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jueves, 2 mayo, 2024
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Me da gusto que los estudiantes se manifiesten, pues había una pasividad total: Martín Ornelas

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Por: ALMA RÍOS • Araceli Rodarte • Admin •

■ Seminarista, de formación humanista; participó en la fundación del FPLZ y militó en el PSUM

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■ Su paso por la administración pública, primero satisfactoria, terminó luego en desilusión

Hijo de cristeros y por tanto receloso del gobierno por tradición familiar, sentimiento que luego fundamentaría con sus propias vivencias y referentes temporales de juventud al acercarse emocional e intelectualmente al Movimiento Estudiantil de 1968 y sus posteriores secuelas, en la figura de Martín Ornelas puede retenerse la imagen de aquel estudiante de secundaria que como referentes colgaba en la pared cercana a su cama en el Seminario, sendos pósters del Ché Guevara y la Guadalupana.

Martín Ornelas es producto de un tiempo de cambio.  Eran los finales de los años 60 del siglo pasado. Su formación humanista proporcionada en el Seminario, donde aprendió el sentido comunitario, se entrecruzó con los impactos del Concilio Vaticano II y los aires de la Teología de la Liberación, de los que dice haber recibido influencia entre otras cosas, en la inclinación en contra de la injusticia, un elemento también aprendido en el hogar, y la búsqueda por cambiar las condiciones de vida de los más pobres, pero aquí en la Tierra.

Nacido en Fresnillo en octubre de 1951 luego de que sus padres migraran de su original San Juan de los Lagos, ha sido siempre militante de causas, muchas, la mayoría desde la visión del sector estudiantil.

Su primera huelga la organiza durante su época de instrucción primaria, cuando tenía 12 años. La manifestación de inconformidad duró 15 días y tenía el propósito de objetar la segregación de niños y niñas, antes reunidos en un grupo mixto.

Ya entonces militaba en la Asociación Católica de Jóvenes de México. Luego fue seminarista fundador de la Sociedad de Alumnos, universitario, y en su carácter de preparatoriano primero como jefe de grupo de primer grado y luego como presidente de la Sociedad de Alumnos, crítico del control de los estudiantes por el PRI-Gobierno y por tanto de las prácticas represivas e intimidatorias.

En el trayecto de preparatoriano a estudiante de ingeniería y  luego de agronomía, esto es entre 1970 y 1982, fue partícipe de la Reforma universitaria del 1971 y sus modificaciones al plan de estudios y de la incipiente democratización de la UAZ para que los estudiantes tuvieran representatividad y opción de voto, también ocupó la representación de la Federación de Estudiantes Universitarios.

Inmerso en la oleada en que la Autónoma de Zacatecas se involucró también en las causas sociales participó asimismo en la fundación del Frente Popular de Zacatecas y la fundación de la colonia Emiliano Zapata en Fresnillo.

Fue asimismo militante del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), por el que ocupó el lugar de director de Desarrollo Social del ayuntamiento fresnillense encabezado por Gonzalo Ledesma Bretado entre 2001-2003.

Luego transitó al PRD cuando la oleada Monreal logró hacerse con la gubernatura del estado. Posteriormente fue precandidato interno a la alcaldía por Fresnillo, en un juego que ya estaba acordado para que se inclinase por el hermano del entonces primer mandatario estatal. No obstante, aceptó una regiduría en la administración que encabezó Rodolfo Monreal Ávila.

La experiencia en la administración pública, primero satisfactoria, pues le permitió gran acercamiento con la gente para atender sus demandas, de entre las que hace el recuento de haber logrado la instalación de 24 casas de salud y equipar otras 30, terminó luego en desilusión.

Se enfrentó a los efectos antidemocráticos del clientelismo y la extorsión que desde el poder se hace de los más pobres mediante el condicionamiento que permite su integración o no a los programas sociales, el uso del aparato gubernamental para garantizar los votos al elegido desde el poder.

Martín Ornelas dijo adiós a la militancia partidista cuando fue definido con intenciones de suceder a la entonces gobernadora Amalia García, Antonio Mejía Haro.

Hoy expresa más que un desencanto, un franco rechazo por la corrupción que traspasa una a una a las instituciones de orden partidista, civil o eclesiástico.

Ingeniero civil, agrónomo, maestro en Ciencia Política, doctor en Historia; sus pasos por la academia se aparejaron siempre a la participación política.

De las luchas en que participó junto con otros jóvenes inconformes y que seguro muchos desconocen aunque gozan de aquellos logros para los universitarios, se encuentra la consecución de casas para estudiantes, el descuento en transporte, los comedores estudiantiles, la construcción de la ahora Unidad Académica Preparatoria Programa 2, la apertura de la Unidad Académica de Agronomía, salones para la correspondiente de Ingeniería, entro otras.

¿Por qué aquel joven seminarista no se convirtió en un sacerdote más, uno que correspondiera a las expectativas de su familia, que como muchas otras en Zacatecas aspiraban a tener un religioso en casa? La respuesta tiene que ver con aquel poster del Ché Guevara.

Luego de seis años interno en el Seminario, tuvo un connato de pleito con su entonces padre espiritual, cuando este rompió la imagen del guerrillero argentino.

El gesto fue aparejado a la acusación de que “nosotros estábamos ahí en el Seminario porque no podíamos desempeñarnos afuera, éramos unos fracasados, por eso estábamos ahí, y que afuera nunca la íbamos a hacer”.

Luego de discutir más de una hora, el coraje en la amplia acepción de la palabra, le hizo tomar la decisión de salirse “para demostrar que sí podíamos valernos como personas afuera”. La Iglesia Católica perdió un sacerdote pero Zacatecas ganó un luchador social.

En la coyuntura que hoy enfrentan los actuales estudiantes que tiene como una yaga viva los recientes crímenes contra los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa en Guerrero, Martín Ornelas comenta:

“A mí en primer lugar me da mucho gusto que los estudiantes se manifiesten porque había una pasividad total, entonces ahora se me hace que están despertando, pero de una manera no muy organizada, entonces tengo el temor de que pudiera ser pasajero que no se constituya una organización estable e independiente y que luche por los problema que tiene la universidad y se ligue a las causas nacionales y populares”.

Espera que a largo plazo se forme una organización estudiantil que aglutine a todas las escuelas mediante una coordinación porque advierte “el movimiento va a ser pasajero”.

A diferencia de los embates contra los estudiantes que se dieron desde 1968, esta lucha dice, no es contra Gobierno Federal, sino porque aparezcan los 43 desaparecidos.

“Entonces yo no puedo comparar lo del 68 con lo de ahora porque aquellas fueron condiciones mucho muy diferentes, que cimbraron el sistema, se luchaba contra el sistema y ahorita no se está luchando contra él”.

Pudiera darse esta derivación, luego que los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional han modificado sus demandas, que ahora pretenden trastocar los criterios de la Reforma Educativa y junto con la UNAM quieren hacer una reunión donde además del caso Guerrero se busque lograr mayores recursos para la educación.

“Ahí va a haber muchas divergencias con el gobierno. No lo va a aplaudir porque ya van a estar cuestionando al mismo sistema”, dice.

De sí mismo y para cerrar su perfil, imposible de comunicarse en pocas palabras, agrega, “lo que sí puedo señalar es que mi línea no ha cambiado. Sigo con los mismos ideales desde que era joven, desde que estaba chico muy chico. Y me da mucho gusto que los estudiantes se manifiesten no como algo nostálgico que nosotros hicimos, sino algo que los haga participar de manera independiente por la solución de sus problemas por el país, que no se queden sólo encerrados en sí mismos sino que vayan más allá de la problemática local”.

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