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viernes, 26 abril, 2024
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Proyectan la cinta francesa La Danseuse, dentro de la categoría Una cierta Mirada

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Por: CARLOS BELMONTE GREY • admin-zenda • Admin •

■ La película es un biopic de la bailarina norteamericana Loïe Fuller, pionera de la danza moderna

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■ La directora ha utilizado como eje emocional del film la homosexualidad de la danzante

En la categoría Una Cierta Mirada de la Selección Oficial de 69 Festival de Cannes hemos tenido la oportunidad de ver el filme francés La Danseuse, dirigido por Stéphanie Di Giusto y estelarizada por Soko, Gaspard Ulliel, Mélanie Thierry, Lily-Rose Depp y François Damiens.

La película es un biopic (con las libertades de la adaptación, por ejemplo la bailarina no hablaba francés ni tenía padre francés, ni siquiera estuvo rodeada de hombres) de la bailarina norteamericana Loïe Fuller (1862-1928) pionera de la danza moderna y célebre por sus figuras y danzas con grandes mantos que enredaba alrededor de su cuerpo. Ella consiguió imponerse en la época en que los ballets dominaban los escenarios. Además implementó la idea de juego de luces para dar espectacularidad a sus performances, hasta 25 técnicos de luz y electricidad en un escenario. Fuller fue también vanguardista en la lucha por los derechos de autor al registrar sus espectáculos de luz y danza.

Di Giusto trató de recuperar en orden cronológico su migración desde la campiña norteamericana, su paso desafortunado por los teatros neoyorkinos y su emigración a París en donde debutara en el Teatro Folies Bergère y posteriormente en la Opera de París. Sin olvidar el sufrimiento de su cuerpo sometido a los pesos de las telas y de sus ojos quemados por los reflectores directos a su rostro; y por supuesto, la formación de su cuerpo de bailarina. Aunque, por otra parte se vio confrontado al problema de que las danzas de Fuller nunca fueron filmadas, a pesar de que Thomas Edison era su amigo, ella siempre rechazó la idea de “quedar encerrada en una caja”.

Además, ha utilizado como eje emocional, acentuado por la fuerte fisionomía de la bailarina, su homosexualidad, pero teniendo la precaución de no hacer de ello el tema central del filme. Su amor traicionado y sus recaídas en la heterosexualidad. Todos estos encasillamientos, sin embargo, no tienen lugar en el filme de Di Giusto que consiguió, precisamente, evitarlos y mostrar la preferencia sexual como una opción más de las que hay sin censurar una supuesta existencia de lo “normal”.

Desde el inicio del filme vemos las vertiginosas tomas que acompañan la fuerza de la bailarina. En el teatro, el director tuvo el cuidado de no meternos a tiempo completo al rostro y brazos de la danza, sino de darnos el espacio para observar el espectáculo desde las gradas. Quizás de otro modo no se hubiera podido apreciar el juego de luces y los pliegues de los 350 metros de sus mantas de seda.

Recurre a códigos cinematográficos para las expresiones de emociones: los vestidos blancos para los días de optimismo y los negros para los días caídos en los vicios, los celos y el dolor mental. Por supuesto que era impensable obviar los decorados de la Belle Époque, los satines, las sedas y gamuzas de tonos rojos y violetas que arropaban paredes y muebles de hoteles, restaurantes y cafeterías.

La Danseuse es por todas estas razones una de las fuertes candidatas a llevarse reconocimientos en Una Cierta Mirada y también la Cámara de Oro por ser la Ópera Primera de Di Giusto.

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