Lo que ha impulsado a los detractores de la 4T, ahora lo sabemos, se mueve en el campo del clasismo y no en el de la política, la designación de Delfina Gómez como nueva secretaria de educación ha dejado ver una serie de críticas sin sustento, que no toman en cuenta nada de las complicaciones inherentes a puestos clave de tan alta importancia, al contrario, lo que leemos, tanto en twitter como en algunos medios antes llamados “serios”, es un vil pataleo que ataca directamente los orígenes de la persona en cuestión.
Es interesante comparar el nivel de crítica suscitado en este escenario con el que sucedió con el pasado secretario, ya que son perfiles muy diferentes en ciertos sentidos: varios personajes denunciaron a Barragán como un “instrumento neoliberal”, argumentando sobre acciones del pasado y una que otra declaración del ex secretario, en ese plano, fue el trabajo y el tiempo lo que poco a poco terminaron con la inconformidad, finalmente, había hechos claros que se denunciaban por tal designación, es decir, había punto de debate. Acá el escenario cambia de manera radical, pues me atrevo a decir, no son la misma clase de “críticos” los que atacan, ya no la designación, sino a la misma Delfina Gómez.
Por primera vez en nuestro país, una maestra de de asignatura (primaria) ocupará este puesto, y eso no es poco decir, se trata de una persona que conoce de primera mano las dificultades a las que se enfrenta un maestro en un contexto real. Aunado al hecho de que se trata de una mujer, la pluralidad del gabinete refrenda su talante de representatividad de la población mexicana, ahora hay 9 mujeres en secretarías de estado.
Ante este escenario, que poco a poco aumenta el poder ciudadano dentro del gobierno, no se hacen esperar los ataques de aquellos que, de manera conservadora, resultan espantados de ver a ex maestros de primaria en posiciones donde, de hecho, pueden señalar y tocar la llaga de la antes maltrecha educación mexicana. Lo cierto es que una franja mucho más amplia de la población ha celebrado esta designación, pues continúa sumando a la buena historia que se inauguró desde 2018. Hemos visto como los representantes del ciudadano de a pie han ido ganando cada vez más espacios de decisión dentro del gobierno de la 4T, yo mismo y varios de mis colegas diputados venimos de un contexto muy diferente a lo que la cámara acostumbraba, y como se ha dicho desde hace ya varios meses, los conservadores y clasistas tendrán que aceptar que la política no es un asunto solo del 1%, al contrario, la democracia en México es la que ha dictado que ya no son los poderosos los que van a tomar todas las decisiones.
Pueden los conservadores remontarse a un 2017 cuando Delfina cometió un error, independientemente de si se trató de una marca dialectal ahora corregida o un error de pronunciación, el arma de destrucción masiva de la oposición resultó en viralizar un lejano “nadien” sucedido en una entrevista en vivo. Me faltan las palabras para definir la clase de vacuidad ideológica necesaria para basarse en eso para criticar a una persona que, cargo tras cargo, ha llenado totalmente las expectativas. Sobra decir que en los puestos que ha ocupado Delfina esas expectativas no eran para nada livianas, aún como candidata en el estado de México hizo un papel histórico, en cada oportunidad hablo con coherencia y congruencia sobre aspectos profundos de la política nacional y logró acuerpar enormes esperanzas de la gente de izquierda que estaba harta del dominio del PRI en EDOMEX. No es poca cosa lo que ha logrado la maestra, es por eso mismo es que resulta del todo mezquino hacer un ataque personal y buscar ridiculizar, ya no a las ideas (pues eso les ha resultado imposible) sino a la persona que respira y vive para servir a la nación.
No señalo estos hechos solamente porque me parezca de mal gusto la estrategia de la derecha, finalmente, en la política, buscar ridiculizar al otro es una triste y corriente moneda, pero sí quiero señalar el hecho que se dibuja debajo de todo esto: cuando los opositores necesitan buscar tanto y tan lejos, y lo mejor que encuentran para oponerse es una palabra mal pronunciada en una entrevista de hace tres años, creo que hemos dado con el perfil correcto.
Cómo quisiera que todos los individuos que ocupan puestos importantes tuvieran como peor carta un desliz de esa talla, que no nos encontráramos en un país donde ex miembros del gabinete son juzgados hoy por crímenes con millones de víctimas, que los representantes del TUMOR fueran ciudadanos que de vez en cuando cometen errores de dicción, y no gente que de hecho ha defraudado a la nación en múltiples ocasiones.
En fin, yo celebro el hecho de que poco a poco la ciudadanía está haciendo ese sano balance, al tiempo veremos que este salto cuántico en la educación política de los ciudadanos seguirá rindiendo los frutos deseados, y la vieja táctica de hacerse pasar por gran lingüista no va a salvar a nadien de pagar por sus crímenes.
