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jueves, 2 mayo, 2024
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Muralismo urbano, entre la legalidad y la ilegalidad, señala el artista Sergio Navajas

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Por: ALMA RÍOS • Araceli Rodarte •

■ El grafiti surge en las metropólis debido a la gente que trata de decir algo al mismo tiempo

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■ Esta forma de obtener notoriedad está dirigida a todos, comenta para el programa Acentos

“El grafiti siempre va a ser vándalo y todo esto, porque es como lo que aprendes en la secundaria cuando eres rebelde y no tienes respeto por nada,  nace ahí.  Y es la etapa donde te vale todo: pintar y vandalear. A lo mejor evoluciona un poco pero siempre va a ser el mismo arte y aunque lo metan en galerías y en salas, el grafiti va a estar afuera. Y las personas que hacen grafiti lo saben, que el grafiti nunca va a cambiar”, dijo Sergio Navajas sobre una manifestación que surgió en la calle y sigue en la calle, pero también, encuentra ya espacios de realización incluso en la institucionalidad.

Hoy día, Navajas no se considera grafitero, y sitúa lo que hace, entre el grafiti y el muralismo. En entrevista con Carlos Navarrete dentro de Acentos, el programa de La Jornada TV dedicado al análisis de la sociedad, el arte y la cultura, agregó sobre la línea que en esta expresión divide lo legal y lo ilegal, que igualmente respeta una u otra manera de abordarla.

“Me gustan mucho las dos partes del juego. De hacerlo en esta forma de salir y hacerlo en la calle y sentir la adrenalina, de que los policías pueden estar detrás de ti, me gusta eso.  No me apego mucho porque me han pasado un par de accidentes y no me agradó”.

Más allá de una expresión trasgresora,  que encontró como joven adolescente de secundaria y de la que desistió, dijo, gracias a que “no me gusta la opresión o que quiten la libertad”, encontró en 2012 en el contexto del All City Canvas realizado en la Ciudad de México, un festival de muralismo urbano, una nueva forma de acercarse a esta manifestación.

“Vi estas personas que pintaban en un formato gigante y que lo hacían de manera tan impresionante. Fue el momento en que me decido…yo estaba muy alucinado porque veía en Internet que hacían cosas impresionantes que tenían colores súper chidos, y eso fue lo que me llamo la atención (…) y allí te das cuenta de que tan cabrón, esta la escena del muralismo, y cómo son las personas, cómo son los eventos, y cómo son los  patrocinios, cómo se maneja profesionalmente”.

Sergio Navajas añadió que “claro que siempre tuve miedo de muchas cosas,  porque cuando sales a la calle a pintar obviamente es arte público y no sabes lo que la gente te va a decir o van a pensar de lo que haces. Y muchas veces lo cuestionan mal, simplemente por usar spray, lo determinan como un grafiti malo”.

La manera en la que se expresa actualmente implica la intención de provocar una conexión con el público y la pared, y “generar que lo miren y se lleven algo, sea malo o sea bueno”. Pero también se manifiesta como artista plástico exponiendo su obra en galerías.

A diferencia de grafiteros como Bansky o Blue, quienes se inscriben en el contexto internacional y se destacan por sus posturas políticas plasmadas en los muros, Sergio Navajas señala que lo suyo “es algo más personal, son personajes que se parecen más a mi carácter”.

Añadió sobre otros artistas que practican el muralismo urbano, hay también, “gente que le tira mucho a la política, a este mal gobierno que tenemos en México, a la pobreza que hay, a toda esta mierda”.

Team destructo en la Ciudad de México, ejemplifica, es el más sobresaliente a este respecto, sus expresiones son críticas a la sociedad y la política, “que afectan a todos”. Añade que la valoración que han recibido por su trabajo se ha dado quizás, “porque estaban en contra de lo mismo que el público está en contra. Entonces ahí hubo una conexión”.

El grafiti surgió en medio de las grandes metrópolis, apuntó Carlos Navarrete, donde son prolijos los ruidos visuales y auditivos. En comentario Navajas agregó que en estos sitios, justo donde hay más gente y por tanto competencia, “tienes que hacer algo diferente, más grande o más difícil (…) esto surge porque hay tanta gente tratando de decir algo al mismo tiempo y tu como artista o grafitero, o lo que seas, tienes que tratar de decirlo, que se entienda, tratar de ser casi, casi, el mejor”.

Esta forma de obtener notoriedad está dirigida a todos, señala, porque es una manifestación totalmente pública pero “quien más la entiende es quien la hace”. Acerca de las intervenciones que dañan monumentos, o paredes públicas o privadas, agregó que cada vez más, en su caso, va “digiriendo” dónde pueden y deben hacerse.

“Al principio nadie te tiene respeto y a nadie les tienes respeto. El respeto para mí es muy importante. Es como en la vida cotidiana, hay gente que no respeta y gente que respeta y valora, hay gente que lo va a valorar y te va a apoyar en el trabajo”.

Sobre su pseudónimo, usanza común entre los grafiteros que igual consigue notoriedad si la hechura de los tags, las bombas o las pinturas es de buena hechura, o anonimato, si es la autoridad la que lee los mensajes en un muro cualesquiera de una ciudad, agregó que, no tiene una gran historia interesante detrás, y por tanto, habrá de inventarse una buena historia para contar.

El artista, nacido en la Ciudad de México y avecinado actualmente en Puerto Vallarta, Jalisco, quien en este momento de su vida estudia Diseño Visual, expresó que lo que hace es una pasión que trasciende la edad.

Bansky señala, tiene alrededor de 55 años, y “sigue siendo ilegal y haciendo grafiti”. Él por su parte, vino a Zacatecas para ofrecer dentro de la legalidad y la institucionalidad una exposición, La Entrada 514, que puede apreciarse en la Casa Municipal de Cultura Zacatecas.

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