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jueves, 2 mayo, 2024
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¡¡No más austeridad neoliberal!!

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Como recomienda Soledad Loaeza, uno de los temas que los candidatos a diputados deberían discutir durante el mes que queda de campaña y que los electores debemos tener presente el 7 de junio, son las declaraciones del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien ha anunciado que los recortes al presupuesto federal serán permanentes; ha dejado bien claro que la política del gobierno de Enrique Peña Nieto en los años por venir será de mayor austeridad. Nos recuerda la columnista de La Jornada: “si el PRI logra la mayoría en el Congreso, ya sabemos lo que les espera a las instituciones públicas de educación, de salud, de seguridad y de administración de justicia, que son sometidas a dolorosos y costosos recortes que a corto plazo agudizan el deterioro de los salarios, por ejemplo, de médicos, policías, juzgadores y maestros, o que afectan programas de largo plazo, digamos, la contratación de jóvenes investigadores, la construcción o el mantenimiento de escuelas, hospitales y cárceles…”.

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La explicación de los recortes se basa en tres factores negativos relevantes: la reducción de los precios del petróleo que se mantendrá por un largo tiempo; la previsible elevación de las tasas de interés en Estados Unidos y la consecuente apreciación del dólar; y un lento crecimiento en la economía global. Frente a ello, el gobierno plantea que lo central es preservar la estabilidad de la economía. Por ello su respuesta es reducir el gasto.

Como en el diagnóstico hay acuerdo, lo que está a discusión es si el objetivo fundamental debe ser evitar que las dificultades afecten a los sectores sociales con mayores dificultades, o mantener la inflación, las finanzas públicas y las cuentas externas en condiciones financieras adecuadas para generar confianza. Ante situaciones parecidas, el Estado mexicano se ha decantado por el segundo objetivo y así nos ha ido. Ese debate también se está produciendo en Estados Unidos (EU) y en la Unión Europea (UE) con resultados distintos. Veamos: EU aún no se ha recuperado del todo de las consecuencias de la crisis financiera de 2008, pero sí ha logrado recuperar parte del terreno perdido en materia de crecimiento y generación de empleo. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la eurozona, donde el PIB real per cápita sigue siendo inferior al de 2007 y, como mínimo, es 10% más bajo de lo que se esperaba a estas alturas.

A partir de 2010 es que empezó a producirse una enorme divergencia en el modo de pensar de EU y de la UE. En EU, la Casa Blanca y la Reserva Federal se han mantenido generalmente fieles a la economía keynesiana clásica. El Gobierno de Obama sigue creyendo en la noción de que el gasto deficitario es algo bueno en momentos de depresión económica, y la Reserva Federal se ha mantenido fiel a la idea de que su política de no subir los tipos de interés no generaría inflación mientras la tasa de desempleo siguiese alta. La élite del poder en México calificaría su política como populista.

En la UE, en cambio, los responsables políticos se aferraron de buena gana a las supuestas pruebas que respaldaban la “austeridad expansiva”, y se rechazó el argumento clásico favorable al déficit, para optar por la idea de que recortar el gasto en momentos de depresión económica genera empleo, ya que hace aumentar la confianza. El Banco Central Europeo dio por buenas las advertencias sobre la inflación y, en 2011 subió los tipos de interés a pesar de que el desempleo seguía estando muy alto. Desde junio de 2010, se decidió reducir el gasto público para que el déficit fiscal fuera financiable sin complicaciones de largo plazo. La tesis fue expuesta con la imagen de que la austeridad, al producir confianza en la firmeza estatal para mantener su situación financiera bajo control, generaría crecimiento. Cinco años después ha quedado claro que la austeridad no ha generado crecimiento, pero sí estancamiento. Políticamente la austeridad ha puesto en crisis el proyecto social de la UE, afectando drásticamente a la población trabajadora que ha tenido que subsistir sin empleo por un tiempo demasiado largo.

Al definirse por la austeridad, el gobierno mexicano asume las tesis dominantes en la UE y en el partido republicano de EU, sin reconocer que ese dogma ya ha sido aplicado en nuestro país desde 1982 con los mismos resultados: un estancamiento estabilizador que ya no convence a nadie. Por ello, es indispensable relevar al equipo neoliberal de la conducción económica y retomar las tesis keynesianas que tan buenos resultados están aportando en distintos países, no sólo en el EU de Obama. Los sectores sociales y los territorios golpeados por el neoliberalismo, como Zacatecas, deben asumir que la austeridad anunciada generará un mayor sufrimiento humano y que la solución es construir una nueva mayoría política, que asuma que para salir del estancamiento es viable una política que combine más impuestos al uno por ciento más rico y algo de gasto deficitario, pero productivo, no en el gasto corriente.

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