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jueves, 2 mayo, 2024
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Presentan en el FCZ la Filosofía del Arrabal, de Juan Carlos Moreno Romo

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Por: ALMA RÍOS •

■ Expone como tesis fundamental que todos somos iguales

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Juan Carlos Moreno Romo, doctor en Filosofía por la Universidad de Estrasburgo, propuso al suyo como un “trabajo filosófico de resistencia” contra las estrategias de explotación y dominación impuestas desde el primer mundo mediante un discurso hegemónico, del que dijo, sigue transmitiendo el mismo mensaje colonialista de los siglos anteriores, “ahora de manera más sutil”.

“Antes era nuestra raza, el color de nuestra piel, otras razones las que les permitían excluirnos de la humanidad, ahora como no somos plenamente democráticos, somos corruptos, también se nos excluye”.

En Filosofía del arrabal (Anthropos, 2013), compilación de ensayos, conferencias, artículos y la ponencia que da título al libro, mismo que fue presentado este lunes en la sede del Centro Regional Unesco y en el contexto del programa académico del 29 Festival Cultural Zacatecas 2015, Moreno Romo defiende como tesis fundamental: “que todos somos iguales”.

En el contexto del propio quehacer filosófico, criticó la herencia del germano-centrismo que los discípulos de Ortega y Gasset, concretamente dijo, “José Gaos y compañía”,  inocularon en los pensadores mexicanos, y que se traduce en un complejo de inferioridad “porque no puede salir de entre nosotros un Kant o un Hegel”.

Luego de señalar a esta como la razón de que se haya condenado a la filosofía no sólo mexicana sino latinoamericana “a glosar los textos de estos grandes pensadores”, afirmó que la producción de los mismos, está constituida en realidad por “textos identitarios provincianos, absolutamente ridículos, el 70 por ciento”.

En oposición y desde su “trabajo filosófico de resistencia” pretende contribuir “a que nos liberemos de estos atavismos intelectuales”.

En su libro busca, dijo, descifrar las trampas de las tesis hegemónicas y encontrar la manera de “poner los pies en la tierra en mi condición de mexicano, de hispano, en un mundo excluyente. Y desde mi circunstancia, pensar en cuál es mi tarea en la cultura, la escritura, en el pensamiento”.

Filosofía del arrabal, precisó, propone filosofar “desde lejos del centro” en varios sentidos, primero mediante un lenguaje coloquial, accesible y sin tecnicismos, mismo que no obstante, no renuncia al rigor conceptual y argumentativo, y por otra parte, hacerlo desde la perspectiva del “no europeo”, del que no forma parte del primer mundo.

El también catedrático e investigador en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Querétaro, cuestiona incluso la aspiración, también impuesta a los mexicanos, de buscar acceder a este primer mundo.

“¿Quién carajos quiere llegar al primer mundo? pues los socios de nuestros explotadores, ellos son los que quieren que lleguemos porque aumentan sus ganancias”.

Otra vez en resistencia a esta idea, propone, parafraseando a Octavio Paz, que los mexicanos imaginemos nuestro propio mundo ideal, “que no precisamente es el de estos países”. Algo que puede proponerse, tejiendo comunidad, reconstruyendo el sentido comunitario.

A diferencia de las sociedades primermundistas, agregó, “nosotros tenemos grandes reservas de tradición familiar, de sentido común”, éste último que hay que salvaguardar.

Aquí trajo a colación la figura del “indio ladino”, que aprendió a desconfiar del patrón, a sobrevivir engañándolo. A asentir frente a él, pero luego desobedecer.

El reto esta propuesto en sacudirse una identidad impuesta. En el libro se concentra para ello “más en lo humano, en esta parte contraidentitaria” a fin de sustentar la igualdad entre los del centro y los de la periferia, y no caer en la trampa de la autoexclusión, que señala, deviene de aceptar que “ellos son los superiores, nosotros los inferiores, ellos los reconocidos, nosotros los no reconocidos”.

Cuando se abre el periódico, se escucha la radio y se ven películas, refiere, “hay colegas míos que están al servicio del poder lavándonos el cerebro, haciéndonos creer que todas estas estrategias de explotación y dominación están hechas por nuestro bien, que tenemos que someternos, que obedecer”.

“El fuego se combate con fuego”, aseveró, por lo que expone su tarea, en explicitar el discurso de dominación mediante un trabajo intelectual de igual sofisticación que el de los ideólogos que “nos acechan, para deshacer esas trampas y liberarnos de ellas”.

En esta misma lógica, Moreno Romo también distinguió, soportado en su diálogo con Jean Luc Nancy, quien fuera su maestro en la Universidad de Estrasburgo, y desde un análisis heredado del Carlos Marx filósofo, no el ideólogo, precisó, dos propuestas de igualdad.

“Hay una mala igualdad” impuesta desde la ideología dominante del capitalismo, la igualdad como equivalencia.

Esto es, una condición que propone a los seres humanos en tanto útiles a la explotación, como piezas intercambiables de una maquinaria.

Detrás de discursos como el de la equidad entre géneros dijo, se esconde esta lógica: “la mujer explotada igual que como nos explotan a los hombres”.

“Así como usted puede ser cajera, yo puedo ser cajero, o cualquiera…y si nosotros no respondemos a sus estándares pues nos quitan y se traen a uno chino”.

A la “mala igualdad”, Jean Luc Nancy y su discípulo, Juan Carlos Moreno Romo, oponen el concepto de singularidad, “somos iguales en nuestra desigualdad, todos somos únicos”,  y por tanto sujetos a “la igual dignidad”.

Filosofía del arrabal, la ponencia, fue la contribución de Juan Carlos Moreno Romo al I Congreso Iberoamericano de Filosofía, celebrado en 1998 en Cáceres, España.

 

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