■ Ofrece conferencia en clausura del Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales
■ Hay siete tendencias que anuncian el fin de este modelo económico, expone
El cambio climático, el fin de la sociedad centrada en el trabajo pagado, la creciente desigualdad, el estancamiento económico crónico, la crisis alimentaria mundial, el fin de la ilusión de que la democracia es compatible con el capitalismo y la disminución creciente del poder de los medios de comunicación masiva, son las siete tendencias que anuncian el fin del capitalismo, afirmó Julio Boltvinik Kalinka, profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.
Durante la conferencia de clausura del Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales realizado por la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), el especialista aseguró que “la salvación del planeta pasa por trascender del capitalismo”.
Respecto al cambio climático, expuso que ese fenómeno puede llevar a una sexta extinción, que en esta ocasión desaparecería una proporción importante de la mayoría de las especies que pueblan el planeta.
La segunda tendencia, fin de la sociedad centrada en el trabajo pagado, agregó, es un fenómeno cada vez más presente en la actualidad, pues la automatización generalizada de los procesos productivos disminuirá a tal grado la participación del trabajo manual e intelectual, que la sociedad basada en el trabajo asalariado ya no podría funcionar sin cambios radicales.
La creciente concentración de la riqueza es otro factor que produce el capitalismo en las últimas décadas y, aludiendo a Joseph Stiglitz, coincidió en que “estamos pagando un alto precio por nuestra creciente y desmesurada desigualdad. No sólo crecimiento más lento y PIB más bajo, sino mayor inestabilidad. Una democracia debilitada, una percepción de equidad y de justicia disminuida e incluso un cuestionamiento de nuestra identidad. El deterioro económico y político ha ido acompañado de la pauperización moral, pero lo más importante de todo, la degradación de valores hasta el punto en que todo es aceptable y nadie es responsable”.
La cuarta tendencia, indicó Boltvinik Kalinka, es el estancamiento económico como el estado económico permanente del capitalismo contemporáneo, lo que es explicado por varios autores como “una crisis sin fin, porque influye inexorablemente en el funcionamiento de lo que llamamos el capitalismo monopolista financiero, dominado por un puñado de corporaciones gigantes”.
Según explicó, un capitalismo que ya no crece es un capitalismo agónico, pero no se trata solamente de una crisis de la economía capitalista, sino también de la ciencia económica ortodoxa.
La crisis alimentaria mundial como consecuencia del agotamiento del modelo de agricultura contaminante, cuyo rendimiento se ha estancado, es la quinta premisa. En países como Estados Unidos, expuso que ese sector productivo representa 3 por ciento del PIB, “pero hay economistas tan idiotas que dicen que puede bajarse a cero y no pasaría nada a la economía norteamericana. No entienden que hay de mercancías a mercancías y que los alimentos no son como cualquiera, porque de ellos depende la vida”.
El fin de la ilusión que la democracia y la ilusión son compatibles, la sexta tendencia que anuncia el fin del capitalismo, explica que la democracia contemporánea cuyo antecedente remoto es la democracia ateniense, está asociada históricamente con el capitalismo, desde las monarquías feudales hasta el régimen en su etapa industrial.
En muchos países, no sólo en México, los funcionarios del Poder Ejecutivo y sus congresistas están a las órdenes de las grandes corporaciones, debido a que son ellos quienes financian sus campañas, de manera que el aparato creado para administrar los regímenes democráticos se pone al servicio de los ricos y por lo tanto eso no se define como una democracia.
Es decir, Boltvinik Kalinka señaló que una democracia real debería ser mucho más que el derecho a votar una vez cada cuatro años, ya que, de acuerdo a Stiglitz, “el sistema político cada vez parece más cerca de un dólar-un voto que de una persona-un voto”.
Por último, hay la tendencia de la disminución creciente del poder de los medios de comunicación masivos centralizados, favorables al capitalismo monopolista financiero y el crecimiento acelerado de Internet y las redes sociales que, por su carácter horizontal, pueden ser contra-hegemónicos.
Se refirió también a las aportaciones de Naomi Klein, quien afirma que no se han hecho las cosas necesarias para disminuir la desigualdad, porque entran en conflicto fundamental con el capitalismo desregulado, y “estamos atascados porque las acciones requeridas son muy amenazantes para la élite minoritaria que tiene un dominio completo sobre la economía, el proceso político y los medios de comunicación”.
Comentó además que la autora de La doctrina del shock explica que el motivo por el cual no se ha declarado una crisis ante el cambio climático, es porque la perjudicada sería la élite, pues se tendrían que tomar medidas tales como establecer un plazo de cinco años para dejar de fabricar automóviles que usen gasolina, además de prohibiciones obligatorias que implicarían un capitalismo regulado, lo cual no es posible en un momento en que “vivimos en la edad del capitalismo desregulado”.
