El Artículo 123 de nuestra Constitución establece que toda persona debe tener acceso al trabajo digno y socialmente útil. Empero, hay que reconocerlo, este derecho fundamental, todavía no es una realidad para millones de mexicanos pese al gran esfuerzo que se ha hecho.
El insuficiente crecimiento económico y el incremento demográfico de las últimas tres décadas, han hecho que hoy, más de 57 por ciento de la población en México labore en condiciones de informalidad.
La falta de empleo productivo y de calidad es uno de los mayores retos del México de nuestros días.
La informalidad frena las actividades de mayor valor agregado y es una de las principales causas de la baja productividad que frena el desarrollo de México.
La informalidad nos afecta a todos como sociedad, vulnera los derechos de las personas y limita el verdadero potencial económico de nuestro país.
La informalidad en el empleo significa no sólo trabajar al margen de la ley, sino hacerlo sin eficiencia, sin capacitación, sin posibilidades para innovar, sin competitividad, pero, sobre todo, sin acceso a la tutela de los derechos laborales y a los beneficios de la seguridad social: como la salud, la vivienda, la pensión para la etapa adulta o el seguro para el retiro.
El no invertir en capacitación impide a las empresas informales adoptar nuevas tecnologías y realizar procesos complejos que le significarían también un mayor ingreso. Por tal razón, es que aplaudo a quienes no solo son fuente de empleo sino constancia de capacitación que le dé certidumbre a miles de familias. Mi mayor respaldo para estos visionarios y mi compromiso de seguir contribuyendo para mejorar sus condiciones y ruta de desarrollo.
Con perspectiva, gobiernos estatal y federal han fortalecido las políticas públicas en esta materia, a través de acciones y programas que vinculan al trabajador con el sector empresarial, así como la mejora y fortalecimiento en las condiciones de la propia empresa para que esto garantice seguridad y estabilidad laboral.
Tengo plena certeza que en la medida que estas acciones se conviertan en un esfuerzo permanente y decidido de las autoridades, de las organizaciones sindicales y patronales, estaremos acelerando el paso para revertir la grave situación que padecen millones de mexicanos.
Estoy consciente que superar las causas de la informalidad es el gran objetivo común de una agenda integral de desarrollo.
Sabedor de que toda política pública producto del consenso, sirve mejor al interés general, refrendo mi confianza a quienes dirigen y trazan la ruta para que le vaya bien a nuestras sociedades.
Por mi parte, empeño mi palabra para seguir comprometiendo capacidad y visión en aras de alcanzar las grandes metas estatales y nacionales, para construir, en síntesis, un país más próspero y más incluyente. ■
*Senador de la República
