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viernes, 26 abril, 2024
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Los retos de la nueva dirigencia del PRD

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

México es un país con una desigualdad espantosa, una pobreza rampante y una corrupción que nos ahoga. Y si esa no es nuestra bandera máxima, seremos cualquier cosa, pero no seremos izquierda”, afirmó recientemente Agustín Basave, recién electo presidente nacional del PRD, quien inició su alejamiento del PRI a partir del asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994 y terminó con su renuncia al mismo en 2002.   Apoyado por todas las facciones, mal llamadas corrientes, este académico autodefinido como socialdemócrata cuenta con muy poco tiempo para mostrar el contenido de la “renovación radical” que ofreció ayer en su discurso ante el Consejo Nacional que lo eligió, y también para mostrar el margen de maniobra que le permitirán los jefes de las tribus perredistas.

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Sin duda alguna, el politólogo regiomontano tiene claro que su presencia en la presidencia nacional de un partido al que ingresó apenas hace unas cuantas semanas no se explicaría si la organización no estuviera en una profunda crisis, y si la misma no hubiera sido reconocida por los mismos que ayer lo ungieron casi por unanimidad. Y ello es lo que puede permitirle cumplir una de sus promesas: colocarse por encima de todas las facciones y, no solo eso, tomar medidas para que se transformen en verdaderas corrientes de opinión. Lo anterior se dice fácil pero es tremendamente difícil, pues significa impedir que sean precisamente esas facciones las que decidan las candidaturas del PRD para las elecciones de 2016, mediante el método del reparto entre las mismas sin tomar en cuenta a la sociedad ni a su militancia. Basave tendrá muy presente que así como su carácter de externo le permitió ser el dirigente principal del PRD, la solución para sus luchas internas por las principales candidaturas puede estar en la apertura a personas de la sociedad civil comprometidas con las banderas de la izquierda.

Otro de los compromisos principales de Basave es la lucha contra la corrupción en el país y en el propio partido, lo que significa reconocer que una de sus causas fundamentales es el hecho de que muchos gobiernos y representantes del PRD hicieron propios los vicios del viejo régimen, en especial el clientelismo, el patrimonialismo, la impunidad, la compra de votos y el dominio del dinero en todas las esferas de la lucha electoral, de manera que muchos de sus dirigentes y operadores políticos no resistirían una investigación patrimonial en serio. Basave tendrá que construir con la transparencia de sus actos y decisiones una muralla que impida la permanencia en sus filas, o el arribo a las candidaturas, de personas sujetas a la mínima sospecha de haber cometido actos ilícitos o de tener relaciones con grupos criminales. Ello significa que de inmediato abra investigaciones en el terreno de los hechos, para que la dirección del partido se allegue la información indispensable para saber quién es quién entre los aspirantes a sus candidaturas. Pronto veremos si, por lo menos, lo dejan intentarlo.

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