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jueves, 2 mayo, 2024
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El Santo Oficio Cuatro

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Por: ALBERTO HUERTA* •

La Gualdra 355 / a 50 Años del 2 de Octubre del 68

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En una barca que navegaba por los mares del recuerdo.

Eliseo Alberto

Ya no existen ni misterio ni memoria

ni siquiera olvido.

Miguel Donoso Pareja

Despierto.

Desde la cama alcanzo a ver los mástiles, las velas, los aparejos…

La culpa la tiene el diablo, alguien tiene que pagar los platos rotos… ¿qué no? Los barcos encallaron, se quedaron varados, ni para atrás ni para adelante. Naufragaron. Se volvieron barcos fantasmas que aparecen y desaparecen de improviso. Como un cementerio náutico. Y ahí están. Abandonados. La mano del chamuco, ¿a poco no? Se perdieron las bitácoras del Chalutier, del Breezy en medio de una terrible tormenta tropical. ¿Dónde quedó la tripulación del Flying Lady? ¿Fue atacado por piratas el Miriam? ¿O se convirtió en fantasma y aparece y desaparece? El Sydney y el Alba Mar salieron a faenar y jamás volvieron. ¿Naufragaron o encallaron? ¿Y el Cutty Sark cayó en manos de los filibusteros y la tripulación devorada por los tiburones? El Charles Morgan fue abordado por corsarios. ¿El Sea Gem, que salió a faenar sardinas, el Mayflower y el Américo Vespucio fueron atacados y pasados a cuchillo por Sandokán y Los Tigres de la Malasia? ¿La tripulación del Bounty se amotinó de nueva cuenta? ¿Y el Belem con toda la marinería? ¿Dónde quedaron los náufragos? Ahí está la mano negra del Amigo. ¿Se formó un nuevo triángulo en donde desaparecen las embarcaciones? Los barcos pesqueros, pequeños, con tripulaciones vociferantes, pero alegres, bebedoras de ron y de cerveza. Los naufragios son un presagio. Una premonición. ¿De qué? Más de sesenta días con sus noches en blanco. Dándole cara al insomnio. La marinería embrujada con el canto de las sirenas. La culpa la tiene Satanás, el demonio, cómo no, existen pruebas fehacientes y concretas que lo prueban, ¿qué no? No le demos tantas vueltas, la mano que orquestó todo este desorden fue obra del mismito Mefistófeles y asociados. No, no, no, me vaya a salir con que es obra de las extraterrestres. ¿Que a dónde fueron a parar? ¡Al diablo!

Dos gallinas amarillas, panzonas, me miran con ojos redondos y saltones. ¡Bendito sea Dios!

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