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lunes, 6 mayo, 2024
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La cochina política

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

En la cochina política juegan a la democracia los políticos cochinos. Gesticulan y simulan. 

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Es cochina porque en el entorno en que se aplica, las condiciones en las que se opera y los actores que en ella participan son sucios, desaseados y en ciertos casos hasta asquerosos, como define el termino el tumbaburros. En el caso específico de la mexicana, la política es una práctica cochina en la mayoría de los casos en todos los ámbitos que van desde el nacional, el estatal y regional, hasta llegar al municipal. 

La palabra política como sabemos, viene del termino griego “polis”. Las polis eran las ciudades en las que habitaban los ciudadanos en las que se reunían en asambleas en el agora, que no era otro espacio que el lugar publico para discutir y deliberar lo asuntes de la comunidad. En las polís no todos eran ciudadanos sino solos los aristócratas, terratenientes, comerciantes y funcionaros de los que dependían de ellos los esclavos. Las sociedades clásicas (Grecia y Roma) fueron esclavistas y solo los ciudadanos aristócratas tenían voz y voto.

En términos latos, la política es el conjunto de relaciones que incluye las decisiones y acciones de los que detentan el poder buscando servir y beneficiar a la sociedad o grupos de esta. Por antonomasia la política es o debiera ser todo aquellos que los gobiernos y políticos hacen en favor del bien común.

Para Aristóteles, uno de los fundadores de la ciencia política; ésta era la interrelación de las leyes, las costumbres y las propiedades con los casos reales. Entre los principios de esta interrelación está la búsqueda de la perfección que debe traducirse en “el fin último o felicidad del ser humano”.

En un rapidísimo y somero examen, nuestros políticos y gobernantes se rigen por la búsqueda de la felicidad de los que dicen gobernar o representar, son contados. Los más no buscan servir sino servirse de los cargos y el poder que estos les otorgan.

La política que debería de ser la más noble de las practicas al lado de la de educar; en nuestro medo es sinónimo de transa. Porque como dice el dicho; “el que no transa no avanza” y “donde hay obras hay sobras”, así como la máxima del profesor Carlos Hank Gonzáles, “un político pobre es un pobre político” muy emparentado con el dicho con una alta carga de cinismo atribuido al tlacuache Garizurieta: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.

Para M. Weber, un científico social más moderno que Aristóteles la política es pragmatismo.  Los políticos weberianos buscan sobre todo conquistar o retener el poder ya sea legalmente, por la vía de las tradiciones (transas, mañas o malas costumbres), o bien a través del carisma propio de los políticos populistas. Siendo pragmáticos de suyo, nuestros políticos, se puede decir que son más weberianos que aristótelicos. En su pragmatismo usan sobre todo el bien propio y el de si circulo de allegados. ‘Qué representa por ejemplo la candidatura de Xóchitl Gálvez para los políticos mafiosos del PRI y del PAN? Cargos, canonjías y dinero que les darán por los votos obtenidos. Al estar tan desprestigiados y no tener entre sus filas a un político honesto, con trayectoria reconocida y con arrastre, registraron a la hidalguense no pensando en que ganaran la presidencia sino en los cargos para sus líderes y sus cercanos, parientes y amigos en primer término. 

En materia de decencia y honorabilidad pocos se salvan. Sobran ejemplos de políticos y funcionarios de estos partidos, sobre todo panistas que se enriquecieron vía los moches y el tráfico de influencias desde la presidencia de la republica las cámaras de diputados y senadores, gobernadores y hasta presidentes municipales. Esto ocurrió sobre todo con los gobiernos panistas que ganaron mala fama por esta práctica corrupta.

Por eso es que defienden o buscan los huesos políticos sea buscando relegirse o arribar por primera vez. Lo hacen a costa de lo que sea, verbigracia gastar el dinero público, endeudándose cuya droga la pagan una vez que ganen o en connivencia y complicidad con las bandas y mafias. Concha gruesa y resbaladiza, hábiles para decir mentiras, hacer promesas que rara vez cumplen, y crear expectativas y poca seriedad para cumplir sus compromisos; ese es el perfil promedio de nuestros malos políticos. Esto es incluye a todos los partidos. Muy pocos se salvan de ser honestos. 

En la coyuntura de la campaña electoral más grande de nuestra historia y en la víspera en que los candidatos y el candidato presidenciables velan armas para el segundo debate, lo que hasta ahora hemos presenciado son campañas en las que el lodo salpica por todos lados. Las acusaciones de corrupción se lanzan en todos sentidos.

En la cochina política juegan (no precisamente con las mejores cartas) los políticos cochinos. Así estamos. Esos bueyes tenemos y con esos no nos queda otra que arar.

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