■ Desde niño demostró inclinación por las artes, pero fue hasta los 19 años, cuando en su primer viaje a Europa, descubrió que era para él lo más importante en el mundo
■ Ayer, en el patio del museo que lleva su nombre, representantes de tres Poderes realizaron un homenaje póstumo al artista plástico
Se apagó la pipa del hombre de la sonrisa inocente, los cabellos de plata, la charla amena y los sueños de metal y color terracota. Manuel Felguérez Barra, nacido en la Hacienda de San Agustín del Vergel en Valparaíso, Zacatecas, en 1928, murió ayer a la edad de 91 años en la Ciudad de México a causa de complicaciones respiratorias derivadas del Coronavirus (Covid-19), dejando un legado que le ha asegurado ya su lugar en la historia de la plástica mexicana al ser uno de los máximos exponentes del arte abstracto.
La noticia, anunciada por el gobernador Alejandro Tello a través de sus redes sociales, dio un sabor amargo a la mañana zacatecana ya que Felguérez, quien visitaba constantemente la ciudad para engalanar eventos o recibir homenajes, se había convertido en el favorito de los grandes artistas locales vivos, pero el 2020 y su letalidad acabaron con su vida en el mismo año en que otra gran zacatecana como es Amparo Dávila, nacida también en 1928 pero en el municipio de Pinos, perdiera la vida.
En redes sociales, la comunidad artística y cultural de Zacatecas expresó su sentir; la poeta Irene Ruvalcaba escribió: “Que tu corazón terracota, como brasa viva, acompañe este cielo cruel que hoy amanece sombrío por tu partida. Y que el arte que nos dejas construya nuevos horizontes y amaneceres cálidos a la luz del corazón de tus paisanos. Vive ya en el cielo de Velarde, de Amparito, de los Coronel, de Goitia y todos los demás”
Por su parte, la historiadora del arte y directora del suplemento cultural La Gualdra, Jánea Estrada Lazarín publicó: “Maestro Felguérez, vuela alto, alto…Un dolor infinito inunda a Zacatecas” y compartió además un video del homenaje que el ayuntamiento de Valparaíso le realizó el año pasado en el que se observa cómo niños de las primarias locales gritan porras a su paso. “Celebremos su vida. Si de algo podemos estar seguros es que vivió plenamente, hizo lo que mejor sabía hacer: dedicarse al arte con disciplina y amor”, escribió Estrada Lazarín.
En su Facebook, el escritor Gonzalo Lizardo comentó: “Hoy ha concluido, más que la vida de un hombre, una etapa clave para las artes plásticas de Zacatecas y de México. Descanse en paz (y gloria) don Manuel”, mientras que el artista plástico Plinio Ávila consideró que la obra de Felguérez es “un gran regalo al mundo”.
De acuerdo con información vertida por el museo que lleva su nombre, desde niño Felguérez demostró inclinación por las artes, pero fue hasta los 19 años, cuando en su primer viaje a Europa descubrió que era para él lo más importante en el mundo.
En 1949, estando por segunda ocasión en Francia, estudió al lado de Ossip Zadkine en la Académie de La Grande Chaumiére de París. Sus experiencias al lado de Zadkine en París y de Zúñiga en México, así como su constante investigación y experimentación le dieron seguridad en el manejo de materiales y técnicas tanto en los campos de la escultura, la pintura y el muralismo llevándolo a encontrar su propio lenguaje.
A su regreso a México, formó parte de la primera generación de artistas abstractos nacionales, abiertamente confrontados con la tradición de la Escuela Mexicana de Pintura, encabezada por Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco; hecho que valió que se le llamara a su generación, la de la Ruptura, a la cual pertenecieron, entre otros, Vicente Rojo, Fernando García Ponce y Lilia Carrillo.
En su trayectoria, el artista zacatecano recibió como distinciones la Beca del gobierno Francés en 1954; el Segundo Premio de Pintura en la Primera Trienal de Nueva Delhi, India en 1968; el Gran Premio de Honor en la XIII Bienal de Sao Paulo, Brasil en 1975; la Beca Guggenheim en 1975; el Premio Nacional de Ciencias y Arte en el área de Bellas Artes, México en 1988; en 1993 fue designado Creador Emérito por el Sistema Nacional de Creadores de Arte de México; la Medalla Bellas Artes en 2016 y el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) en el año 2018.
De su obra, el escritor y periodista Juan Villoro dijo: “Las figuras de Felguérez son una especie de Tablero de Instrucciones: señalan el camino, pero no son el camino. Las ruedas o los cuadrados resultan necesarios para entender la composición del cuadro y, sobre todo, para saber lo que el pintor ‘superó’, las referencias que convirtió en realidades paralelas. Estamos ante una novela policiaca al revés donde las claves reconocibles se convierten en misterios”.
Horas después de conocida la muerte del pintor originario de Valparaíso, el Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” liberó un recorrido virtual por el Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez y que quedará habilitado a partir de ayer como un homenaje para apreciar el legado artístico que deja el zacatecano, que como dijera también Juan Villoro, supo difuminar los materiales hasta lograr “la perturbadora interioridad de los sueños”.
Asimismo, en punto de las 18 horas de ayer, en el patio del museo que lleva su nombre, el gobernador Alejandro Tello Cristerna, los representantes de los demás Poderes, y funcionarios, realizaron un homenaje póstumo al pintor mediante una serie de guardias de honor y semblanzas.
Ahí, el mandatario estatal dijo que Zacatecas, México y el mundo están de luto debido al fallecimiento de Manuel Felguérez, de quien incluso sugirió, el estado ha adquirido importancia por sus aportes, generosidad y legado que deja este “zacatecano universal, que nos dio identidad, unidad y pertenencia” y al que los habitantes de esta tierra habrán de corresponderle preservando y difundiendo “su inalcanzable trabajo” para las nuevas generaciones.
El 25 de octubre de 2018, en un Teatro Fernando Calderón abarrotado para ser testigos de la entrega del Honoris Causa al artista, con su voz arrugada y su sonrisa imborrable dijo en el micrófono: “ya se pasaron casi una hora hablando bien de mí, lo cual da mucha vergüenza, pero no queda de otra más que estarlo oyendo”, una broma que reflejó uno de los factores en los que reside su grandeza como artista además de la constancia y la autocrítica, la humildad. El Maestro, no imaginaba en ese momento que ahora la gente se la pasará hablando bien de él no sólo una hora, sino toda la vida.
[…] ¡Hasta siempre! Adiñoa la maestro Felguérez. (El Sol de Zacatecas, p. Portada) […]