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jueves, 2 mayo, 2024
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Bartlett y la regeneración

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Por: Carlos E. Torres Muñoz •

Yo creo que ganó Salinas, honestamente yo creo que ganó Salinas.
Manuel Bartlett, en Transición de Carmen Aristegui y Ricardo Trabulsi.

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Luego de casi treinta años Manuel Bartlett Díaz, abro largo paréntesis de trayectoria -el ex secretario de gobernación (Miguel de la Madrid), ex secretario de educación (Carlos Salinas de Gortari), ex gobernador de Puebla (por el PRI) y ex senador (por el PRI) y hoy senador por el Partido del Trabajo (de origen razonablemente salinista)- ha decidido contar al país su verdad, en una entrevista al diario Reforma. Ha aceptado que cometió un fraude que llevó a la izquierda a fracasar en su primer intento serio por alcanzar la Presidencia de la República.

Para quienes conocen la historia y trayectoria de Bartlett no es de extrañar. Ya había antes aceptado su proclividad por el fraude, en 1986 cuando aceptó frente a intelectuales (cita de Enrique Krauze), en efecto, en ese año se había cometido un fraude que adjetivizó de “patriótico” en contra del Partido Acción Nacional en Chihuahua, por sus ligas (supuestas entonces) con la Iglesia, los empresarios y Estados Unidos.

Y es que la misericordia del movimiento de regeneración nacional (entiéndase retorno de la generación nacionalista-revolucionaria) alcanza para perdonarlo todo y a todos: desde artífices de todo tipo de fraudes, hasta forjadores del modelo neoliberal en México, tan citado y defenestrado en el discurso. Desde los que, como Bartlett Díaz trabajaron y cobraron en el salinismo, hasta neoliberales que fueron brazo operativo e intelectual de la consumación del mismo, como Moctezuma Barragán.

Bartlett le hace chico favor a su nuevo líder: tarde es para aceptar un hecho cuya coyuntura quizá le vendría mejor el año que viene o en otras dos ocasiones en las que pudo haber ayudado a la narrativa de López Obrador, es decir, en 2006 y 2012, es más, hasta hace un mes, en el marco de la elección del Estado de México, más rentable hubieran sido sus declaraciones.

AMLO y Bartlett comparten una visión del país, tan alejada hoy de la realidad como las aspiraciones fallidas de este último a dirigir México con mano férrea: conciben una nación cerrada a la modernidad, ansiosa por un pasado cuyo fracaso no es menor que la ilusión que despertaron; suponen que la democracia es un elemento decorativo para el poder y que la legitimidad tiene raíces en superioridades morales que no pasan de sus mentes.

El ex gobernador poblano es un claro ejemplo del proyecto político que representa Morena: un pragmatismo voraz, cuya autoridad moral cae por su propio peso al exponer los nombres y apellidos de sus actores principales, más allá de la falsa idea del pueblo bueno y el pueblo malo ¿De verdad alguien podría creer que el multicitado Bartlett, o Lino Korrodi son parte del pueblo bueno? ¡A otro pueblo con ese cuento!

El coordinador de la bancada PT-Morena, miente o mintió, apenas un día luego de haber dicho lo que dijo, se desdijo (perdone usted el abuso del verbo, trato de evidenciar lo reiterativo y tonto que ha resultado todo el escándalo innecesario). Aun cuando estuviera expresando la verdad, haber sostenido una mentira y reiterarla en cada oportunidad, como lo muestra el inicio de este artículo en su entrevista con Carmen Aristegui, no es suficiente para que sea ejemplo de rectificación, al contrario, bastarían sus fechorías contra los compañeros con los que hoy comparte proyección a futuro, para que en un acto de mínima congruencia, el partido que pretende regenerar México, le vetara una participación más destacada que la de su voto.

Si la regeneración nacional significa volver a conductas como las de Bartlett, Korrodi, y el largo etcétera que habrá de sumarse… gracias, pero no… gracias.

 

@CarlosETorres_

www.deliberemos.blogstpot.mx

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