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jueves, 2 mayo, 2024
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El tiempo histórico de José Revueltas

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

  1. Infancia es destino

En esta entrega continuamos con la sinopsis general sobre la vida de José Revueltas Sánchez. Aunque no siempre se cumple cual ley infalible, en el caso del niño Pepe Revueltas, muchas vivencias de la infancia marcaron su vida. El origen y condición económica de sus padres y familia, la cultura del padre comerciante y su gusto por las buenas lecturas, la religiosidad de su madre y el choque que le significo trasladarse siendo todavía niño de la ciudad de Durango a la de México, con los contrastes que vio en ésta con sus marginados le dejaron una honda huella. De aquí tomaría las fuentes de las que abrevó para su narrativa y su vocación de militante opositor al régimen político heredado de la Revolución. Para nuestro trabajo recurrimos en primer término a una fuente directa, de las llamadas de primera mano como lo es la “Autobiografía”, tomada de Las evocaciones requeridas, tomo 7 de la obra reunida (Revueltas, 2014: pp. 571-590). Otro texto fue el de Álvaro Ruíz Abreu, Los muros de la Utopía (2014), obra que tiene un tono biográfico sobre el personaje y que me motivo a leer algunas de las novelas y cuentos más representativas de nuestro personaje de quien sólo conocía algunos de sus ensayos y cuentos; amen del libro de crítica sobre la obra de Revueltas coordinado por Edith Negrín, Nocturno en que todo se oye, (1999), de Philipe Cheron El árbol de oro. José Revueltas y el pesimismo ardiente. De ellos más que la crítica literaria de su extensa obra, lo que se rescata aquí son los datos de su vida en el espacio y tiempo históricos que vivió, pues ese y no otro es el motivo de estas notas.

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Vayamos pues al grano. Miembro de una familia numerosa, compuesta de doce hermanos “al viejo estilo provinciano” según nos cuenta el protagonista, fue hijo de doña Romana Sánchez, quien descendía de familias de mineros y del comerciante ambulante del mismo nombre a él. Contrariamente a lo que se cree, el destino quiso que viera sus primeras luces en la ciudad de Durango y no como se cree en Santiago Papasquiaro, lugar donde vivió anteriormente su familia. El mismo año en que ocurrió La Batalla de Zacatecas, cuando la ciudad todavía olía a pólvora, nació en un 20 de noviembre, fecha cargada de significado histórico, pues ese mismo día cuatro años atrás dio inicio la revolución maderista. El sello revolucionario distinguiría la personalidad del duranguense, si bien nunca logró ver la revolución socialista que él deseaba para su país. En 1920 la familia Revueltas empujada por la inseguridad que asolaba al Norte, llegó a vivir a la ciudad de México. El niño Pepe tenía apenas seis años y debió notar los contrastes entre la ciudad que dejaba y a la que hacía su arribo. Recurriendo a la terminología marxista a la que fue tan afecto al haberse formado con esa disciplina en el estudio y práctica, su familia puede decirse que era de tipo pequeñoburguesa  que pronto vino a menos: “ Se trataba de una familia conservadora, más o menos bien establecida, que llegó a tener cierto desahogo económico y que, a partir de la muerte de mi padre, en 1923, declinó grandemente en ese sentido, hasta llegar al extremo máximo de la precariedad” (Revueltas, 2014, p. 571). A los nueve años, a muy temprana edad quedaría huérfano. El lugar del padre lo tomaría la madre que se preocupaba por todo y que desde que vivía el esposo, como todas las familias matriarcales, “intervenía bastante” al decir de su hijo. De todos sus hermanos a quien más quiso José fue a Silvestre, al que llegó a ver como el sustituto de la figura paterna. Miembro de una familia religiosa a la vez que anticlerical, de bohemios y artistas, sin prejuicios, tuvo en el padre a su primer educador al inculcar el gusto en sus hijos por la lectura y la poesía. En el seno familiar se leía y comentaba La Biblia y obras de escritores rusos. De ahí porque buena parte de la maquina literaria revueltiana (E. Escalante dixit)  este plagada de pasajes alusivos a cristo, términos bíblicos y valores cristianos, como al subjetivismo psicológico de Dostoievski y del estilo narrativo que entre realista y romántico distinguió a los escritores rusos. De su paso por la Primaria, el auto biografiado menciona que estuvo hasta el cuarto grado en  el Colegio Alemán, institución privada no clerical que al compararla con la escuela oficial (pública) para varones, señala que en ella “aventaje más” que en la particular con todo y su enseñanza libre. Es posible que esto sea cierto aunque pudo pesar en su ánimo el hecho de que recordara una de sus vivencias en el  en el Colegio como fue el que sus compañeros se burlaba y hacían escarnio del tipo de botas que usaba y que nadie más calzaba.

El destino le tenía reservado el ser un estudiante autodidactica y demostrar como en su caso, que se aprende más en la escuela de la vida que en la instrucción formal. En el mismísimo primer año de la secundaria la abandonó. Contrario a los alumnos de lento aprendizaje, “…me pareció un sistema demasiado lento, no satisfacía mis necesidades de aprendizaje, así que decidí estudiar solo (Ibíd., pp. 572-573). Optó por ser un asiduo visitante de la Biblioteca Nacional en la que se dedicó a devorar libros como enajenado durante tres años. Ese recinto libresco sería su primera cárcel liberadora por paradójico que parezca. Dice que no fue vasconcelista porque ya había escogido militar en la izquierda siendo todavía un adolescente. El que su hermano Fermín haya sido fundador de El Machete, periódico del partido comunista, mismo que devoraba, influyó para su ingreso después de haber sido puesto a prueba como mandadero y activista repartidor de propaganda. n

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