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viernes, 26 abril, 2024
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La apología del delito desde la oposición y los medios monopólicos

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Leyeron, la semana pasada, mi afirmación de que el modelo neoliberal es el que mejor crea, anida, alimenta y reproduce al crimen organizado. Justo porque es parte de los mecanismos para acumular y concentrar la riqueza en el país imperialista del norte de América. También debió quedar claro que las actividades ilícitas y la corrupción (los delitos que regularmente cometen funcionarios públicos y políticos) forman parte de las actividades del crimen organizado. Junto con el narcotráfico cumplen la misma función económica, solo su ropaje es diferente.

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Es importante tener claro que las relaciones que se tejen entre los involucrados producen una expresión ideológica que refuerza, justifica, encubre y alimenta esos métodos de concentración de capitales. En el caso de los criminales de cuello blanco se manifiesta como discurso político, comúnmente esparcido por los medios monopólicos de la comunicación.

El narcotráfico ocupa de los medios de comunicación y que hagan las veces de voceros los opinólogos y los políticos. Para muy pocos puede ser una novedad saber que el narco necesita de amplia difusión de aquellas acciones que se encaminan a doblegar a la sociedad por la vía de la imposición coercitiva y del pavor.

Hay prácticas criminales que cumplen funciones de recaudación emergente como el secuestro, la extorsión, levantones, desapariciones, domicilios baleados y otras, como los ajustes de cuentas, tortura, colgados, desmembrados, embolsados, etc., son medidas disciplinarias, de sometimiento de personas, familias y pueblos enteros.

Para que el miedo crezca en la población, y ésta termine doblegada, es necesario que se dé la más amplia publicidad. No basta dejar los restos en un lugar público o colgar los cuerpos de un puente, es necesario que se divulgue masivamente, que periodistas, políticos, opinólogos formales y de redes sociales insistan en potenciar la sensación de desamparo institucional, inseguridad y crecimiento de la ola violenta.

Ese triste y lamentable papel cumplen muchos políticos de oposición y monopolios de la comunicación. Cierto, informar verazmente es positivo, ayuda a cobrar conciencia social, conocimiento e induce a participar en la solución del problema. 

No es lo mismo con los actos de infodemia y desinformativos, distorsión, magnificando hechos, descontextualizando, burlándose del trabajo institucional, desmovilizando la participación ciudadana, porque según esa opinión, la seguridad es tarea EXCLUSIVA DEL GOBIERNO dado que PARA ESO PAGAMOS IMPUESTOS.

Los datos arrojan una disminución muy sensible de varios tipos de delitos en el contexto nacional y sólo lo relacionado con el de homicidio registra un descenso de apenas un 10 por ciento. La tendencia de crecimiento se detuvo, ahora se dobla a la baja. 

Que los homicidios disminuyan en proporción inferior coincide con las síntesis de análisis que he venido publicando. Se sostiene que los homicidios tienen que ver con la parte criminal del narcotráfico, el cual tiene estructura internacional. Lucha contra la desarticulación, pues sucumbiría una poderosa economía que opera muchos billones de dólares al año. Por eso tiene operadores por doquier.

Durante el gobierno de Felipe Calderón, y luego con Peña Nieto, se insistió mucho en que los periodistas no hiciéramos “apología del delito”, se vetaron los narcocorridos, se ocultaron y justificar muchos actos criminales, algunos de ellos cometidos por las mismas fuerzas del orden público.

En el caso de Zacatecas, principalmente con Miguel Alejandro Alonso Reyes, del PRI, (ex secretario particular del ex gobernador perredista Ricardo Monreal) se prohibió a los medios masivos y tradicionales de prensa escrita, radio y televisión, las publicaciones sobre hechos de violencia. El argumento fue que eran promotores de una sensación de inseguridad ciudadana que favorecía a los grupos criminales.

Esos mismos políticos que controlaban “voluntariamente” y censuraban nuestras publicaciones, ahora magnifican los hechos. Y eso resulta muy evidente en la mayoría de los monopolios nacionales de la comunicación. 

En ambos casos, esos actores favorecieron la criminalidad organizada. Hoy lo hacen en su esfuerzo político, ideológico, económico y criminal de restaurar el modelo que estaban implementando y antes de la 4t porque eran parte de la criminalidad.

Lo fueron desde el narcotráfico con Genaro García Luna, la Cocoa Calderón Hinojosa (hermana de Felipe Calderón) y muchos que irán saliendo; pero también lo hicieron desde el crimen organizado que representan las actividades ilícitas y de corrupción como las de Ricardo Anaya, Alito Moreno, Cabeza de Vaca y operadores de la comunicación como Loret de Mola, etc.

Si las redes criminales se habían tendido hasta la política y la administración de los tres poderes y niveles de gobierno, era obvio que se ocupaba silencio y discreción periodística

Si el nuevo gobierno trabaja para desarticular esas mafias, lo normal es que ellas busquen la alianza ideológica popular porque en la medida que infundan falsa conciencia y miedo pueden aspirar a someter a los pueblos, regresar al gobierno e ir restaurando el imperio que tuvieron.

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