Los pasivos están cobrando facturas. La deuda pública federal llega a la increíble magnitud equivalente a la mitad del PIB. Cifra estratosférica. En el estado de Zacatecas con sus municipios el endeudamiento es ahogante. Rebasa cualquier límite racional. Las necesidades de gasto se fueron cubriendo con préstamos a la banca privada en lugar de atender las soluciones de fondo de la insuficiencia de recursos públicos. Ahora que se anuncia que “ni un peso más de deuda”, son bienvenidas las medidas de recorte en rubros de gasto no productivo que representan un ahorro de 50 millones al año, lo cual evidentemente no resuelve para nada el problema. Eliminan algunos gastos onerosos de la burocracia como uso de celular, viáticos, combustibles y compra de muebles; pero el costo del servicio de la deuda al año son casi 800 millones. Y las necesidades de inversión pública quedan en la incertidumbre. ¿Y las causas reales del exiguo recurso financiero para el gasto? NO se ha dicho nada al respecto. Con eliminar acertadamente algunos abusos, no se recupera el dinero necesario para los usos.
Hay dos factores que explican los reducidos ingresos del Estado: la poca riqueza generada y la mínima capacidad de captación fiscal. Es decir, la solución real del problema es la creación de nueva riqueza y mayor y mejor captación impositiva. Para elevar los ingresos que se usan en salud, educación, seguridad y en la atención de los derechos sociales, se necesita crear riqueza. Y además, mejorar la captación de las contribuciones en las arcas públicas. Ambos aspectos no están debidamente atendidos. La economía está estancada, creciendo por debajo de la inflación de los alimentos, y entre otras cosas por causa de la contención del gasto, la famosa austeridad, que disminuye drásticamente la demanda agregada (el factor del crecimiento). Y la captación continúa centrada en el sector cautivo de la población. Pero falta, como mínimo, ingresar a las bolsas públicas el equivalente de 7 por ciento del PIB; y estos recursos están en los privilegios fiscales. Por ejemplo, la minería está sub-gravada, las herencias están libres, los grandes corporativos siguen evadiendo o eludiendo sus obligaciones fiscales. La reforma del sistema hacendario para cubrir esos grandes huecos se puede hacer en un año, pero el obstáculo es la defensa de los intereses de los poderes fácticos. Y en cuanto al crecimiento económico, mientras no haya cambio del paradigma que guía las decisiones económicas del gobierno, la economía seguirá deprimida.
Sin embargo, no observamos que se anuncien medidas dirigidas a la realidad del problema, sino únicamente paliativos inmediatos, como recortes y ciertas medidas de austeridad. En otras palabras, el problema está ahí en carne viva y no se atiende. Enfrentar la deuda y el déficit financiero requiere claridad y voluntad que sigue ausente. Se apuesta a ‘bajar’ más dinero del presupuesto, pero no hay nada en cuanto a los cálculos del crecimiento de la economía zacatecana y de cuánto dinero puede el gobierno recuperar de ahí. Las estrategias continúan en la superficie de medidas administrativas de buró y no en impulsar un nuevo modelo económico y obviamente tributario.
