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jueves, 2 mayo, 2024
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Entre populistas te veas

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

En los últimos mensajes importantes de Enrique Peña Nieto no se habla de otra cosa. La “amenaza” del populismo es, según deja entre ver, su peor pesadilla.

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En su mensaje a la nación con motivo de su tercer informe de gobierno, y después, frente a la máxima tribuna internacional, la de la Organización de Naciones Unidas (ONU) Peña habló de sus temores de que México cayera en el populismo.

Sus declaraciones son secundadas por Manlio Fabio Beltrones ¿o es al revés?, quien en su asunción como presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) también enfiló sus baterías contra el peor de los peligros, el del populismo.

No hay analista o periodista que no vea en ello una alusión a Andrés Manuel López Obrador, a quien a inicio del sexenio daban por muerto, como derrotado, como un fantasma marginal de la política, pero que ahora admiten como un adversario con amplias posibilidades, que encabeza las encuestas, incluso las realizadas por quienes están lejos de ser sus simpatizantes.

Conscientes del desprestigio de Acción Nacional luego del trágico gobierno de Felipe Calderón, y la decepción que constituyó el de Vicente Fox, los grandes poderes saben que no pueden apostarle a ese partido para la elección de 2018, pues además, carece de figuras de peso capaces de construir una candidatura presidencial competente.

Por otro lado, la antipatía generalizada que la población tiene sobre el PRI, los hace dudar de apostar a una figura emanada de ese partido para hacer contrapeso a su pesadilla. Y tampoco en su partido rémora, el Verde Ecologista, se vislumbra un personaje con la aceptación necesaria para cumplir ese papel.

La apuesta -confesa incluso- es la de encontrar una persona con aceptación social que pueda ser propuesto como candidato independiente para frenar a López Obrador, según declaró abiertamente Jorge Castañeda al diario Excélsior, quien se reunió para ese fin, con otras personalidades de diferentes tallas intelectuales y políticas, entre las que estaría Diego Fernández de Cevallos, por cierto, invitado de honor en la toma de posesión de Jaime Rodríguez El Bronco como gobernador de Nuevo León.

A esto ha respondido López Obrador en los espacios en radio y televisión, que el Instituto Nacional Electoral concede a Morena, diciendo “si por ser honesto me acusan de populista, que me apunten en la lista”.

En todo ello, sin embargo, de una y otra parte, no se explica a la población en general a qué se refieren por populista. No hay una definición unánime, incluso entre los teóricos hay contradicciones; algunos le dan al “populismo” una connotación positiva, como Ernesto Laclau, otros, como Gino Germani la consideran aberrante.

No son esos autores, sin embargo, a los que recurre la gente “de a pie” que escucha hablar de la amenaza del populismo, o a los que se apuntan en la lista.

Los “simples mortales” recurren a otras fuentes, entre ellas al diccionario de la Real Academia de la lengua, en la que no hay una definición del término. Y algunos quizá den una googleada superficial para encontrar la definición: “Tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo”.

En Wikipedia encontrarán, para empezar, la honesta admisión de que hay una acepción positiva, y otra negativa. En la primera verán que se refiere a la propuesta que plantea que “el pueblo es decir, los agricultores y campesinos, los obreros, los pequeños empresarios, el bajo clero, las clases profesionales (médicos, maestros, profesores, contables, ingenieros, empleados públicos, etc.) sea quien ostente el poder en los estados democráticos, en contra así de las élites o clases dominantes”.

En la segunda leerán “uso de «medidas de gobierno populares», destinadas a ganar la simpatía de la población, particularmente si ésta posee derecho a voto, aún a costa de tomar medidas contrarias al estado democrático”

Por su parte, Octavio Ianni en “La formación del Estado populista en América Latina” (Ediciones Era, 1984) cita como ejemplo de gobierno populistas al de Lázaro Cárdenas de 1934 a 1940, uno de los más queridos gobernantes de la historia de México.

En fin, aludidos y los que aluden, emisores y receptores asumirán el concepto de su preferencia.  Definiciones aparte, es evidente que “del peligro para México” pasamos al populista.

Apenas es 2015, pero el rechazo a Peña Nieto, histórico para un presidente que apenas llega al tercer año de gobierno, y el hartazgo cada vez más patente, han apresurado los tiempos políticos.

Aún queda mucho por ver, y para ello, qué mejor que hacerlo desde nuestras maravillosos televisores regalados por el Gobierno Federal con el pretexto del apagón analógico, si es que fuimos uno de los 14 millones de beneficiarios de este programa que permitirá a los más pobres ver lo chula que se pone cada día Angélica Rivera. ■

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