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jueves, 2 mayo, 2024
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Los resultados del 24M en España: una revolución democrática en curso Primera parte

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Por: RICARDO BERMEO •

Me gustaría partir de la dificultad que se me presenta a la hora de “interpretar” los resultados del 24M (fecha de las elecciones municipales y autonómicas en España), dificultad quizás ligada, a  la composición de mi/nuestro imaginario político democrático, donde predomina una perspectiva estadocéntrica, que debe ser elucidada críticamente; lo que bien entendido nos implica -directamente- en una tarea política colectiva,  de reflexión y debate,  donde nos sea posible contrastar los diversos enfoques teóricos y el modo en que son capaces de dar cuenta y razón del acontecimiento español, (y  griego, para mencionar otro referente europeo crucial), desde  nuestro singular “conocimiento situado”  elaborado desde Zacatecas. Con la mira de contribuir a construir,  de cara a las elecciones municipalista -y estatales- del 2016,  una reflexión -y unas prácticas- políticas propias, considerando de paso los resultados de las intermedias que el próximo domingo se realizarán en éste y otros estados del país.

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Lo primero que habría que señalar, es que no es una victoria de “Podemos”, sino de las candidaturas ciudadanas, que como en Barcelona en Común, Ahora Madrid, A Coruña, que, entre otras victorias electorales, han dibujado  un complejo mosaico  municipal  en el Reino de España, que parece apuntar hacia el inicio del fin del régimen postfranquista, caracterizado por un inamovible bipartidismo –Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español-  y de sus adláteres nacionalistas, partidos políticos responsables de una corrupción estructural,  junto al auge y caída de la “economía del ladrillazo”,  y a la profundización de la grave crisis económica que padece el país, al aceptar  aplicar las políticas de austeridad impuestas por el neoliberalismo  de la UE y del FMI, que dicta las políticas económicas impuestas por las elites financieras.

Se ha interpretado esos resultados, como una poderosa llamada de atención, para que la nueva formación política, y, especialmente,  el grupo que hegemoniza su dirección encabezada por Pablo Iglesias, modifiquen su estrategia de manera profunda, si no quieren repetir los   resultados (por debajo de las expectativas generadas)  que obtuvieron –también- el mismo 24M  en las elecciones autonómicas, donde Podemos se lanzó por su propia cuenta a la contienda electoral,  a diferencia de su decisión -tardía y con diversas complicaciones-  de sumarse a las plataformas, conformadas por  alianzas, que a nivel municipal, se tejieron entre múltiples actores, a los que terminaría por sumarse Podemos.  Buscando  hegemonizar  en las municipales,  sin ser un escenario que hubieran privilegiado. Los resultados han terminado favoreciéndoles, mostrando  la ruta a seguir.

Es notable él contraste.  Mientras que en las elecciones autonómicas, (que se corresponden con las de cada entidad federativa en México, denominadas allá como “comunidades autonómicas”),  Podemos obtuvo un resultado que en promedio representó el 14% de la votación, muy lejos de las expectativas generadas apenas hace cinco meses, cuando  los sondeos le situaban entre las fuerzas políticas con más altos porcentajes en cuanto a preferencias electorales, al grado de que se perfilaba el triunfo de Podemos, aupando a Pablo Iglesias, al frente del gobierno español, logró como es sabido,  no por cuenta propia,  sino gracias a las potentes “iniciativas desde abajo” que en diversos lugares lograron traducir en votos los procesos de subjetivación propios de la radicalización democrática, construida por  la misma “sociedad en movimiento”  desde antes del 2011, con el 15M –los “indignados”-   y hasta la fecha, si bien con un declive de las movilizaciones que fue leído como un creciente desencanto ante las enormes dificultades  para imponer -desde la calle- un alto a las políticas de austeridad, privatizaciones, recortes de los gastos sociales, desempleo, etc.,   cerrazón institucional del régimen (el  llamado “techo de cristal”),   contra la que se estrellaban las movilizaciones ciudadanas (con la excepción de algunas importantes victorias parciales).

En las plataformas ciudadanas se conjugaban las ideas-fuerza y las prácticas políticas democráticas, horizontalidad,  intervención sobre el territorio, toma de decisiones por consenso, autogobierno, autonomía, etc. En ellas los partidos se disuelven en un proceso participativo más amplio. Sus objetivos y formas de acción, se sintetizaban mediante él…“mandar obedeciendo”, o cómo…“gobernar obedeciendo a los ciudadanos”.

Los retos “municipalistas” son enormes, las plataformas que obtuvieron la victoria y gobernarán en sus respectivos territorios, las dos principales metrópolis de España, junto a otras. En todas ellas, enfrentaron -ya- en las campañas electorales, y con mayor fuerza a partir del 24M,  un ataque que va en crescendo por parte de las elites económico-políticas españolas -y europeas-  que ven amenazados sus privilegios,  ante el posible  empoderamiento de una mayoría social que busca  devolver a los ciudadanos el control de sus vidas.

¿Se impondrá la mirada estadocéntrica?… ¿Qué tipo de análisis comparativo podríamos ir tejiendo?

En lugar de concluir…compartiré una respuesta de Carmen desde Barcelona:

“A pesar de la buena noticia, nosotros seguimos con cautela, esperanza, y  por conseguir espacios de autogestión vecinal”. ■

 

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