El pasado 22 de junio realizamos, a través de la plataforma de Zoom, un primer encuentro virtual, con el título de esta colaboración, de manera resumida, y con algunas correcciones que la premura me impidió, les comparto en esta segunda entrega a los lectores de La Jornada….
“Aprovechando esta ágora virtual, estamos seguros de que coincidimos en advertir la gravedad de la emergencia nacional, tanto en términos de lo que se ha señalado como Crisis de los Derechos Humanos en México, (basta pensar en los familiares de las más de 100 mil personas desaparecidas, y en las decenas de miles de homicidios dolosos), estadísticas que evidencian una situación cuya gravedad nos desborda. Un diagnóstico similar se aplica, si se analizan los indicadores en torno a la corrupción y la impunidad. Sabemos que a pesar de todos los ingentes esfuerzos que se realizan desde la perspectiva del combate a la corrupción y la impunidad, ambos flagelos no solo persisten, entran en sinergia, “mutan”; los actores que las generan adquieren, operando mediante redes de corrupción, capacidades de control y dominación que han llevado a investigadores de estos temas, como a Luis Daniel Vázquez, a articular los estudios sobre la captura del Estado, vinculándolos con los estudios desarrollados en torno a las redes de macrocriminalidad y con las violaciones a los derechos humanos.
Si nos interesa realizar avances efectivos y substanciales con la implementación de las políticas públicas en materia de anticorrupción, es obligado plantearnos en toda su complejidad esta problemática, reconociendo la magnitud y profundidad, -las causas y consecuencias- de la corrupción y la impunidad, así como los modos en que estos flagelos impactan produciendo un espectro de graves violaciones a los derechos humanos. A ese cruce de agendas es a lo que hemos considerado como Comité de Participación Ciudadana (CPC), como parte del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA-ZAC), dedicar este primer encuentro virtual.
Tenemos ahora un Gobierno Federal y un Gobierno Estatal que han situado el combate a la corrupción y la impunidad como componentes centrales de sus políticas, nos corresponde como ciudadanos “tomarles la palabra”, y contribuir a hacer efectivo el cumplimiento de esos compromisos.
Agradecía a quienes participamos convocando este Encuentro: CPC de Zacatecas y CPC de Quintana Roo, a los titulares de las instituciones del Sistema Estatal Anticorrupción, a la CDHEZ, al Consejo Ciudadano de Búsqueda, y terminaba agradeciendo al Dr. José Roldán Xopa, Investigador del CIDE, y eminente jurista, por exponer el tema… “El derecho a vivir una vida libre de corrupción” y al Mtro. Alán García Campos, Coordinador de la Unidad de Graves Violaciones a los Derechos Humanos de la ONU-DH, por la exposición del tema… “La importancia del combate a la corrupción para garantizar los Derechos Humanos” (les compartiremos el link al video).
Y continuando con la lectura del texto, señalaba… “En este evento participa el Consejo Ciudadano del Mecanismo Estatal de Búsqueda, conformado por familiares de los colectivos, OSCs, y profesionistas, aprovechamos para señalar la necesidad de apoyo gubernamental que requieren con urgencia. Nos parece que el movimiento que han desarrollado a nivel nacional y estatal, es una lección de humanidad, de coraje y de lucha por la verdad y la justicia, junto a otros actores y procesos donde la participación ciudadana se ha destacado, como es el caso -también- de la agenda contra la corrupción, -entre otros movimientos y procesos igualmente relevantes-, ambos son ejemplos fundamentales, que nos señalan la crucial importancia del compromiso para continuar haciendo efectivos nuestros esfuerzos, por cruzar las agendas entre el combate a la corrupción y la impunidad y la protección y defensa de los derechos humanos. Cometeríamos un grave error de juicio si esos problemas los consideráramos como separados, pertenecientes a compartimientos sin conexión entre sí.
Necesitamos pensar en lo que apunta L. D. Vázquez cuando escribe que la captura del Estado se puede revertir; y que, para descapturar el Estado necesitamos apoyarnos en las partes “sanas” del mismo, y agregaría, requerimos avanzar articulando a esas partes “sanas” los ingentes esfuerzos que, desde una ciudadanía crítica y propositiva, se van tejiendo. Junto con estas dos ideas-fuerza, subrayaría, que las redes de corrupción se deben combatir a través de “redes anticorrupción”, complejas, multiactorales, donde es fundamental generarlas manteniendo de modo persistente su autonomía ciudadana -material, discursiva, política-, ligando su objeto, el combate a la corrupción a un horizonte de acción transformativa de más profundo calado.
Si no luchamos por crear ese horizonte transformativo, desembocaremos en un futuro aún más sombrío, que el de esta -ya- distópica realidad. Sabemos que podemos -y queremos- vivir juntos en un mundo más justo, pero eso depende enteramente de nuestras acciones [o bien, la ruina definitiva de este anhelo, de nuestras omisiones]. Del compromiso y del ejemplo que seamos capaces de manifestar ahora, dependerá que no robemos el “derecho a tener derechos” a los desheredados -hoy- de la justicia, ni que atrozmente se los continuemos arrebatando a las generaciones que nos siguen. Solo tiene sentido luchar para que esa posibilidad el “derecho a tener derechos” siga siendo una realización que se mantenga abierta para quienes ahora la requieren con urgencia absoluta, y, también, para dejarles ese horizonte de acción, como legado efectivo-, y no como amasijo de palabras podridas, de mentiras verdaderas convertidas por negligencia social-histórica nuestra, en el más ácido y amargo reclamo que seamos capaces de anticipar”.
