Doha. El sexto título mundial de Brasil tendrá que esperar: la Croacia de Luka Modric venció en los penales (1-1, 4-2) a los sudamericanos, este viernes en los cuartos de final de la Copa del Mundo de Qatar, y avanzó por segunda vez consecutiva a la semifinal del torneo.
Con solidez defensiva, orden en el mediocampo y los reflejos inquebrantables del portero Dominik Livakovic, los subcampeones en Rusia-2018 eliminaron a uno de los grandes favoritos para ganar la estrella en el primer mundial árabe.
Aunque Neymar ilusionó con evitar los penales con un golazo en el minuto 105+1, tras asociarse con Rodrygo y Lucas Paquetá, y con el cual igualó a Pelé (77 tantos) como máximo goleador de la Canarinha, el atacante Bruno Petkovic le dio otra vida a los croatas tras vencer a Alisson con un zurdazo (117).
Nikola Vlasic, Lovro Majer, Modric y Mislav Orsic anotaron por los europeos desde el punto blanco, mientras que Rodrygo y Marquinhos no consiguieron marcar sus disparos en el estadio Education City.
El mazazo es un duro golpe para la generación de Neymar, que a los 30 años acumula un nuevo fracaso mundialista tras la paliza 7-1 contra Alemania en semis de Brasil-2014 y la caída 2-1 ante Bélgica en cuartos de Rusia.
Resta saber si el crack del PSG cumplirá el anuncio lanzado en octubre de 2021, cuando afirmó que el de Qatar sería su último Mundial.
El arte de complicar
El hueso de Croacia es tan duro de roer porque, a diferencia de muchos, sabe fusionar la técnica con la prestancia física de sus jugadores. La primera les sirvió para quitarles el balón a los brasileños; la segunda, para sofocarlos en su salida y forzar errores de hombres que no suelen fallar, como Casemiro o Thiago Silva.
Los croatas de Zlatko Dalic habían advertido en la antesala del juego sobre la importancia de mezclar esas dos características para neutralizar un ataque de peso como el del scratch, que tuvo en Vinicius Jr a su hombre más conectado, aunque sin la profundidad ni el peligro de otros cotejos.
Neymar se diluyó buena parte de la noche entre los marcadores balcánicos de la banda derecha y apenas tuvo dos chances de abrir la cuenta en el primer tiempo en par de derechazos (20, 42) que Livakovic, héroe en la victoria en penales ante Japón en octavos, controló sin despeinarse.
Los europeos, que además han hecho de la templanza otra arma, incomodaron a los pentacampeones como nadie lo había hecho hasta ahora en las canchas cataríes. La imagen deslumbrante que mostraron al golear a Corea del Sur (4-1) en octavos no se sintonizó en el Education City.
Croacia se movió al ritmo que quiso su trío de mediocampistas -Modric, Kovacic, Brozovic-, que contó con el respaldo en la marca de Mario Pasalic, remplazo del atacante Petkovic, titular ante los nipones.
Otra vez héroe
Sin oportunidades claras de anotar para ninguno de los dos lados, especialmente para los croatas, que en ese aspecto han tenido su gran falla en el Mundial, ambos equipos pusieron final a un primer tiempo de mucha estrategia y choque, pero poco futbol.
Por lo visto en el campo, las posibilidades de ver a los brasileños bailando al celebrar un gol, festejos que generan malestar en algunos en Europa, parecían limitadas de seguir por el mismo camino.
Y, en hora buena, regresaron a los vestuarios, porque a la salida se vio a una Seleção más despierta, que en 25 minutos forjó tres situaciones claras de gol: un rechazo de Josko Gvardiol que por poco se emboca en propia puerta (47), un zurdazo cruzado de Neymar (55) y un mano a mano de Paquetá (66), todas salvados por Livakovic.
Sin embargo, el envión anímico, respaldado por los ingresos de Antony por Raphinha (56) y Rodrygo por Vinicius (64), no duró mucho. Y los croatas se adueñaron de la pelota, moldeando la tendencia que los ha acompañado desde Rusia-2018: llevar los juegos a la prórroga o los penales.
Pese al control de facto de los balcánicos, Ney (76) y Paquetá (80) probaron de nuevo al inquebrantable Livakovic, una vez más sin suerte.
El golero del Dinamo Zagreb apenas cayó en el tanto de Ney, atajó el disparo de Rodrygo desde los once pasos y es la cara visible de una Croacia que rompe ilusiones.