Después de la salida del bufón de la actual administración, los hechos delictivos se han sucedido uno tras otro, pero de eso no vamos a hablar porque si ya se fue con su amigo Jesús Murillo Karam, dejando desprotegida una de las áreas más importantes el Gobierno estatal y ahora se encuentra en la Sedatu, dependencia que tiene que ver con la propiedad de la tierra, acá, los zacatecanos y especialmente los ganaderos, lo tendrán en la memoria, porque nunca quiso o nuca pudo enfrentar el grave problema del abigeato.
En las zonas urbanas, también se le habrá de extrañar porque los robos en sus distintas modalidades, siguen y seguirán. Una señora, con tristeza en su rostro y sus palabras, decía hace unos días que allá por El Bordo, comunidad perteneciente al municipio de Guadalupe, le robaron su camioneta a punta de pistola, pero ya en ocasiones anteriores la habían asaltado, señaló que allá por sus rumbos de Dios, la vida es difícil, hay que andarse con cuidado porque no saben ni el día ni la hora en que puedan ser víctimas de los amantes de lo ajeno.
A los ganaderos, los ladrones van a sus terrenos de agostadero y ahí mismo destazan los animales, se llevan la carnita y les dejan los huesos, asaduras y todo aquello que no les sirve, es lamentable lo que sucede en Zacatecas, porque a los que se dedican a la siembra, a la producción de granos, forrajes y frutales, ya no hay quien los defienda. Se llevan los transformadores, los dejan sin la herramienta fundamental para llevar a cabo sus tareas y ahí, aunque no se quisiera pensar, mucho tienen que ver tanto la Secretaría del Campo como la misma delegación de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación.
Este año, difícilmente será bueno, y no tanto porque no hagan acto de presencia las lluvias, sino porque el clima político enrarece en demasía el ambiente y la verdad sea dicha, a los hombres del campo no los dejan trabajar tanto político que en fechas como estas, se la pasan recorriendo municipios y comunidades en busca del sufragio, gastando dinero que para ellos nada vale, pero para quienes viven en la pobreza, en la extrema pobreza, representa una burla.
En fin, que si queremos un México nuevo y diferente, el trabajo para conseguir este objetivo debe de iniciar desde las urnas, depositando el voto por quienes realmente sientan ese deseo y más que deseo, esa obligación natural de buscar soluciones a tantos y tantos problemas que dañan el bienestar social y el desarrollo real y efectivo de un México lleno de recursos, pero carente de servidores públicos y legisladores que en su paso por las Cámaras (alta y baja) sólo han sabido demostrar para qué están hechos.
En otros tiempos y en estas fechas, las actividades en el campo eran diferentes, ya se tenían volteadas las tierras, en algunas superficies ya se había sembrado, porque se aprovechaba la humedad de las primeras lluvias, del año, y ahora, sin recursos, el campesino está a la espera de las dádivas de Gobierno Federal para poder iniciar sus labores. Esos nuevos mecanismos para cosechar el frijol, principalmente el frijol y las políticas de la Secretaría de Hacienda aplicadas a través de las reglas de operación, causan daños severos a la economía rural, no hay precios de garantía y si hay intermediarios, el precio para el que produce el grano, no pasa de los seis pesos.
Y hay quienes tuvieron que vender a un peso con cincuenta centavos, es una barbaridad que se permita este tipo de acciones y reitero lo que ya en ocasiones anteriores he dicho y escrito en este espacio, para que el campo logre ser lo que Enrique Peña Nieto quiere, quienes están al frente de las dependencias del sector, tienen que dejar ya de lado sus afanes protagónicos y aplicar, si las hay, políticas públicas y sociales que enderecen el camino porque de otra manera, todo lo que se dice y se ha dicho y que se dirá en los días de campaña, en eso quedará, en palabrería pura y rascuaches discursos.
Y ahora que ya estamos a unos días de llevar a cabo la celebración del Día Internacional de la Mujer, hasta ahorita no se ha escuchado nada referente a homenajes o reconocimientos a la mujer rural. Es realmente hermoso saber que hay mujeres que desde muy temprana hora ya están al pie del cañón allá en los poblados pequeños, y hay también, es justo reconocer, en la ciudad, madres de familia que desde la noche anterior prepararon una buena parte de las actividades que tienen que desarrollar en las mañanas:
Preparar el lonche para los hijos que se van a la escuela y también preparar el lonche para el marido y para ellas, porque se tienen también que ir a trabajar y todo lo tienen que hacer, unas con sueldos miserables que los estiran lo más que pueden y otras, específicamente las madres de familia campesinas, hacer uso del escaso recurso que les deja a los maridos, la venta del frijol, del maíz, de una o dos gallinitas o un cerdo.
El campo fuera otro, si las patas y manos de la corrupción e impunidad estuvieran bien amarradas o en el último de los casos, si las hubieran cortado a tiempo.
Hasta aquí mi comentario, nos veremos en la próxima entrega. ■
