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jueves, 2 mayo, 2024
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La sociedad busca el reconocimiento a partir de lo que presume tener: psicólogo

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Por: ALMA RÍOS •

■ La exigencia de poseer aparatos como celulares refleja una “necesidad de comunicación”

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■ Comparten especialistas sus reflexiones sobre el juego, el juguete y el consumismo

“Los niños son un claro ejemplo de los padres”. Ante las exigencias de juguetes o dispositivos electrónicos esta temporada ¿Cuál es la intención de los padres de familia que se expresa a través de la compra de un regalo caro?, ¿qué están proyectando a sus hijos?, ¿buscan satisfacer las necesidades de sus hijos o se trata de un proceso de encontrar una identidad social que muestre a los demás que son sujetos capaces de “ser” en este mundo de consumo?

Las preguntas las propusieron para la reflexión, en entrevistas por separado, la psicóloga especialista en niños y adolescentes, Claudia Macías Ibarra, y el psicólogo social Juan Martín Sánchez, quienes hablaron para La Jornada Zacatecas acerca del juego, el juguete y el consumismo, en el contexto de la temporada del fin de año que se proyecta hasta inicios de este 2016 con la llegada de Los Reyes Magos.

Como actividad humana el juego es una actividad fundamental en el desarrollo de la persona en el general y en el correspondiente de la cultura, que implica la recreación de los seres humanos, precisa Juan Martínez Sánchez, docente investigador en la Unidad Académica de Psicología de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Pero la exigencia de ciertos juguetes, responde más a un fenómeno de consumo que debe analizarse como un problema diferente, pues responde más que al uso lúdico del objeto, a la posesión del mismo. Actualmente, “de manera efímera”, convirtiéndolo a veces en desecho inmediato, “por el poco interés que realmente tiene el niño o el joven por interactuar con él”, expuso.

“Es decir, estamos consumiendo por consumir, sin que sea necesariamente una necesidad ni para uso o disfrute de bien, o para su agotamiento”.

En esta misma lógica, Claudia Macías, vicepresidenta de la Asociación de Psicólogos, Psicoterapeutas y Psicoanalistas de Zacatecas, observó que la psicología de la persona está definida, además de por el maternaje, la familia en la cual se nace por el momento histórico y el contexto social en el que se desarrolla.

En este sentido dijo sobre el momento actual por el que transita la humanidad y en cita al sociólogo Gilles Lipovetsky, autor de La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, “somos personas que siempre estamos en falta”, que siempre habrá algo ante lo cual se sientan incompletas o carentes.

El sufrimiento que provoca este vacío trata de llenarse con cosas que los medios de comunicación a través de la publicidad se encargan de hacer sentir, justo que hacen falta en las vidas de las personas, “y que supuestamente ese objeto nos va a llenar”.

Juan Martín Sánchez agregó por su parte, que la sociedad occidental y ya de manera general la sociedad globalizada, “lo que busca es el reconocimiento a partir de lo que uno presume tener”.

Sobre el tema trajo a colación el trabajo de Elga Dittmar y Lucy Pepper To have es to be (Ser es tener), y otro de Melvin Prince, Self concept, money, beliefs and values (Autoconcepto, dinero, creencias y valores) donde se explora entre otros elementos, “cómo la gente construye su identidad social a partir de los bienes que posee.

Y creo que en ese sentido los jóvenes y los niños en este proceso de socialización no están exentos, pues compararse con los otros se ha vuelto mucho más importante que la propia actividad lúdica”, misma que, observó, debiera destacarse como lo trascendente para el desarrollo personal.

“Creo que en ese sentido se ha pervertido un poco la idea del juego y se ha convertido en una búsqueda ilusoria de la posesión del bien como un recurso para ser, y no la actividad como un motor para el ser”.

En coincidencia Macías Ibarra añadió que “los niños son un claro ejemplo de los padres”. La presente es una sociedad “ansiolítica” que exige tanto de los padres como de los hijos, perfección.

La ansiedad, expuso, no es otra cosa que un producto de los miedos, por ejemplo, “a ser buen padre”, mismo que vinculado a la sociedad consumista ofrecería una reflexión como “si no le compro este articulo tan caro a mi hijo es porque soy mal padre”.

Pero también los hijos a quienes se les exige esa búsqueda de la perfección en la escuela, los deportes u otras actividades, pero a cambio se les ofrece poco tiempo de compañía o atención,  “exigen cada vez más, en lugar de tiempo, regalos más costosos”, precisamente a padres que desafortunadamente tienen que dividirse para poder obtener un poder adquisitivo que la sociedad exige.

Macías Ibarra acota sobre el objeto que se solicita a los padres algo importante: “el juguete implica psicológicamente también algo que nos está diciendo la otra persona”.

En este entorno globalizado cada vez más, lo que solicitan los jóvenes pero también los niños, son dispositivos como teléfonos celulares, tablets, computadoras, etc. Esto dice, refleja justo “la necesidad de comunicación”.

Por tanto asevera, la comunicación intrafamiliar no pudiera estarse desarrollando de manera efectiva. Pero a través de la exigencia y adquisición de estos dispositivos, tampoco se obtiene no necesariamente mejor interacción con los demás, sino que se oculta “lo que en verdad somos”.

“En lugar de ayudarnos está siendo lo contrario, pero nos está mostrando la importancia de la comunicación”.

La psicóloga vuelve al tema de la exigencia de perfección al señalar que actualmente se pide a los padres de familia que no muestren, y menos hablen de sus sentimientos, pues se entiende esta conducta como demostración de debilidad. El tema viene a colación porque el acercamiento que puede establecerse con los hijos mediante este tipo de comunicación donde también se les pregunte cómo se sienten, les da elementos para enfrentar sus propias frustraciones, entre otras, aquellas respecto de los objetos que no pueden tener o que los padres no pueden conseguir.

La clave de todo esto, principalmente como padre y ante estos hijos que piden exageradamente tantas cosas es ser uno que tenga tiempo, comunicación y que principalmente se permita expresar lo que siente”, esto para que el hijo reciba un mensaje de honestidad.

El tema de dar y recibir, objetos, en este caso juguetes o dispositivos electrónicos, o cualquier intercambio material que implica la manifestación de la psicología de las personas, es bastante amplio, agrega, “porque inclusive se podría hablar de hijos que ni siquiera piden cosas caras, y el que las compra es el padre. Y ahí también está habiendo una proyección de sentirse poderoso al darle al hijo lo que ni siquiera está pidiendo”.

Ante las exigencias de la temporada, ya sean de los padres de familia hacia sí mismos o de los hijos hacia los padres, señala el académico Juan Martín Sánchez, también respecto al poder adquisitivo del salario en México, y concretamente en Zacatecas, se expresa otro tema, la compra de “clones” u objetos que emulan a los originales.

“Entonces creo que es una carrera hacía el vacío realmente, porque nunca podremos alcanzar la meta de poseer aquellos objetos que deseamos, porque cuando podamos adquirirlos ya habrá uno nuevo en el mercado. Entonces ¿tiene sentido una compra de esa manera, tiene sentido que compremos copias? Creo que no. Sin embargo creo que no hay una respuesta correcta para esto”.

A menos, agregó, que se vuelva a la reflexión que proponen Helga Dittmar y Lucy Pepper con su To have is to be, “tendríamos que preguntarnos si tener es ser o si el juguete es realmente para utilizarse o para poseerse”.

O bien, agregaría ante este escenario de una vida vivida en el vacío insaciable, la psicóloga Claudia Macías, “mientras los papás no vean la importancia de hablar de sentimientos, de sentarte y comunicarte con tu hijo y decirle ¿qué te está pasando? Solamente nos estamos poniendo una venda en los ojos”.

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