■ Deber ético de los diputados, promover aportaciones laicas, gratuitas y obligatorias, dice
■ La exposición de filias espirituales y religiosas tienen detrás la generación de votos, señala
La ostentación pública de las filias religiosas y espirituales de la clase política, incluida su participación en rituales o la divulgación que desde los espacios de representación del Estado hacen de ellas, no tienen detrás “realmente a la fe, la espiritualidad o la franca religiosidad”, sino el que piensen que ese discurso les generará votos al asumirse “como muy creyentes, muy católicos o muy buenos”, dijo José Enciso Contreras, docente e investigador de la Maestría-Doctorado en Historia de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Tras aplaudir que la 61 Legislatura del estado y cualquier Congreso de los estados del país patrocine eventos académicos, educativos y culturales, expresó que aunque se propongan desde el ambiente legislativo “no quiere decir que la conferencia o libros que se presenten sean todos de la misma calidad”.
En ese sentido objetó que se ostente como historiador a quien no lo es, al igual que se proponga como chamán a un historiador, o a un sociólogo, “de probadas credenciales y experiencia”.
La consideración viene a colación de la presencia en Zacatecas, auspiciada por la 61 Legislatura del estado a través de su Comisión de Educación, del escritor Antonio Velasco Piña, autor entre otras obras, de la novela Regina, en la que describe a la matanza del 2 de octubre de 1968 como un sacrificio humano, vinculado a rituales prehispánicos y tibetanos.
La obra inspiró temas musicales, utilizados en el año 2000 durante la campaña de Vicente Fox a la presidencia de la República y tuvo una adaptación al teatro protagonizada por Lucero en 2003 en la que participó como productora la coordinadora de giras de la entonces esposa del primer mandatario de México, Martha Sahagún, según se ha expuesto en medios de comunicación como la revista Proceso y en la columna en La Jornada de Julio Hernández López, El Astillero.
Al igual que como fue utilizado por Fox Quesada, en Zacatecas el mantram sagrado Mé-chi-co, repetido en cinco ocasiones, fue parte del ritual en que participaron los diputados presentes, a la que se propuso como una conferencia magistral impartida por el escritor, denominada México y los signos de los tiempos.
Entre otros temas se expuso a la violencia en el país, en una lectura que la expresó como parte de una lucha atemporal entre el bien y el mal generada por situaciones espirituales en la que entes indefinidos buscarían dañar la conciencia de los seres humanos y el planeta. Por lo que el autor invitó a participar a la ciudadanía en esta guerra mediante círculos de oración, que ayudarían a transformar las conciencias de víctimas, adictos a las drogas y delincuentes.
Al respecto Enciso Contreras agregó que el deber ético y en parte jurídico de los legisladores es promover que las aportaciones propuestas desde la Legislatura tengan un tono de congruencia con lo que el régimen constitucional mexicano plantea para la educación, que se define como laica, gratuita y obligatoria.
Precisó que en la interpretación del término laico es donde se debe encontrar que esta tiene que ser racional, y por tanto los legisladores debieran sopesar si los discursos que presentan cumplen con esos niveles de calidad.
El académico dijo, debe establecerse con mucha claridad el respeto a la libertad de opinión, tanto de los diputados y de quienes inviten como conferencistas.
En ese mismo tenor, expuso, los ciudadanos tienen también el derecho a disentir y “hasta dudar francamente de la calidad científica de los argumentos” propuestos en este caso por Antonio Velasco Piña en su exposición, inserta en las conmemoraciones por el centenario de la Batalla de Zacatecas.
Expresó el académico, que es cierto, no todo tiene que ser científico, pero sí deseable que los discursos que se presenten por la Legislatura, aspiren a tener “un mínimo de racionalidad”.
El expresar como una manifestación de elevación del espíritu el que una madre de una de las víctimas de los feminicidios en Ciudad Juárez, se sienta contenta por su deceso porque “entendió que la muerte no existe, y se lo explica místicamente. Hace esperar poco de los legisladores como argumento para combatir ese tipo de lacras sociales, si al final de cuentas según los argumentos que hemos escuchado este tipo de conductas realmente lamentables son una especie de tributo que hay que pagarle a la naturaleza o a la conciencia divina, o que los problemas de la sociedad van a curarse o prevenirse o remediarse de acuerdo a que si los lamas vengan y enciendan algunas luces espirituales en las pirámides de Teotihuacán”.
Textualmente la cita de las expresiones de la mujer enunciada por Velasco Piña fue: “ahora sí ya estamos plenamente conscientes de que la muerte no existe, que es una ilusión, que estamos totalmente aferrados a algo que no es real, como es nuestro cuerpo, es totalmente transitorio. Nuestros hijos están ahorita más vivos y más presentes con nosotros que cuando estaban físicamente, además como ya la perdimos totalmente el miedo a la muerte, no existe, ya no nos pueden hacer absolutamente nada”.
De igual manera cuestionó lo expresado por María Elena Nava, diputada por el Partido Nueva Alianza (Panal) y presidenta de la Comisión de Educación de la 61 Legislatura, quien habría invitado y promovido la presencia del autor, acerca de alguna incidencia del mismo en Zacatecas, al presentarlo con la expresión de “cuando vimos su fecha de nacimiento, 8 de septiembre, le comentamos, bueno esa fecha es cuando nosotros conmemoramos a nuestra patrona, algo tiene que ver”.
Explicaciones que exculpan
Sobre el mismo tema, Eligio Meza Padilla, también docente e investigador de la Máxima Casa de Estudios en el estado pero en su Unidad Académica de Posgrado en Ciencia Política, comentó que el establecer en abstracto que las problemáticas sociales se originan en una guerra entre “la luz y las tinieblas” o “el bien y el mal”, justifica ante algunos sectores de la sociedad el que las autoridades eludan sus responsabilidades de gobierno.
“Ante lo caótico estas mentalidades que simplifican las cosas son más fáciles de escuchar y limpian las culpas de los represores, el gobernante y el sistema”, expuso.
Este discurso va en concordancia con el expresado por la escritora Elena Poniatowska, cronista del movimiento estudiantil en su libro La Noche de Tlatelolco, quien lo habría señalado según registro periodístico, frente al propio Velasco Piña, en una de las múltiples presentaciones de sus obras.
Meza Padilla propuso como una manifestación de la crisis del Estado mexicano, derivada de una mayor, por la que pasa el capitalismo y que se expresa en miles de muertos, desempleados y hambrientos, el surgimiento de mesianismos y demagogos.
En esta crisis que se expresa también en las instituciones, es propicia la aparición y promoción de reflexiones esotéricas, subjetivas “que todo lo simplifican en demasía” y que advirtió, preparan los ánimos de la gente, sus sentimientos como seres humanos para no confiar “en nuestra propia organización” y en ese sentido, abren la puerta a un estado de excepción en el país, en que interviene para poner orden la vía policiaca o militar.
“Se está promoviendo mucho ese pensamiento de creencias, unas son religiosas, otras no. Unas pueden compartirlas unas religiones otras no. Se está difundiendo mucho ese pensamiento que puede parecer que estuvieran preparando una especie de poder teocrático. No es eso lo que están preparando y a lo mejor no se dan cuenta que están haciendo eso, pero lo hacen”.
Si la solución de los problemas sociales en lugar de enfrentarlos con su entendimiento racional, su explicación, se enfrentaran con rezos, agregó José Enciso Contreras, “no tendríamos ya ningún problema. Este país es muy rezandero, lo ha sido desde tiempos coloniales”.
La solución al gran problema que es México, añadió, depende de los diagnósticos, “si lo diagnosticamos más o menos con corrección en el origen de sus causas, ya podemos plantear el problema, pero si nos equivocamos y metemos más ideologías que pruebas, números y medición de leyes sociales y naturales y nos metemos en terreno de la magia, pocas esperanzas tenemos de arreglar este país que es enorme”.
En ese sentido dijo, “ veo que lo que podemos esperar entonces de la política educativa que surja de esta clase política, porque no es sólo el caso de la diputada María Elena Nava, cuyas creencias religiosas respeto profundamente, en lo que no estaría de acuerdo es que trate de imponerla en una línea de desarrollo educativo. Habrá que estar en previsión de eso, pero me imagino ¿habrá una sola María Elena Nava en el Congreso?, ¿habrá una sola María Elena Nava en los puestos importantes de la administración pública estatal de Zacatecas? No”.
Si los políticos independientemente de los partidos a que pertenezcan, hasta en la retórica que utilizan, todo lo ponen en manos de la divinidad y de la magia, es decir, “no es que existan fuerzas sociales dispuestas a enfrentar sus problemas y resolverlos sino que se espera una mano sobrenatural que venga y la componga por sí misma. Ese es el verdadero problema del atraso tan lamentable de un amplio sector de la clase política mexicana no solo de Zacatecas, creo yo, que es uno de los puntos más preocupantes.
“Por eso nuestros políticos atrasados seguirán trayendo chamanes para que llueva, encabezando las peregrinaciones, no porque cumplan un acto de fe y que violen con ello la legislación mexicana sino porque creen que eso les acarrea votos y tal vez sea cierto, porque habrá que entender que los niveles de educación en nuestro país son ínfimos, pero ese es el tipo de políticos a los que les interesa que el pueblo de México siga sumido en el atraso y en el oscurantismo más execrable”, comentó.
