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viernes, 26 abril, 2024
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Editorial Gualdreño 549

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

Raquel Bárcena Molina recibió la presea Gachita Amador en Zacatecas el vienes 28 de octubre en el Teatro Fernando Calderón. El Festival de Arte Infantil que lleva el nombre de Graciela -Gachita- dedicó esta edición a Mireya Cueto y en este marco fue entregada la más alta distinción a otra mujer que ha dedicado su vida a la educación y al arte enfocado a las infancias. El nombre, la obra y la presencia poética de tres mujeres destacadísimas por su labor realizada en torno al teatro infantil, a los títeres y a la sensibilización artística con impacto social, convergieron este 2022 en el Fandango que todo un equipo orquestado desde hace años por Martín Letechipía Alvarado nos da la posibilidad de ver hermosos espectáculos dedicados a los niños y a las niñas, pero que disfrutamos enormemente los adultos también.

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La presencia de Raquel en Zacatecas fue luminosa, sobre todo en estos días en los que nos cuestionamos el qué debemos hacer como ciudadanos para frenar los procesos de violencia, cuando el desánimo por momentos llega al enterarnos de noticias escabrosas como las relacionadas con un perro en Monte Escobedo, o con la participación de niños de una secundaria en Valparaíso que juegan a filmar una historia de sicarios para luego subirla a las redes. Fue luminosa porque ella no pierde el ánimo ni la confianza en que el arte puede sanar, amainar la violencia, impactar positivamente en las infancias, porque sobre todo a cierta edad “son como pequeñas esponjas que todo lo absorben” -lo bueno y lo malo-, por lo que tenemos que procurar que nuestros esfuerzos cotidianos estén orientados a que a edad temprana, ellos y ellas tengan también impactos que les alegren el alma.

“Soy de la idea”, dice Raquel, “que todos los días debemos preguntarnos ¿qué hice hoy para mejorar mi entorno? Algo debo hacer, por más pequeño que sea, para darle la posibilidad a un niño de que sea más feliz; y no necesita ser alguien cercano, puede ser alguien a quien nos topemos en el camino… a veces solo sonreírles y saludarles puede hacer la diferencia”, lo afirma convencida porque más de 50 años ha estado dedicada a la labor de educar y hacer sonreír a los niños.

Raquel Bárcena es “maestra en educación preescolar por la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños, Licenciada en Educación Preescolar por la UPN y ha realizado diversos cursos de especialización en Artes Escénicas en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM y en el Teatro San Martín, de Buenos Aires; ha trabajado en series de televisión y radio infantil y ha participado como fundadora y directora del taller de teatro y literatura infantil de la SEP. Fue fundadora y directora del Museo Nacional del Títere en Huamantla, ha sido docente en las áreas de expresión y apreciación artística en el Centro de Actualización del Magisterio del Estado de México y ha sido integrante del Departamento de Educación Preescolar de la Dirección de Normatividad para la Educación Básica de la SEP y fue directora de la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños”.[i]

Su contacto con el teatro de marionetas y artes escénicas se remonta a la década de los años 70, y desde entonces sabe que lo que los niños vean, escuchen y experimenten será determinante para la construcción de su felicidad. “Hay que llevar el arte a los niños; hay quienes no tendrán la posibilidad, por vivir en comunidades alejadas, de ir a un museo, al teatro, de escuchar un concierto… entonces hay que ser creativos y llevar a las escuelas el teatro, un títere que les hable y les reafirme lo bella que es la vida, la reproducción de una obra de arte, contarles las historias que puede generar un instrumento musical. Pero también hay niños que pueden venir al Museo Rafael Coronel, hay que decirles estos títeres son tuyos, ahora vamos a hacer un dibujo, contar una historia, en fin… y se van. Tú puedes decir, a lo mejor llega a su casa y se encuentra con violencia nuevamente, pero lo que vio el niño en el museo lo interioriza, lo procesa, lo elabora, lo resignifica, y ya se quedó en su subconsciente como un elemento de impulso para la resiliencia, funciona como una vacuna”.

Hay que partir de un principio de realidad, los recursos para cultura nunca serán suficientes, pero, como dice ella, y con esto me quedo, hay que empezar aprovechando lo que sí tenemos. Muchas felicidades nuevamente, Raquel. Gracias por tus enseñanzas.

Que disfrute su lectura.

 

Jánea Estrada Lazarín

[email protected]

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_549

 

[i] http://www.waece.org/textosmorelia/ponencias/biosponentes/biobarcena.htm

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