26.9 C
Zacatecas
jueves, 2 mayo, 2024
spot_img

El Saber, el Biopoder y la Violencia de Género

Más Leídas

- Publicidad -

Por: La Jornada Zacatecas •

El saber es producto del poder. Pero el saber no es el conocimiento que se adquiere por métodos de la razón analítica, sino lo que sabemos sin esfuerzo y adquirimos en el puro acto de vivir. Las solas vivencias se construyen de saberes que le dan significado a todo lo que hacemos. Si decimos que “el padre manda y la esposa obedece”, o “el rol de la mujer es el hogar”, o “las jerarquías sociales son necesarias”, y así: los juicios que se convierten en guías cotidianas de nuestra vida diaria y los percibimos como algo obvio, son justamente el “saber”. Y ese saber se constituye desde las relaciones de poder. Y el poder que controla, orienta y estructura la vida de todos nosotros es el llamado “biopoder”. No un poder desde el Estado, sino el que se ejerce a través de los saberes y le da cierta forma a nuestra vida diaria. “Bios” es la vida que conforma nuestras biografías.

- Publicidad -

Pues bien, los saberes que regulan la relación entre los géneros no sólo son producto de fuerzas injustas, además producen cotidianamente violencia explícita. Si la población cree que “es natural que la mujer es la que cuida a los hijos”, y alguna vez algunas mujeres desean otras dinámicas de vida, se hacen objeto de violencia de aquellos que tienen la expectativa “normal”, porque piensan que la razón les asiste al reclamar a dichas mujeres que “cumplan con su deber”. Y lo más interesante del caso, es que buena parte de las propias mujeres poseen esos saberes que componen la normalidad, y en consecuencia los reproducen. Es habitual el ejemplo de las abuelas que dan consejos a las nietas en el sentido de que sean buenas, obedezcan en todo a sus maridos y no los provoquen. Es la reproducción biopolítica de la relación entre los géneros. Como los hay también que replican a través de las generaciones las relaciones entre razas, etnias, clases sociales o segmentos laborales (observen la relación de los ‘doctores’ en la academia).

La violencia explícita, esa que se sufre por golpes, ataduras, agresión, desprecio o exclusión, es una consecuencia de una forma previa de poder que construye saberes injustos. Los saberes son injustos cuando la forma de reconocimiento (como los de patrón-obrero, o esposo-mujer) no son realmente-reales. Por ejemplo, unas personas se reconocían como inferiores y pensaban que eran naturalmente esclavos, y no era real: la realidad es que somos iguales. Y la realidad es que somos libres, aun cuando existan formas de reconocimiento social que hacen que nos asumamos como otra cosa. Esa es la radicalidad: la raíz de nuestra realidad. En ese sentido, las mujeres son iguales a los hombres y son tan libres como estos últimos. Y todos los saberes cotidianos que pretendan avalar lo contrario, aun cuando vengan de curas ignorantes o políticos perversos, son fuentes de la maldad que, al ser tal, producirán sufrimiento y violencia en las relaciones humanas. Y hasta que se reconozca socialmente lo que es en realidad, hasta ese momento la violencia dejará de gobernar las relaciones entre las personas. Y a ese momento de reconocimiento radical de la realidad humana, se le llama “socialismo”.

 

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -