido –literalmente- en un animal, en el que él quiera convertirse y que habrá definido al firmar su contrato de ingreso. El candidato puede extender su estancia en el hotel gracias a las jornadas de caza organizadas por la dirección. La consigna es salir al bosque a cazar a todos los marginados solitarios solterones reticentes a meterse en una pareja estable y perfecta. Por cada presa se alarga de un día la estancia. Ahora, hay otra opción para los solteros, se pueden evadir del hotel o bien huir de las restricciones de la ciudad y de la vigilancia de la ley para asentarse en el bosque y convertirse en fugados para formar parte de la comunidad de solitarios. Aquí no hay amenaza de transformación, las reglas son otras: no coquetear con nadie ni tener pareja, aunque pueden masturbarse cuantas veces quieran, algo que estaba también prohibido en el hotel a fin de evitar la búsqueda de la pareja perfecta. Si se infringen las leyes el castigo es la tortura y la mutilación del cuerpo, por ejemplo los labios de dos personas que se hayan querido besar. En fin, para cerrar la larga cuestión, ¿qué elegiría usted, cuál de los dos bandos?

El actor John C. Reilly optó por el lado de los solteros pero con sus escapadas eventuales a los emparejados; Rachel Weisz dejó entrever más su lado romántico por el emparejado; Ariane Labed prefirió sentarse en medio; Léa Seydoux está ya en el oficial de las parejas; y Colin Farrell le sonrió más a la soltería pero también rebelada.

Todos ellos son actores de la película dirigida por el griego Yorgos Lanthimos y seleccionada para la Competición por la Palma de Oro en el 68 Festival de Cannes, The lobster. La cinta fue proyectada para la prensa a las 8:30 horas de este 15 de mayo en dos salas simultáneamente, el teatro Lumière y la Soixantième –la prensa tenía ganas de ver la nueva obra del autor de Canino, ganador de Una Cierta Mirada en 2009-.

La historia es simplemente la exposición, casi fársica, de la soledad, de la pareja y de la soltería subordinada a las reglas sociales y legales de un mundo ficticio. Explicar esta farsa es más bien complicado, a tal punto que ni siquiera los propios actores han sabido qué decir durante la conferencia de prensa. Para Weisz es quizás solo una historia romántica “es el sinsentido del amor, la falsedad de la solitud y de lo romántico”, para Farrell (por cierto irreconocible en su personaje de tímido regordete) es simplemente una cinta “en la que el actor no puede saber más que un espectador” y para Labed, concretamente, “no sé qué es el filme”.

Lo único certero, comentó el propio director de la película, es que no se trata de dar un golpe bajo a los estereotipos del amor y de la pareja, “no nos burlamos de nadie, sino que exploramos cómo la gente percibe las relaciones y por qué están organizadas así”. Incluso los personajes líderes son sólo mujeres, ahora no hay machos adornados por las bellas actrices al contrario, están sometidos a las prescripciones de los deseos y reglas femeninas; en este caso a las de las actrices Olivia Colman, Seydoux y Labed.

Esta romántica prisión del amor es un escenario salido completamente de la imaginación de su director. El guión, comentaron los actores en franco consenso, es el más extraño de todos los que hayan jamás hecho y leído. Y es que esa mezcla de terror y comedia está montada en un ritmo que crea la sensación de qué siempre habrá más y más.

 

Un par de datos curiosos: el idioma y Seydoux

El idioma. A pesar de las diferentes procedencias de los actores, estadounidenses, irlandeses, franceses y griegos, la cinta está hablada completamente en inglés. Curioso porque en la presente edición del festival hay varias películas provenientes de países en donde el idioma no es el inglés y están, no obstante, habladas en dicha lengua. La explicación es, aparentemente obvia, según lo afirmó Lanthimos, “usándola se puede tener acceso a más recursos financieros y es más fácil montar un reparto multinacional”.

La actriz francesa Léa Seydoux vuelve a Cannes a dos años de haber recibido la Palma de Oro por su actuación en La vie d’Adèle y el conflicto suscitado con el director de la misma, Abdellatif Kechiche. Y es que justo después del festival las dos actrices del película (Adèle Exarchopoulos y Seydoux) declararon había sufrido un trato misógino por el director y de que las escenas de sexo, bastante explícitas, no fueron rodadas como había estado previamente acordado, sometiéndolas a una especie de humillación. Seydoux comentó, sin embargo, que su regreso a Cannes la llena de emoción y por supuesto de excitación por los recuerdos de lo vivido.

 

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