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viernes, 26 abril, 2024
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Las niñas, niños y adolescentes ante la descomposición social

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Cada día se generan eventos muy lamentables que nos dan muestra del alto grado de descomposición social que enfrentamos, recuerdo el caso ocurrido en el 2020 donde un alumno de sexto grado de primaria asesina a su Maestra y luego se suicida, otro más en el que ahora que se regresó a clases presenciales, un niño ingresa un arma a la escuela y se dispara en la mano al momento de manipular la pistola. Lamentablemente en algunas escuelas se generan escenarios donde ya no solo se transmiten conocimientos sino que se puede estar en riesgo latente pues no son pocas las amenazas que reciben algunos docentes cuyos educandos son hijos de personas que trabajan en el lado oscuro de la sociedad. Como quiera que sea, en el primer tema comentado (Torreón, enero de 2020) un niño de 12 años criado por sus abuelos, tiene a la mano dos armas de uso exclusivo del ejército con los que planea un ataque certero contra compañeros y maestros. El móvil puede ser cualquiera: soledad, bullying, ausencia de los padres, desesperación o influencia de video juegos. En todo caso, el hecho no debió pasar y se pudo evitar si estuviéramos más cerca de los niños y jóvenes que ahora pueden disponer de diversos distractores que pueden alterar su forma de pensar y actuar. Recuerdo que en décadas pasadas y con otro estilo de vida, las madres estaban de tiempo completo en los hogares, al tanto de sus hijos, de la entrada a la escuela, de los amigos con los que se juntaban y a qué jugaban con ellos y, una vez que cumplías con diversas obligaciones, entonces podías salir al parque o la calle en donde no había tanta inseguridad, condición que provoca que muchos jóvenes y niños permanezcan encerrados y atrapados en las redes sociales como la internet, el Facebook, el whatsapp y otras posibilidades que pueden crear escenarios erróneos de la realidad, con matices de pornografía, violencia, juegos que matan zombis y lo que se mueva y, sin el acompañamiento de los padres, ya que estos están divorciados, separados, en cárcel o desaparecidos y en el mayor número de los casos, absortos en sus trabajos. Hace algunos años no había tantos canales de televisión que promovieran las múltiples estupideces que se muestran hoy como escenas de sexo con violencia, secuestros, asesinatos y otros dones; había personajes que en horario familiar convocaban al respeto de los padres y te motivaban a entrar en el cuadro de honor por portarte bien. En ese entonces, pretendías ser como tu héroe: el hombre araña o superman, ya cuando menos el súper ratón; ahora los niños quieren ser de otras organizaciones nocivas socialmente, les hemos cambiado directa o indirectamente la conciencia de lo bueno y lo malo. La crisis económica que nos han heredado los funestos gobiernos anteriores, motivaron la necesidad de que ambos padres trabajen y dejen al resguardo de algún familiar o al amparo de otros males, el crecimiento y bienestar de sus hijos, quienes quedan al acecho de gente que abusa de ellos o altera su normal desarrollo e integridad, pues ya ni en algunos sacerdotes se puede confiar, a la postre muchos de ellos, voraces fieras sexuales que se esconden detrás de una sonata y a la sombra de Dios. Así se va construyendo una estructura social que se desmorona, que se pudre y agusana; no queramos ver armonía y estabilidad en donde no la hemos sembrado; lo que vivimos hoy, es el resultado de lo que hemos hecho mal o no hemos realizado adecuadamente y tendremos que pagar la factura con responsabilidad o sin ella. Los eventos en donde una niña, un niño o un adolescente se vea vulnerado, se seguirán lamentablemente sucediendo, pues la descomposición social está presente, el acecho de la maldad y sus múltiples formas está latente y, la justificación de que trabajamos por su futuro también, si saber que éste jamás llegue. Es necesario, pues que cada institución gubernamental o de la sociedad civil promueva acciones coordinadas en donde la educación promueva los valores, el estado genere la cultura del respeto a los derechos humanos fundamentales y los órganos del gobierno instituciones sólidas y personal capacitado para enfrentar desde el ámbito municipal, todo aquello que motiva la descomposición social, solo juntos en unión social, podremos enfrentar el cáncer que amenaza con hacer metástasis en detrimento de lo grande que es nuestra querida patria.

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