¿Cómo se inicia una columna de opinión?
Pregunto pues el espacio de la columna es el espacio del “deber ser”. El opinólog@ se yergue desde “el deber ser”, desde templo que significa cualquier medio de comunicación, dígase periódico, revista, página de Internet, facebook, twitter u otro espacio inmerso en el aura de la “verdad”.
La verdad lanzada a manera del sermón de la montaña se construye sobre el prestigio de quien lo dice, pero, sobre todo, desde donde lo dice. Así la verdad esgrimida desde cada una de las centenares de columnas cotidianas en México, se enfrentará a la verdad del de enfrente y así, como en reacción atómica, desde todos los púlpitos mediáticos, se producen luchas para, por la fuerza de cada medio, posicionar a sus opinadores sobre otros.
La construcción de la verdad mediática nunca será un asunto pacífico, nadie puede seriamente prometer un camino pacífico hacia la verdad.
¿Por qué debo creerle a un opinólog@ y no a otr@? La respuesta puede ser algo simple y cínica. Básicamente porque él o ella lo dice, siempre respaldado con un currículo que nos demuestra que su conocimiento y experiencia lo capacita para explicarnos “la realidad” desde el teocalli que construyó la plataforma que l@ respalda.
Se lee una columna para nos expliquen la realidad (buena parte política) quienes saben y ven cosas que nosotros no vemos, pero también la leemos porque “sabemos” que piensan que su pensar es similar a quien lo lee. Es decir, ratifican el conocimiento de la verdad de cada lector, espectador o escucha.
Una columna de opinión explica, ratifica y da seguridad a un público que es parte de una comunidad con valores y creencias similares. Las preguntas expuestas en una columna de opinión generalmente son preguntas retóricas, es decir, que carece de expectativas una respuesta. Se le pregunta a quien sabe y espera la respuesta de antemano. Es decir, son argumentaciones políticas enmascaradas en el análisis.
Pero también es falso que exista un solo discurso que no se haya pronunciado desde una posición ideológica. La inocencia no existe. Escribimos, todas y todos para impactar, convencer y sumar adeptos y lectores que comulgan con nosotr@s y muchos más como nosotr@s. La objetividad, la inocencia y Santa Claus no existen.
Si llegaste hasta aquí, perdón por romper tu corazón.
Hoy, me presento para tratar de construir un espacio para hacer preguntas a un mundo que se niega a dar respuestas, ocultándolas en llamativos discursos, encuestas, material multimedia y el vacío de la promesa del futuro.
Escribo porque necesito escribir, con una ideología que, si me permites, te iré mostrando. Haremos circular las palabras para que se reproduzcan las respuestas. Comunicar en un juego dialéctico, donde la contradicción nos de respuestas en la multiplicidad de diálogos.
Ojalá y volvamos a leernos aquí en un futuro cercano.
@m10_1975
