Ha concluido el paso por esta vida terrenal de un hombre de carácter que supo asumir compromisos, adoptar y confirmar posturas, señalar derroteros, describir y modificar la realidad política, educativa, cultural y social del entorno en que se desarrolló.
Cursó la escuela primaria en la Escuela Severo Cosío de la ciudad de Guadalupe, la secundaria, preparatoria y profesional en el Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas, en donde presentó su examen profesional. Abogado de profesión, comenzó como juez de primera instancia, litigante de próspero bufete, profesor universitario en los tiempos en que la docencia se ejercía por vocación y con amplio sentido de la solidaridad y la reciprocidad.
Secretario General de la Universidad Autónoma de Zacatecas y Rector de nuestra Alma Mater en dos periodos, Procurador General de Justicia del Estado de Zacatecas, diputado local en la Quincuagésima Segunda Legislatura del Estado; presidente municipal de la ciudad de Zacatecas en dos periodos no consecutivos, y presidente de la Sociedad de Amigos del Convento de Guadalupe.
Ha destacado en todos los campos en que incursionó, pero indudablemente en el que cumplió un papel sobresaliente fue en el de Rector de la UAZ, universitario excepcional, personaje sobresaliente en la vida de la Universidad.
Uno de los principales méritos del rector Díaz Casas fue el de haberle dado continuidad a la política de puertas abiertas iniciada por el rector Magdaleno Varela Luján, empero entre sus principales logros destacan los siguientes: en su gestión la matrícula experimentó una expansión de gran magnitud, sin precedentes, las plantas física y administrativa crecieron mucho más que en los 150 años que precedieron a la fundación de la institución, se crearon nuevas dependencias y se consolidó la vida académica universitaria.
En el discurso que pronunció en su toma de protesta como rector, hizo suyas las conclusiones de Primer Simposium de Reforma Universitaria de 1971, con todo lo que esto implica.
Sin embargo, cuando hablamos de Días Casas, nos estamos refiriendo al rector del 77 por antonomasia, por la congruencia y valentía con la que defendió la autonomía universitaria. Su opuso al autoritarismo irracional y a los excesos gubernamentales en contra de nuestra institución y de los universitarios, jugándose el todo por el todo para que prevalecieran las libertades democráticas.
Fue víctima del hostigamiento del gobierno del general Fernando Pámanes Escobedo, el cual a través de la manipulación de los medios de comunicación y en contubernio con los factores locales de poder -una oligarquía parasitaria, rentista, latifundistas improductivos- provocaron su renuncia a la rectoría. El pase automático a la Escuela de Medicina fue el pretexto, querían acabar con la orientación adoptada por la institución de ser una universidad democrática, crítica, científica y popular.
Los trabajadores administrativos y de intendencia encabezados por su secretaria general María de la Luz Padilla, fueron los primeros en dar la cara: “La defensa del Rector constituye la defensa de la Universidad”, publicaron en los medios de comunicación local seguido de una contundente movilización, en la que también participaron una gran cantidad de maestros y, desde luego, todos los estudiantes, cuyo movimiento se encontraba en auge y beligerante, miles de campesinos, de las organizaciones progresistas de todo el estado, movimientos de colonos y los sectores más lúcidos de la población.
La capacidad de Díaz Casas para resistir los embates de las estructuras gubernamentales y mantener la defensa de los principios universitarios fue encomiable. La grandeza de la UAZ, hoy en día, se debe al trabajo de muchas generaciones y al liderazgo de distinguidos universitarios entre los que descuella Jesús Manuel Días Casas.
En la historia de nuestra institución contados rectores se han colocado a la altura del acontecimiento social y político que ha vivido nuestro Estado y en particular nuestra máxima casa de estudios. Uno de ellos es Jesús Manuel Días Casas. En el transcurso de los acontecimientos que vivimos los universitarios zacatecanos durante el movimiento de 1977 se supo colocar en primera línea en la defensa de la autonomía, de la comunidad universitaria zacatecana y de los principios democráticos plasmados en ella.
Muchas de las libertades que de la hoy gozamos se consolidaron en el Rectorado de Díaz Casas, su capacidad para resistir los embates gubernamentales y para mantener la defensa de los principios universitarios, la proclamación del diálogo como vía para la solución de problemas el rechazo a la violencia y el valor de la discrepancia como motor de la universidad, así como su compromiso con la juventud y con la educación y los logros de su rectoría en materia académica.
La mejor manera de honrar la memoria del licenciado Jesús Manuel Díaz Casas es que asumamos con determinación los compromisos, echemos por delante las convicciones y saber decir, no a la simulación. Hay que saber construir respuestas y despertar certezas. Con el ejemplo, con la congruencia, con esa voluntad inquebrantable al servicio de las causas en las que uno cree.