¿Qué es la reforma de salud?
La reforma de salud parte del supuesto de la conformación del Sistema Universal de Salud mediante la creación de un fondo económico único para dar acceso más amplio y, mayor cobertura a la población mexicana a través de los sistemas de salud vigentes (IMSS, ISSSTE, Seguro Popular), sin embargo, la participación de la iniciativa privada en el nuevo esquema de cobertura médica a la población, alarma en gran medida a las instituciones establecidas y operantes en el territorio nacional, esto por el grado de injerencia que farmacéuticas y clínicas médicas privadas de atención especializada se beneficiarán de los recursos públicos.
En términos simples, del monto financiero perteneciente a la partida de salud pública, una parte importante será destinada al pago de servicios clínicos y hospitalarios para la atención de los pacientes, es decir, una parte del total del fondo de los recursos públicos se destinarán a la iniciativa privada por los servicios de salud brindados a la ciudadanía en el nuevo esquema de seguridad social y salud pública universal. Para lo anterior se adjunta que no todo el costo de los servicios de la atención médica será cubierta por los fondos públicos, sino que la parte faltante será cubierta por el paciente, o sea, por el ciudadano, que en el anterior esquema, salvo el seguro popular, recibía beneficios de atención de salud de manera gratuita y/o simbólica.
El estado, es obvio y evidente, tratará de reducir con lo anterior, los gastos en infraestructura pública en materia de salud y los gastos operativos en equipamiento y profesionalización del personal médico, trasladando la demanda de la población que requiere atención especializada a la iniciativa privada, o sea a los grandes consorcios médicos en el mercado de la salud. Bajo el modelo de una economía creciente, próspera y de primer mundo, donde los ingresos de las familias superan la cobertura de las necesidades básicas y dan pie al ahorro, el gasto en salud desde el esquema propuesto por la reforma de Peña Nieto podría ser viable, sin embargo, las condiciones del país ante los actuales embates económicos y las brechas de desigualdad, sólo auguran un incremento en el nivel de deuda de las familias y una cobertura de salud completa para los ciudadanos con economía privilegiada que en México no superan a 20% del total de las familias que habitan este país.
¿Es riesgosa la reforma de salud?
Desde la perspectiva de este análisis y con las condiciones imperantes en la economía nacional, la reforma de salud pone en riesgo la atención médica del 80% de la población, la incertidumbre de tener derecho a un seguro digno de salud se pone de manifiesto y el gobierno se deslinda de garantizar un derecho humano como lo es el derecho universal a la salud pública.
En teoría, la reforma de salud hará posible la cobertura a un gran porcentaje de la población mexicana, donde desde la perspectiva triunfalista se habrá abatido el rezago de una economía en vías de desarrollo en materia de salud, empero, la cláusula pequeña indica que esa cobertura “magna” sólo estará disponible para quien pueda pagar su atención médica, ya sea en el sector público o en el sector privado, pues se pretende que instituciones como IMSS o ISSSTE cobren la atención médica en casos específicos, tales como el tratamiento de cáncer, enfermedades crónico degenerativas, insuficiencia renal crónica y por ende la diabetes mellitus, todas las enfermedades y padecimientos antes mencionados con un alto nivel de presencia y frecuencia en la población mexicana.
El costo de la salud pública, así como el acceso a los medicamentos tenderá en una línea muy definida al alza, lo cual imposibilitará a los mexicanos de escasos recursos (60% de la población) y las clases medias (20% aproximadamente) a estar imposibilitados para cubrir los costos de la atención médica. La responsabilidad de la cobertura de salud brindada por el gobierno se reduce a sólo atención médica preventiva y de primer contacto, pues en su mayoría las especialidades pasarán a tener costos que no toda la población podrá pagar.
La reforma en materia de salud es una afrenta al pueblo de México y, el principio universal de salud planteado por el actual gobierno no responde a las necesidades de la demanda de la población, sino que obedece a un esquema de negocios floreciente e impulsado por farmacéuticas y grupos de poder económico que avizoran ganancias crecientes en el mercado mexicano.
Si una forma de combatir la pobreza es dejar que los pobres se mueran, el gobierno de la República, encabezado por Enrique Peña Nieto, está haciendo la tarea y da un ejemplo al mundo de lo que no se debe de hacer. Dista mucho que la reforma de salud se compare con programas de seguridad social como los implementados en Estados Unidos, Europa o Sudamérica. No es un asunto de asistencialismo o paternalismo, es cuestión de garantizar la vida de los mexicanos y hasta de derechos humanos. ■
