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viernes, 26 abril, 2024
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“El arte es lo único que nos podría volver a constituir como humanos”: Emmanuel Márquez

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ El Estado debe encargarse de invertir dinero en instrumentos musicales y no en armas, expone

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La guerra que se vive actualmente en México contra el narcotráfico podría ser solucionada a través de la cultura, pues se ha comprobado que comprar más armas no abona a que exista paz y armonía entre mexicanos. Sin embargo, sí es un hecho que al ofrecer opciones de cultura a niños y jóvenes, éstos evitarán delinquir, expuso el actor y director de teatro Emmanuel Márquez Peralta, quien desde hace 14 años participa en las visitas guiadas en el Museo de Guadalupe dentro del Festival Barroco.

“A mí el teatro me salvó de ser narcotraficante o asesino; es la vida misma y una tribuna libre en donde la gente se puede expresar. En estos momentos de crisis que vivimos en México, el arte es lo único que nos puede volver a constituir como humanos, y el estado debe encargarse de invertir dinero en instrumentos musicales más que en armas, porque eso no funcionó, pero si se los das a jóvenes en barrios bajos dará mejores resultados que amenazarlos con una pistola”, dijo el actor.

El artista, quien nació en Acapulco, Guerrero, hace 53 años, y quien toda su vida ha radicado en el Distrito Federal, inició su carrera teatral en la preparatoria, aunque tuvo la oportunidad de ser asistente de dirección de ópera en la universidad.

El año de 1985 conformó un grupo de actores, quienes tuvieron que trasladarse a la ciudad de Pachuca, Hidalgo, debido al sismo que ocurrió ese año y que cobró cientos de vidas; ahí radicó por espacio de 7 años.

En esa época, Emmanuel decide dirigir teatro y descubrió su fascinación de los títeres gracias al trabajo que hizo con Hugo Hiriartt. Entonces se presentó la oportunidad de trabajar en el Museo Nacional de Culturas Populares, dirigido en ese tiempo por Guillermo Bonfil Batalla.

Con ello experimenta la posibilidad de trabajar para fomentar el acercamiento de niños jóvenes y adultos a los museos y comienza a elaborar montajes musicales con títeres y posteriormente lleva esto al Museo de San Carlos, comenzando las visitas guiadas a través de un personaje que lleva a la gente por la exposición de una forma divertida. Así se inició también en la museografía.

Explica que el títere es el primer juego de la infancia por excelencia, que se reconoce y que tiene credibilidad, además de que brinda posibilidades de creación plástica y pueden construirse marionetas gigantes, que no necesariamente son hechos de guiñol, dando miles de posibilidades expresivas.

El actor expone que esta alternativa logra desacralizar los espacios como los museos, pues quienes asisten deben desarrollar su sensibilidad a través del humor y cercanía que ofrece el teatro a los observadores.

“Lo que sucede en Guadalupe es un ejemplo porque la gente viene a conocer al nuevo personaje que hará el recorrido y es un lazo que tiende el teatro a la plástica, y funciona. En una ocasión, durante una reunión de guías, una muchacha dijo que se había interesado por el arte a partir de una visita a un museo en donde me vio personificado de Carlos IV, lo cual había ocurrido 10 años atrás”, recuerda.

Emmanuel Márquez ha encarnado personajes como un huichol que se convierte en fraile franciscano, a un personaje anónimo, a Don Juan Tenorio, al poeta jerezano Ramón López Velarde, un minero, Mefistófeles, entre otros, los cuales nacen dependiendo del tema de las exposiciones.

Además, ha tenido la oportunidad de mostrar sus trabajos como director y actor de teatro, y en años anteriores, dentro del Festival Barroco, ha exhibido montajes como La pequeña Mozart y Fausto.

Dentro de su trayectoria de actor, recuerda: “En una ocasión, a lo largo de una función que presenté en Zacatecas, un niño llegó tarde a la presentación y otro compañero le comentó que ya se la había perdido, y que era lamentable porque era como el cine pero de a de veras”.

Para él, el teatro tiene magia. Hay algo que ocurre entre público y actor; la magia consiste en que cada función, cada acto es irrepetible y no volverá a ocurrir; en escena pueden ocurrir miles de cosas que hacen que cada espectáculo no sea igual.

 

 

Señala que el teatro, a pesar de las nuevas tecnologías, nunca desaparecerá, pues es un espacio de expresión que puede cambiar la vida de los demás si llega a tener un impacto con su mensaje.

Emanuel comparte que las ciudades de Zacatecas y Guadalupe son un referente en su carrera debido a los festivales y eventos a los que ha sido invitado tanto en el teatro Calderón como en el Museo de Guadalupe y consideró que el Festival Barroco es un referente de cómo se puede organizar un gran evento de calidad con poco presupuesto.

“Me siento orgulloso de estar en este festival, pues he visto como se ha mejorado este espacio y se ha dignificado, por lo que es un ejemplo para muchos estados. Somos poseedores de una cultura extraordinaria y tenemos que volver a nuestras raíces, porque eso es lo que nos va a salvar y no el discurso del presidente Enrique Peña Nieto en la ONU”, dice el actor.

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