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jueves, 2 mayo, 2024
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Zacatecas, ¡quien tiene el hierro, tiene el pan!

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR • admin-zenda • Admin •

■ Historia y Poder

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A lo largo de la historia de Zacatecas se condenó la deplorable popularidad de los traidores disfrazados como tribunos del pueblo, se deploró la lista fúnebre, los nombres siniestros de los grandes engañadores de las muchedumbres y sin llegar nunca a la raíz de todos los problemas, los zacatecanos han tenido que vivir de las simulaciones y de las prebendas que la clase política dirigente escamoteó a los largo de centurias.

Las gubernaturas que ha padecido la población tienen gravísimas obligaciones aún y es sobre su cabeza que debe caer la responsabilidad íntegra de todos los desastres, de todos los actos funestos, la sangre de tantas cientos de víctimas.

Cuando la ultraderecha mexicana liquida a la democracia no hace más que cumplir con su oficio. Los criminales son los traidores a los que el pueblo confiado había entregado la dirección de todos sus logros a base de guerras civiles, revoluciones en marcha y al que ahora han engañado y maniatado a la limosna y bajo el Ruiz disfraz de la ayuda social.

Que pese a todas las advertencias, que pese a todas las súplicas, implantan toda clase de ridículas leyes y códigos de conducta que tan solo mantienen en vigor al alto mando militar de la burguesía zacatecana que se creen monarcas en un mar de tragedias y escándalos de la nota roja.

Ellos, y sólo ellos, son los únicos culpables, entre todos los culpables los más culpables, ellos en los que el pueblo engañado veía su espada y su escudo, aquellos a los que en su entusiasmo entregó su destino, ellos, y sólo ellos, son los responsables de toda esta catástrofe que ha determinado la caída de Zacatecas en el terrible abismo de las desigualdades y las desesperaciones.

Los discursos, las promesas, los programas, serían otra vez trampas, mentiras, falsedades. Los mismos tramposos volverían para ejecutar las mismas maniobras. Volverían a ser el primer anillo de una nueva cadena de reacción aún más furibunda. ¡Que la maldición y la venganza caigan sobre sus cabezas si se atreven a volver a levantarlas! ¡Y que caiga también la vergüenza y el desprecio sobre la muchedumbre que vuelva a escucharlos y solaparlos masivamente con su voto!

No basta con rechazar para siempre a los estafadores, es necesario prevenirse contra los nuevos traidores.

Traidores serían todos los gobiernos que, levantados sobre los hombros de las miserias, no procedan de manera inmediata a implantar las siguientes medidas de darle garantía y salvaguardar la de seguridad para la población.

Las nuevas administraciones entrantes en territorio zacatecano que hoy pugnan por conquistar el favor de la población sólo podrán mejorar su bienestar, si no dejan que se pierda lo conquistado por una quimera. Esas doctrinas desaparecerán si el pueblo olvida el único factor práctico de la victoria: la fuerza.

Las armas y la organización son el elemento decisivo del progreso, el único medio serio de terminar con la miseria.

Y el pueblo zacatecano sabe la suerte que les espera: primero, el agua bendita, después los insultos, y por último, la metralla. ■

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