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miércoles, 8 mayo, 2024
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Espiritualidad: transitar un camino de corazón

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Por: ZOELIA DEL CARMEN FRÓMETA MACHADO •

Estoy segura, que se han hecho está pregunta en algún momento. Confieso que yo también lo hice, muchas veces. Aunque hoy, puedo tener “algo” de discernimiento, jamás me atrevería a dar una definición. Las palabras son solo palabras. Cobran poder cuando la usas, las abrazas, las vives. “Son propiedad mágica de los que saben usarla sabiamente” (Deepa Chopra) Sí, es preciso, tener entendimiento de la espiritualidad, para nuestro bienestar y paz interior.

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Si algo, ahora, puedo compartir con ustedes es el sentir, de que todo en el universo no es como lo vemos. Hay un poco más, un  ver más, una hipertelia como decía el escritor cubano José Lezama Lima. “Dilatar el horizonte” Todo está constantemente en proceso de cambio, también las palabras, alcanzan su mejor definición en nuestro ser y actuar. Y la espiritualidad: dinámica y vibratoria (ya sea leída u oída) no escapa a eso. Menos al proceso de vivencia personal. Cada quién estrecha una palabra, un sentimiento partiendo de sus creencias, sus programas mentales,  la manera como se relaciona con la Divinidad o su yo interno.

Espiritualidad dice el diccionario “es lo perteneciente o relativo al espíritu”. También hace referencia a nuestra relación con Dios. Por lo tanto, no es una consigna, tampoco una pose,  una imagen, no lo que hagas o dejes de hacer por lo demás o el mundo. Espiritual, ya lo eres.  Desde que naces, en ti  habita el espíritu, lo que te da el soplo de vida. La inspiración. Tu cuerpo es un receptáculo de esa poderosa energía.

La espiritualidad ha sido para mí un camino de aceptarme, perdonarme y verme tal cual soy. No una mera etiqueta o fórmula. Es un ejercicio de celebración de la vida que sospecho no termina con la muerte. Un canto a la unidad, un despertar al vuelo del ave que canta en nuestro interior.

Y siempre al final del día,  me queda el saber, de que en todo momento actuó lo mejor que puedo. Los que otros crean y piensen, cada día me afecta menos, es su respetable percepción. Y la misma compasión que siento por ellos, la siento por mí. Compasión sinónimo de amor, no de lástima

Regresando a la pregunta de este escrito. ¿Qué es ser espiritual? Me queda claro, que el egoísmo, el miedo, la codicia, el juzgar, el sentirse especiales, el ataque, la culpa, soborno, castigar, quejarse, amenazar, nada tienen que ver con un comportamiento espiritual, sin intención de limitar. Aceptó que mi libertad  termina justo donde comienza la del otro. Es mi propio respeto. Mi amor por el Ser que soy.

Espiritualidad, no es imposición. Sometimiento a creencias, dogmas, espacios, poses, frases, sacrificios; no creo que para ser espiritual necesite ir al Tibet (me encantaría), alejarme del mundo, pasar horas de meditación o contemplación.

En cambio, lo es, tratar de vivir con alegría, humildad, sin fragmentación. Comportarse lo más auténtico posible con nosotros y  los demás, y eso, solo puede experimentarse en las relaciones interpersonales. Ellas son nuestros espejos. Nos enseñan a vivir en amor, es decir en espiritualidad; aprendiendo en cada momento de las situaciones y circunstancias que se presentan.  Comprendiendo, “para que” estén ciertas personas en nuestra realidad, que nos molestan,  provocan sentimientos de ira,  violencia, enojo. Los “pinches tiranos” como les dice Castaneda, son nuestros mejores maestros.

La espiritualidad ¿Es algo que se puede medir? ¿Hay grados en la espiritualidad? Puedo estar equivocada, nunca me han gustado las comparaciones que separan.  Por ello deseo pensar que no, no me interesa. Cada quien la vive a su modo y manera. Lo mejor que puede. Es una elección.

Comenzarás a vivir tu espiritualidad en la medida que te permitas amarte, valorarte, cuidarte, ser  generoso contigo, sentir que no hay conflictos piensas y haces. En la medida que te permites aceptar que no sabes nada,  no controlas nada, dejas de culparte, porque todo cuanto has hecho fue lo correcto, no podía ser de otra manera y te entregues a vivir una vida con coherencia, conciencia y responsabilidad amorosa.

Sigue a tu corazón, olvida el personaje (ego), que es la fabricación de los que otros quieres que seas.  Escucha a tu corazón  solo él, puede decirte lo que anhela. El ser humano no está condenado al sufrimiento y la desdicha. Recuerda para amar, hay que desaprender todo lo aprendido y recordar lo que ya está en nosotros.

“La vida no se gana, se vive. Decide a dejar la infancia que es un continuo pedir y conviértete en un adulto que es un continuo sembrar.”(Alejandro Jodorowsky), entonces comenzar a vivir la más profunda espiritualidad. ■

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