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jueves, 2 mayo, 2024
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Turbulencia en la UAZ: las responsabilidades de Guzmán y Aréchiga

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Con la turbulencia desatada por la filtración de la grabación de una llamada telefónica se han detonado eventos que cambian el rumbo del proceso de renovación de autoridades de la UAZ. La pregunta de fondo es quién y con qué intención filtró ese audio, y si los actores políticos universitarios están actuando de acuerdo al plan del filtrador. En realidad no sabemos. Sin embargo, debemos reflexionar sobre las acciones emprendidas por las planillas contendientes y revisar tanto su justificación como sus consecuencias.

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La alianza que encabeza Guzmán logró articular muchos grupos y, por lo mismo, conformó una estructura que cubrió casi la totalidad de las unidades académicas. No es sorpresa que la última medición le dé una amplia ventaja en intención de voto. En esta alianza hay una amplia diversidad no sólo de grupos, sino de intereses e intenciones. Y no es secreto que entre ellas hay actores que son cercanos al partido oficial y a grupos del gobierno actual. Pero no todos. Así que si algún actor hizo intentos para manipular el proceso electoral desde sus estrechas relaciones con el gobierno, debe ser señalado. También es importante que los involucrados directamente en el audio filtrado expliquen con detalle su participación en la operación referida en el audio, para que, a partir de ello, los universitarios y la sociedad zacatecana puedan juzgar con elementos la gravedad del asunto, los daños causados y las sanciones que ameritan los responsables, de dentro de la UAZ y de fuera.

Por otro lado, la planilla de Guzmán guarda silencio y calla cuando justo lo que hace falta es dar claridad a sus correligionarios y a la comunidad universitaria. Su silencio contribuye a la confusión: ¿por qué no aclaran?, ¿tienen algo que ocultar?, ¿por qué se empeñan en mantenerse en la sospecha? Eso hace mucho daño a la institución. O tiene algo que ocultar o padecen ya de la enfermedad de la actual administración universitaria, lo cual es también motivo de preocupación. Torpeza o manos sucias. Ambas son malas noticias para quien pretende conducir a la UAZ en su crisis.

Adelantar conclusiones como decir que Aréchiga en verdad se retira porque encuestas (no publicadas) reportan que no logró más de 20 por ciento de la intención del voto, o concluir de botepronto que se trata de una operación de Estado, no ayudará a encontrar una salida constructiva a la crisis que se asoma. Tanto Guzmán como Aréchiga están más obligados que nadie a informar el contenido de sus diálogos y compromisos con funcionarios gubernamentales o con algún candidato a gobernador. Deben asumir que ni los universitarios ni la sociedad les perdonarán que intenten verles la cara.

La única salida constructiva será la que se emprenda conociendo la verdad y garantizando que la conducción de la Institución se base en los acuerdos de los órganos colegiados y en la participación del grueso de la comunidad universitaria. Si hubiera mano negra en el proceso, la vacuna perfecta es la alta participación de los universitarios en las decisiones y operaciones que den rumbo a la UAZ. Las intenciones de grupos que operan en la oscuridad quedarán neutralizados si se elimina la conducción unipersonal y se abre paso a la dirección colectiva de la Máxima Casa de Estudios.  La democracia y transparencia es la vacuna ante el virus de la manipulación. Vayan nuestros votos a la inteligencia y cordura para los actores políticos de la UAZ.

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